LOS FRAILES FRANCISCANOS LLEGAN AL RIO DE LA PLATA (1550)

A mediados del siglo XVI llegan al Río de la Plata, 24 frailes franciscanos. Venían con la misión de catequizar a los aborígenes, gente con la que ya se vislumbraba una difícil convivencia, luego de lo sucedido Buenos Aires, el primer poblado fundado por Pedro de Mendoza en 1536.

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Recordemos que eran franciscanos los dos humildes frailes que en el Convento de la Rábida, estimularon y alentaron a CRISTÓBAL COLON a emprender la aventura que lo llevaría a descubrir un nuevo mundo. Había llegado hasta allí con su hijo, a la espera de ser recibido por los Reyes Católicos, que lo habían invitado a discutir su proyecto.  y fray ANTONIO MARCHENA, entendido en Ciencias Exactas, Física y Astronomía y fray JUAN PÉREZ, un respetable anciano, fueron quienes le brindaron sanos consejos y afirmaron su fe en el emprendimiento.

Pero con COLÓN, no vinieron ellos ni ningún otro religioso. Los primeros hombres de la Iglesia que llegaron a América, fueron los franciscanos. Desembarcaron en México el 13 de mayo de 1523. Eran 12 frailes españoles que pasaron a la historia como «Los 12 apóstoles», llegados con el objetivo de convertir al cristianismo a la población indígena.

Después de ellos, ya casi a mediados del siglo XVI, (quizás en 1550), cuando en España se supo la muerte del primer Adelantado del Río de la Plata, PEDRO DE MENDOZA, Carlos V envió en socorro de los españoles instalados en América a ALONSO DE CABRERA al mando de dos navíos. Embarcados en ellos, venían los veinticuatro primeros frailes franciscanos que pisaron estas playas, con la misión de catequizar a los aborígenes, gente con la que ya se vislumbraba una difícil convivencia. Fueron éstos, por lo tanto, quienes con su predicación y el ejercicio de su ministerio, fueron los primeros que guiaron a los aborígenes en el camino de la civilización.

Pertenecían a la Orden de Frailes Menores fundada en 1209 y su vida y espiritualidad, se basan según la vida de San Francisco de Asís, quien vivió según el evangelio, en la humildad, en la pobreza, amando a los que sufren, amando a los excluidos, haciéndose servidor de todos sus hermanos, recibiendo los estigmas. Viven en fraternidad, como orden mendicante y su único sustento económico es la limosna; promueven la paz, la misericordia, el Amor y Ternura de Dios, caridad a los pobres y el cuidado de la naturaleza.

A cargo del grupo llegó fray BERNARDO DE ARMENTA, apóstol de la fe que a poco de su arribo envió un mensaje a sus superiores expresando: “….. asimismo, sería necesario que nos enviaran algunos labradores y artesanos de toda clase para que ejerzan aquí sus oficios; su cooperación será mucho más útil que la de los soldados, siendo como es más fácil atraer a estos salvajes por medio de la dulzura que por medio de la fuerza”

Los franciscanos instalan sus primeras Misiones
En 1578, la orden de los Franciscanos, afincados en territorios que hoy conforman la República del Paraguay, establecen sus primeras misiones en el Río de la Plata y en 1580, en cumplimiento de sus tareas pastorales, llegaron donde luego se hallará la provincia de Salta, decididos a acompañar a sus pobladores, en especial a los pueblos originarios ava guaraní, wichi, chiriguanos, tobas y chané, tanto espiritualmente como en la educación, el trabajo, la cultura y la inserción social.

Como la mayoría de los hermanos franciscanos, provenían de Italia y llegaban con un oficio que brindaban al servicio de la comunidad. Ellos mismos hacían las tejas musleras y construían sus albergues. Cultivaban huertas, tenían talleres de oficios donde trabajaban enseñando herrería, cantera, fundición de campanas, sastrería, carpintería, panadería y carnicería. Fabricaban las ostias necesarias para el culto y tenían una imprenta en la que hacían réplicas de incunables y hasta imprimían diarios. A mediados del siglo XX comenzaron a imprimir un diario que se llamada “La voz Seráfica”, que fue la publicación que editó la mayor cantidad de números en el norte argentino, llegando a tener un tiraje de 12.000 ejemplares.

Y fue precisamente un franciscano, llamado BARTOLOMÉ DE LA CRUZ quien estuvo presente el 16 de abril de 1582, cuando FRANCISCO DE LERMA fundó la “Ciudad de Lerma del Valle de Salta” y quien, encomendado por éste, construirá la Iglesia y Convento de San Francisco, en los terrenos que se le donaran a la congregación.

Primeras Misiones de los franciscanos en Buenos Aires
El 28 de junio de 1716, por Real Cédula del rey de España FELIPE V, se autorizó el establecimiento en Buenos Aires de los padres recoletos franciscanos. Fue así como esos religiosos, cuya misión era la de asistencia, tanto hospitalaria como de protección a los desvalidos, construyeron el actual edificio donde funciona el “Hogar de Ancianos General Viamonte”. Si bien está registrado que se establecieron pocos años más tarde de la citada real orden, el más fidedigno antecedente de la fundación de este establecimiento data de 1759.

El solar y los aportes de dinero que fueron necesarios para construir el “Hogar de Ancianos General Viamonte” (hoy “Buenos Aires Design”), fue donado por doña GREGORIA HERRERA DE HURTADO, casada con FELIPE MIGUEL VALDÉZ DE INCLÁN y otro vecino, JUAN DE NARBONA, se encargó de erigir la fábrica destinada a la “Fundación de la Recolección de Nuestro Muy Seráfico Padre San Francisco, en las costas del Río de la Plata, a un cuarto de legua de la ciudad, donde hoy se levanta el frondoso paseo de la Recoleta”.

En 1822, siendo gobernador de Buenos Aires el general MARTÍN RODRÍGUEZ, se dispuso el desalojo de los franciscanos del lugar y allí se instaló el “Asilo de Mendigos” de la ciudad de Buenos Aires.

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