EL EJÉRCITO DEL NORTE (14/06/1810)

El Ejército del Norte, denominado en los documentos de su época Ejército Auxiliar del Perú, Ejército del Perú o Ejército Auxiliar Combinado del Perú, ya que aun cuando era argentino, su objetivo era liberar al Alto Perú y al Perú del dominio español, fue el primer cuerpo militar desplegado por las Provincias Unidas del Río de la Plata en la guerra de la Independencia Argentina.

Desde el 9 de julio de 1810, fecha de partida de la primera expedición al Perú, hasta el 12 de junio de 1817, cuando se produjo la derrota de las fuerzas patriotas al mando del General GREGORIO ARÁOZ DE LAMADRID en la batalla de Sopachuy, fueron varios los intentos que se realizaron para lograr la adhesión del territorio altoperuano a los postulados de Mayo y la expulsión de los realistas que desde allí, amenazaban su futuro y tres de ellos, estuvieron a cargo del Ejército del Norte.

Su presencia en la región noroeste de la actual República Argentina, bajo el mando sucesivo de FRANCISCO ORTÍZ DE OCAMPO, MANUEL BELGRANO, JOSÉ DE SAN MARTÍN Y JOSÉ RONDEAU, junto con la de los gauchos de GÚEMES, protagonizó uno de los más épicos episodios de la lucha por nuestra Independencia, contra los realistas y los fieles a la corona de España, que aún se resistían a desprenderse de “la madre patria”.

La Primera Junta de Gobierno, estimó que serían suficientes 500 hombres para auxiliar a los pueblos del Alto Perú, considerando que los sucesos producidos en Chuquisaca y La Paz, se suponían favorables a la Revolución de Mayo de 1810, y teniendo en cuenta la puesta en marcha el plan contrarrevolucionario descubierto en la provincia de Córdoba, dispuso el envío de una fuerza superior hacia el Alto Perú, que debía de detenerse en Córdoba para reducir a los insurreccionados.

Mil ciento cincuenta hombres (todos voluntarios), al mando del Coronel de Arribeños FRANCISCO ORTÍZ DE OCAMPO, con el Teniente Coronel ANTONIO GONZÁLEZ BALCARCE como Segundo Jefe, el Doctor HIPÓLITO VIEYTES como representante de la Junta, parten entonces el 9 de julio de 1810 hacia el norte, con la misión de:

*. Hacer reconocer la autoridad de la Junta de Buenos Aires.
*. Despertar en los pueblos el entusiasmo por la causa de la Revolución de Mayo,
*. Revocar las autoridades contrarias a la misma y designar delegados al Congreso que se reunirá oportunamente para decidir acerca de la forma de Gobierno que se adoptará.
*. Sofocar el movimiento contrarrevolucionario surgido en Córdoba, encabezado por SANTIAGO DE LINIERS.
*. Asegurar en primer término la posesión del territorio cordobés de gran importancia militar por su situación geográfica, así como por su relativa abundancia de recursos.
*. Incrementar los efectivos de la expedición, incorporando nuevos voluntarios a la misma.

Primera Campaña
Luego de dominar la insurrección producida en Córdoba, el 28 de agosto de ese año, en el paraje denominado “Cabeza de Tigre” (en el actual Departamento Marcos Juárez de la provincia de Córdoba), fueron fusilados por orden de la Junta, SANTIAGO DE LINIERS, el Gobernador de esa provincia GUTIÉRREZ DE LA CONCHA, el Coronel SANTIAGO ALLENDE, el oficial real JOAQUÍN MORENO y el asesor legal del Gobernador, VICTORINO RODRÍGUEZ.

Con el fin de impedir el avance de esta fuerza de los patriotas, el general realista JOSÉ MANUEL GOYENECHE marchó hacia Tupiza, donde pensaba reunirse con las guarniciones de Chuquisaca y Potosí, comandadas por sus respectivos gobernadores NIETO y DE PAULA SANZ, pero las sublevaciones producidas en Chuquisaca y La Paz, lo obligaron a regresar.

Conocido esto, BALCARCE apresuró su marcha y llegados a Cotagaita, 400 kilómetros al Norte de Jujuy, atacó a los realistas. Las fuerzas realistas compuestas por 2.000 hombres al mando del General JOSÉ DE CÓRDOBA lograron rechazar el ataque y BALCARCE se vio obligado a retroceder hacia el Sur, sin que soprendentemente, el comandante realista atinara a perseguirlo.

Comprendiendo su error, CÓRDOBA al mando de unos 800 hombre y cuatro cañones, inició una tardía persecución. Los alcanzó en Suipacha, donde lo esperaba BALCARCE, quien contando con 600 hombres y dos cañones, le infliguió una definitiva derrota, tras lo cual, por orden de CASTELLI fueron fusilados NIETO, DE PAULA SANZ y CÓRDOBA, por habérselos hallado culpables de la matanza que realizaran en Chuquisaca  (25/05/1810) y  La Paz (16/07/1810), cuando estas dos localidades del Alto Perú se sublevaron (ver Rebeliones de Chuquisaca y La Paz).

El Ejército del Norte continuó luego su marcha y llegado a Huaqui, a orillas del río Desaguadero, límite entre los virreinatos del Río de la Plata y del Perú acampa ocupando dos valles separados por una cadena de cerros, mientras que los realistas, al mando ahora de GOYENECHE lo hacen sobre la orilla opuesta del Desaguadero en territorio del virreinato del Perú.

El 16 de mayo de 1811, el representante de la Junta de Buenos Aires, que marchaba como jefe supremo de las fuerzas patriotas, JUAN JOSÉ CASTELLI, firmó un Armisticio con el jefe realista GOYENECHE, acordando suspender las hostilidades por el término de cuarenta días a partir de esa fecha.

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No obstante que aún se hallaba vigente este Armisticio, el 20 de junio GOYENECHE sorpresivamente atacó a los patriotas, logrando una victoria aplastante que se conoce como “el desastre de Huaqui” (ver Batalla de Huaqui) y que tuvo fatales consecuencias para el futuro del movimiento iniciado el 25 de Mayo de 1810, ya que produjo la desaparición del ejército patriota de esos escenarios, anuló las ventajas logradas hasta ese momento y entregó nuevamente el Alto Perú a la dominación realista.

Consecuencias de la Primera Campaña al Alto Perú.
*. Aniquilamiento del movimiento contrarrevolucionario de Córdoba. La victoria obtenida en Suipacha, provocó la sublevación del Alto Perú y le dio a los patriotas el dominio de esos territorios.
*. La derrota de Huaqui que prácticamente significó la desaparición del ejército patriota en ese escenario, anuló las ventajas conseguidas después de Suipacha y entregó de nuevo el Alto Perú a la dominación realista.

Tuvo que pasar casi un año, para que el gobierno de Buenos Aires decidiera renovar sus esfuerzos para reconquistar el Alto Perú y desalojar definitivamente a los realistas. En 1812, el Triunvirato decidió hacer una segunda campaña auxiliadora al Alto Perú y la puso al mando del General MANUEL BELGRANO

Segunda campaña
El gravísimo contraste sufrido en Huaqui y la larga y penosa retirada, había convertido al Ejército del Norte (ver El Ejército del Norte, Primera Campaña), en una masa carente de cohesión y su moral y espíritu de combate eran muy bajos. Reuniendo dispersos y remisos, sólo se logró recuperar unos 1.500 hombres, la mayoría de los cuales estaban enfermos o heridos y el armamento que disponían sólo alcanzaba para la mitad de ellos.

Su nuevo jefe, el General MANUEL BELGRANO, tuvo que realizar grandes esfuerzos para revertir esta situación. Y para ganar tiempo y espacio para sus futuras operaciones, aprovechando una inexplicable inactividad de los realistas, resolvió dirigirse a Jujuy para, según sus palabras, «siquiera para detener Ios progresos de aquellos, sobre los afligidos pueblos que imploraban la protección del gobierno”.

Llegó a esa ciudad el 19 de mayo de 1812 con la intención era apoyar la rebelión que se había producido en Cochabamba contra los realistas y disputar a éstos el terreno, mientras continuaba la reorganización e instrucción de sus fuerzas.

La sublevación que el 14 de noviembre de 1810, se había producido en Cochabamba, aún no se había terminado de resolver y GOYENECHE, sin aceptar los términos del acuerdo que proponía su Gobernador JOAQUÍN MARIANO DE ANTEZANA, decidió concurrir con parte de sus tropas a tomar la ciudad, mientras dejaba al resto de ellas, para que al mando del General PÍO TRISTÁN se dirigieran a Jujuy para atacar a los patriotas.

Fue éste otro episodio que avergüenza la historia de este personaje. Los hombres a su mando entraron a degüello a la ciudad y la saquearon.

Combate de Las Piedras (03/09/1812). Por disposición del Primer Triunvirato, el 23 de agosto de 1812, BELGRANO retrocedió con sus tropas desde Jujuy hasta Tucumán, luego de ordenar una acción retardatoria que se conoce como el “éxodo jujeño”.

A fines de agosto de 1812, un destacamento realista compuesto por 600 hombres al mando de los coroneles LLANO y HUICI, desprendido de las fuerzas que comandaba el General TRISTÁN, alcanza a la retaguardia del Ejército patriota al mando de DÍAZ VÉLEZ y obliga a su dispersión. BELGRANO entonces, detiene su marcha y despliega sus fuerzas a orillas del río Las Piedras.

El 3 de setiembre de 1812, detenidos los realistas en su avance por el fuego de artillería, los patriotas se lanzaron al ataque en tres columnas contra el frente y ambas alas del enemigo con tal ímpetu, que rápidamente lograron romper sus líneas, obligándolos a una fuga desordenada.

Reconfortadas sus tropas por este triunfo, BELGRANO continúa su marcha hacia Tucumán, pero en el trayecto, recibió la orden de continuar su retirada hasta la provincia de Córdoba.

El 13 de setiembre de 1812, BELGRANO llega con sus tropas a Tucumán y contrariando las órdenes recibidas de continuar la marcha hacia Córdoba, resuelve detenerse allí. Estimando que las condiciones ahora le eran favorables, decide dar por terminada la retirada, esperar al enemigo fuera de la ciudad y atacarlo cuando haya llegado a la zona, que habiendo estudiado muy bien, consideraba propicia para ello.

BATALLA DE TUCUMÁN | Fecha, causas, desarrollo y consecuencias

Batalla de Tucumán (imagen). El 24 de setiembre de 1812 ambas fuerzas, luego de realizar numerosos movimientos para confundirse mutuamente y para buscar la mejor posición para sus efectivos de infantería y artillería, tomaron contacto y allí libraron la Batalla de Tucumán que finalizó con una gran triunfo de las armas patriotas (ver Batalla de Tucumán).

Después de la victoria, BELGRANO permanece en Tucumán, recuperando a sus heridos y recomponiendo su material, hasta que el 12 de enero de 1813, inicia la marcha hacia la ciudad de Salta. Llegado con su Ejército al río Pasaje, el 13 de febrero de ese año, hace que su tropa le preste juramento a la Asamblea General Constituyente y dispone que la Bandera que izara por primera vez el 27 de febrero de 1812 en Rosario, presida el acto.

Batalla de Salta (20 de febrero de 1813. Mientras tanto, PÍO TRISTÁN que ya había llegado a Salta y recibido algunos refuerzos, permanecía ajeno al avance de BELGRANO, pensando que la estación de las lluvias y lo penoso del camino, retrasarían su llegada, “si es que se atreven a venir”.

Pero la presencia de una avanzada patriota que sus vigías establecidos en Cobos, 20 leguas al sur de Salta, detectaron, le mostró lo contrario. Decidido a detenerlos dispuso sus fuerzas en proximidades de los portezuelos al Sudeste de la ciudad, cerrando un desfiladero por donde pasaba el camino que suponía utilizaría el adversario.

BELGRANO desbarata la maniobra e inflige a las fuerzas realistas una aplastante derrota (ver Batalla de Salta). Firma un armisticio con GOYENECHE y deja en libertad a sus vencidos, luego de hacerles jurar que no volverán a empuñar las armas contra las Provincias Unidas, más allá del río Desaguadero (límite sur del virreinato del Perú).

El virrey del Perú desaprobó la capitulación de PÍO TRISTÁN y el armisticio firmado por GOYENECHE con BELGRANO, destituyó a GOYENECHE y nombró en su reemplazo al Brigadier JOAQUÍN DE LA PEZUELA, quien rápidamente trasladó a su tropa desde Oruro hasta Ancacato.

BELGRANO por su parte, permaneció en Salta reorganizando sus fuerzas y a mediados de abril de 1813, se dirigió hacia Potosí, donde llegó el 21 de junio. Su plan era marchar desde allí, en busca del enemigo con el grueso de su ejército, (unos 3.600 hombres), recibiendo en el camino el refuerzo de 1.200 hombres que el Coronel CORNELIO ZELAYA debía reclutar en Cochabamba y unos 2.000 indígenas que le aportaría el coronel indio BALTASAR CÁRDENAS y sublevando las poblaciones contra España a su paso.

Batalla de Vilcapugio (01/10/1813). El 27 de setiembre los patriotas alcanzaron la Pampa de Vilcapugio donde se detuvieron a la espera de los refuerzos que traían ZELAYA y CÁRDENAS y los realistas se situaron a unos 30 kilómetros al oeste de Vilcapugio, en un paraje llamado Condo Condo.

Desde allí, un destacamento al mando del Comandante CASTRO interceptó el paso de los 2.000 indígenas que traía el Coronel CÁRDENAS y lo atacó en Ancacato, logrando dispersarlo luego de un breve combate. Por documentos hallados entre las pertenencias del Coronel CÁRDENAS, el comandante realista se enteró que BELGRANO esperaba los refuerzos que le traía ZELAYA y entonces decidió atacarlo, antes de que éstos llegaran.

En la madrugada del 1º de octubre de 1813 (imagen), el ejército realista apareció sorpresivamente sobre las serranía de Condo Condo e inició el descenso hacia la pampa de Vilcapugio, en momento en que los patriotas se encontraban en sus carpas durmiendo y luego de un combate con alternativas cambiantes, las fuerzas patriotas fueron vencidas y dispersadas (ver Batalla de Vilcapugio).

Batalla de Ayohuma (09/10/1813). Resuelto a no aceptar esta derrota como definitiva, BELGRANO marchó desde Macha hasta la pampa de Ayohuma y llegó allí el 9 de octubre de 1813, donde dispuso sus tropas la espera del enemigo, que sabía estaba por llegar.

EZUELA, que había avanzado en persecución de los patriotas, el 13 de ese mes, llegó a los altos de Taquirí, un punto dominante de esos territorios y el 14 descendieron hacia el llano y atacaron las posiciones de los patriotas y luego de tres horas de lucha, quedaban solamente 400 de los hombres de BELGRANO en pie, alrededor de su General (ver Combate dela de Ayohuma).

Los realistas, habiendo perdido 500 hombres en el combate, se conformaron con la victoria y no persiguieron a sus vencidos. Éstos se dirigieron a Potosí y desde allí a Tucumán, donde el 30 de enero de 1814, entregó el mando al coronel JOSÉ DE SAN MARTÍN, dando fin a la Segunda Campaña del Ejército Auxiliar del Norte.

Consecuencias de la Segunda Campaña. Puede decirse que la victoria obtenida en Tucumán salvó el destino de la Revolución de Mayo. A excepción del Ejército de Norte, no se contaba con otras fuerzas capaces de detener el avance de los realistas desde el Noroeste, que de no ser por éste, podría haber avanzado sin ningún impedimento sobre Buenos Aires, operando en combinación con las fuerzas que ocupaban la Banda Oriental y con el ejército portugués que se encontraba al acecho en las márgenes del río Uruguay. También sirvió para acrecentar la confianza en nuestras fuerzas armadas y en el futuro de la Revolución.

La victoria de Salta, por su lado, afianzó lo lograda en Tucumán, aunque la demora que impuso el Triunvirato a las acciones, pudo haber conspirado contra el éxito obtenido. Las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, por su parte, anularon los resultados obtenidos hasta ese momento y dieron por tierra los objetivos que impulsaron esta Campaña.

Tercera Campaña
Luego de que el General JOAQUÍN DE LA PEZUELA al mando de 3.500 hombres se lanzara a una nueva invasión del territorio  de las Provincias Unidas, ocupando para ello Jujuy y Salta, decidido a poner fin a la insurrección de Buenos Aires; que el 25 de mayo de ese año ÁLVAREZ DE ARENALES triunfara en La Florida, volviendo a tomar el control de esos territorios y que el 20 de junio, los realistas al mando de GASPAR VIGODET fueran expulsados de Montevideo, el Director Supremo, GERVASIO ANTONIO DE POSADAS, decidido a retomar el control de los esquivos territorios altoperuanos, dispone realizar un nuevo intento para recuperarlos.

El 19 de julio de 1814 nombra al general JOSÉ RONDEAU para que al mando de una Tercera expedición al Alto Perú, rechace esta nueva invasión realista, que en esos momento sólo había podido ser contenida precariamente, mediante la heroica resistencia ofrecida por MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES y sus montoneras gauchas.

Comenzaron entonces en la Banda Oriental acciones combinadas con ARTIGAS y el 31 de julio GÜEMES ocupó la ciudad de Salta que habían abandonado los realistas para dirigirse a Jujuy, ciudad que también debieron abandonar el 2 de agosto, obligados por los gauchos GÜEMES que ocupan la ciudad, mientras PEZUELA marcha hacia Cotagaita.

Una derrota de los patriotas chilenos en Rancagua, pone en manos de los realistas ese territorio y se cierne así un nuevo peligro sobre Buenos Aires, ya que éste será otro frente que se le abre en su lucha por la Independencia. El Director Supremo Posadas nombra entonces al general CARLOS MARÍA DE ALVEAR como nuevo Jefe del Ejército del Norte y ante el rechazo de la tropa a esta jefatura, RONDEAU es confirmado en el cargo, con las siguientes misiones:

*. Ocupar el territorio altoperuano y asegurar su posesión; afirmar con ello, moral y materialmente, la soberanía de las Provincias Unidas en esa parte del antiguo virreinato del Río de la Plata, neutralizando al mismo tiempo la tendencia autonomista, que por razones geográficas y raciales había empezado a manifestarse.
*. Apoyar a las republiquetas (guerrillas locales) que allí operaban contra los realistas, con la ventaja consiguiente para las operaciones propias.
*. En caso de éxito, emprender la ofensiva sobre Lima.

A fines de enero de 1815, PEZUELA ya se encontraba en Cotagaita, OLAÑETA en Yaví, GÜEMES en Humaitá y el ejército patriota al mando de RONDEAU, escalonado más al Sur. Se suceden a continuación una serie de eventos que comenzando con la derrota en el Combate de El Tejar (19 de febrero 1815) y siguiendo con la victoria en el Puesto del Marques (17 de abril de 1815) y la derrota en el Combate de Venta y Media (20 de octubre), culminaron con la derrota en la batalla de Sipe Sipe (29 de noviembre).

Terminan así las aspiraciones de recuperar esos territorios para la causa emancipadora. Se perdió para siempre el Alto Perú y las Provincias Unidas del Río de la Plata, que acababan de declarar su Independencia, quedaron solas y aisladas. PABLO MORILLO dominaba el territorio de la actual Colombia; Chile se encontraba totalmente bajo el control del ejército realista y en el Alto Perú, las fuerzas de la corona habían sido reforzados por importantes contingente que le fueron enviados desde la península.

Luego de Sipe-Sipe, el desbande fue completo y la retirada casi individual. Recién en Potosí comenzaron a reunirse los dispersos. Desde allí, se dirigieron hacia Humahuaca, donde se le unió una fuerza comandada por DOMINGO FRENCH y el 7 de agosto de 1815, MANUEL BELGRANO nuevamente se hizo cargo como Comandante del Ejército del Norte en Las Trancas (en el límite Norte de Tucumán) y desde allí se dirigió hasta esa ciudad, acantonando finalmente en La Ciudadela, en espera de órdenes.

Comandantes del Ejército del Norte
*Francisco Antonio Ortíz de Ocampo (14/06/1810 – 15/11/1819). Acompañado por Juan José Castelli en representación de la Primera Junta de Gobierno (06/09/1810- 00/06/1811).
*Antonio González Balcarce (15/11/1810 – 00/09/1811 de noviembre de 1810 – septiembre de 1811), también con mando militar sujeto a Juan José Castelli.
*Cornelio Saavedra (01/09/1811 – 00/10/1811).
*Juan José Viamonte (provisional entre septiembre y octubre de 1811).
*Juan Martín de Pueyrredón (00/10/1811 – 26/03/1812).
*Manuel Belgrano (26/03/1812 – 30/01/1814).
*José de San Martín (30/01/1814 – 00/05/1814).
*José Rondeau (07/05/1814 – 07/08/1816).
*Carlos María de Alvear (designado el 03/12/1814, no pudo asumir porque su mando fue rechazado por los cuadros).
*Manuel Belgrano (07/08/1816 – 11/11/1819).
*Francisco Fernández de la Cruz (11/11/1819 -08/01/1820).

Fuente: “Atlas Histórico Militar Argentino”, Coronel Martín Suarez, Ed. Círculo Militar, Buenos Aires, 1974, El Ejército del Norte en expedición al Paraguay”. Manuel Castrillón, Ed. Círculo Militar, Buenos Aires, 1956; Historia Argentina”, Ediciones Océano, Barcelona, España, 1982; “Historia de las Instituciones Políticas y Sociales Argentinas”. José C. Ibañez, Ed. Troquel, Buenos Aires, 1962.”.

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