UNA MORGUE A PLENO SOL (1819)

En 1819, un lamentable espectáculo hiere la sensibilidad del vecindario de Buenos Aires. Bajo los portales del Cabildo se exhiben los cadáveres que son hallados en las calles de la ciudad.

Es una vieja costumbre que muchos desean desterrar. En realidad se trata de una «morgue a pleno sol», ya que se los coloca allí para que sean identificados por deudos o amistades.

A fin de poder enterrarlos, un platito sirve para recolectar las monedas que los peatones quieran dejar. En un fogoso artículo que aparece en el periódico «El Abogado Nacional», PEDRO J. AGRELO ataca esta desagradable costumbre.

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