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EL EJERCITO DEL NORTE. SEGUNDA CAMPAÑA (1812-1813)
El gravísimo contraste sufrido en Huaqui y la larga y penosa retirada, habían convertido al Ejército del Norte (ver El Ejército del Norte, Primera Campaña), en una masa carente de cohesión y su moral y espíritu de combate eran muy bajos.
Reuniendo dispersos y remisos, sólo se logró recuperar unos 1.500 hombres, la mayoría de los cuales estaban enfermos o heridos y el armamento que disponían sólo alcanzaba para la mitad de ellos.
Su nuevo jefe, el General MANUEL BELGRANO, tuvo que realizar grandes esfuerzos para revertir esta situación. Y para ganar tiempo y espacio para sus futuras operaciones, aprovechando una inexplicable inactividad de los realistas, resolvió dirigirse a Jujuy para, según sus palabras, «siquiera para detener Ios progresos de aquellos, sobre los afligidos pueblos que imploraban la protección del gobierno”.
Llegó a esa ciudad el 19 de mayo de 1812 con la intención era apoyar la rebelión que se había producido en Cochabamba contra los realistas y disputar a éstos el terreno, mientras continuaba la reorganización e instrucción de sus fuerzas.
La sublevación que el 14 de noviembre de 1810, se había producido en Cochabamba, aún no se había terminado de resolver y GOYENECHE, sin aceptar los términos del acuerdo que proponía su Gobernador JOAQUÍN MARIANO DE ANTEZANA, decidió concurrir con parte de sus tropas a tomar la ciudad, mientras dejaba al resto de ellas, para que al mando del General PÍO TRISTÁN se dirigieran a Jujuy para atacar a los patriotas.
Fue éste otro episodio que avergüenza la historia de este personaje. Los hombres a su mando entraron a degüello a la ciudad y la saquearon.
Combate de Las Piedras (03/09/1812)
Por disposición del Primer Triunvirato, el 23 de agosto de 1812, BELGRANO retrocedió con sus tropas desde Jujuy hasta Tucumán, luego de ordenar una acción retardatoria que se conoce como el “éxodo jujeño”.
A fines de agosto de 1812, un destacamento realista compuesto por 600 hombres al mando de los coroneles LLANO y HUICI, desprendido de las fuerzas que comandaba el General TRISTÁN, alcanza a la retaguardo del Ejército patriota al mando de DÍAZ VÉLEZ y obliga a su dispersión. BELGRANO entonces, detiene su marcha y despliega sus fuerzas a orillas del río Las Piedras.
El 3 de setiembre de 1812, detenidos los realistas en su avance por el fuego de artillería, los patriotas se lanzaron al ataque en tres columnas contra el frente y ambas alas del enemigo con tal ímpetu, que rápidamente lograron romper sus líneas, obligándolos a una fuga desordenada.
Reconfortadas sus tropas por este triunfo, BELGRANO continúa su marcha hacia Tucumán, pero en el trayecto, recibió la orden de continuar su retirada hasta la provincia de Córdoba.
El 13 de setiembre de 1812, BELGRANO llega con sus tropas a Tucumán y contrariando las órdenes recibidas de continuar la marcha hacia Córdoba, resuelve detenerse allí. Estimando que las condiciones ahora le eran favorables, decide dar por terminada la retirada, esperar al enemigo fuera de la ciudad y atacarlo cuando haya llegado a la zona, que habiendo estudiado muy bien, consideraba propicia para ello.
Batalla de Tucumán (24/09/1812)
El 24 de setiembre de 1812 ambas fuerzas, luego de realizar numerosos movimientos para confundirse mutuamente y para buscar la mejor posición para sus efectivos de infantería y artillería, tomaron contacto y allí libraron la Batalla de Tucumán que finalizó con una gran triunfo de las armas patriotas (ver Batalla de Tucumán).
Después de la victoria, BELGRANO permanece en Tucumán, recuperando a sus heridos y recomponiendo su material, hasta que el 12 de enero de 1813, inicia la marcha hacia la ciudad de Salta. Llegado con su Ejército al río Pasaje, el 13 de febrero de ese año, hace que su tropa le preste juramento a la Asamblea General Constituyente y dispone que la Bandera que izara por primera vez el 27 de febrero de 1812 en Rosario, presida el acto..
Batalla de Salta (20 de febrero de 1813
Mientras tanto, PÍO TRISTÁN que ya había llegado.a Salta y recibido algunos refuerzos, permanecía ajeno al avance de BELGRANO, pensando que la estación de las lluvias y lo penoso del camino, retrasarían su llegada, “si es que se atreven a venir”.
Pero la presencia de una avanzada patriota que sus vigías establecidos en Cobos, 20 leguas al sur de Salta, detectaron, le mostró lo contrario. Decidido a detenerlos dispuso sus fuerzas en proximidades de los portezuelos al Sudeste de la ciudad, cerrando un desfiladero por donde pasaba el camino que suponía utilizaría el adversario.
BELGRANO desbarata la maniobra e inflige a las fuerzas realistas una aplastante derrota (ver Batalla de Salta). Firma un armisticio con GOYENECHE y deja en libertad a sus vencidos, luego de hacerles jurar que no volverán a empuñar las armas contra las Provincias Unidas, más allá del río Desaguadero (límite sur del virreinato del Perú).
El virrey del Perú desaprobó la capitulacion de PÍO TRISTÁN y el armisticio firmado por GOYENECHE con BELGRANO, destituyó a GOYENECHE y nombró en su reemplazo al Brigadier JOAQUÍN DE LA PEZUELA, quien rápidamente trasladó a su tropa desde Oruro hasta Ancacato.
BELGRANO por su parte, permaneció en Salta reorganizando sus fuerzas y a mediados de abril de 1813, se dirigió hacia Potosí, donde llegó el 21 de junio.
Su plan era marchar desde allí, en busca del enemigo con el grueso de su ejército, (unos 3.600 hombres), recibiendo en el camino el refuerzo de 1.200 hombres que el Coronel CORNELIO ZELAYA debía reclutar en Cochabamba y unos 2.000 indígenas que le aportaría el coronel indio BALTASAR CÁRDENAS y sublevando las poblaciones contra España a su paso.
Batalla de Vilcapugio (01/10/1813)
El 27 de setiembre los patriotas alcanzaron la Pampa de Vilcapugio donde se detuvieron a la espera de los refuerzos que traían ZELAYA y CÁRDENAS y los realistas se situaron a unos 30 kilómetros al oeste de Vilcapugio, en un paraje llamado Condo Condo.
Desde allí, un destacamento al mando del Comandante CASTRO interceptó el paso de los 2.000 indígenas que traía el Coronel CÁRDENAS y lo atacó en Ancacato, logrando dispersarlo luego de un breve combate.
Por documentos hallados entre las pertenencias del Coronel CÁRDENAS, el comandante realista se enteró que BELGRANO esperaba los refuerzos que le traía ZELAYA y entonces decidió atacarlo, antes de que éstos llegaran.
En la madrugada del 1º de octubre de 1813 (imagen), el ejército realista apareció sorpresivamente sobre las serranía de Condo Condo e inició el descenso hacia la pampa de Vilcapugio, en momento en que los patriotas se encontraban en sus carpas durmiendo y luego de un combate con alternativas cambiantes, las fuerzas patriotas fueron vencidas y dispersadas (ver Batalla de Vilcapugio).
Batalla de Ayohuma (09/10/1813)
Resuelto a no aceptar esta derrota como definitiva, BELGRANO marchó desde Macha hasta la pampa de Ayohuma y llegó allí el 9 de octubre de 1813, donde dispuso sus tropas la espera del enemigo, que sabía estaba por llegar.
PEZUELA, que había avanzado en persecución de los patriotas, el 13 de ese mes, llegó a los altos de Taquirí, un punto dominante de esos territorios y el 14 descendieron hacia el llano y atacaron las posiciones de los patriotas y luego de tres horas de lucha, quedaban solamente 400 de los hombres de BELGRANO en pie, alrrededor de su General (ver Batalla de Ayohuma).
Los realistas, habiendo perdido 500 hombres en el combate, se conformaron con la victoria y no persiguieron a sus vencidos. Éstos se dirigieron a Potosí y desde allí a Tucumán, donde el 30 de enero de 1814, entregó el mando al coronel JOSÉ DE SAN MARTÍN, dando fin a la Segunda Campaña del Ejército Auxiliar del Norte.
Consecuencias de la segunda Campaña al Alto Perú
Puede decirse que la victoria obtenida en Tucumán salvó el destino de la Revolución de Mayo. A excepción del Ejército de Norte, no se contaba con otras fuerzas capaces de detener el avance de los realistas desde el Noroeste, que de no ser por éste, podría haber avanzado sin ningún impedimento sobre Buenos Aires, operando en combinación con las fuerzas que ocupaban la Banda Oriental y con el ejército portugués que se encontraba al acecho en las márgenes del río Uruguay. También sirvió para acrecentar la confianza en nuestras fuerzas armadas y en el futuro de la Revolución.
La victoria de Salta, por su lado, afianzó lo lograda en Tucumán, aunque la demora que impuso el Triunvirato a las acciones, pudo haber conspirado contra el éxito obtenido. Las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, por su parte, anularon los resultados obtenidos hasta ese momento y dieron por tierra los objetivos que impulsaron esta Campaña.
Fuente: «Atlas Histórico Militar Argentino», Coronel Martín Suárez, Ed. Círculo Militar, Buenos Aires, 1974