UNA DISTRACCIÓN DE SARMIENTO

Sabido es que DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO fue un hombre honrado y que le daba muy poca importancia a los asuntos de dinero.

Murió pobre como había nacido y como había vivido, a pesar de haber sido varias veces administrador de los bienes públicos, varias veces ministro, senador y finalmente Presidente de la República. Pasó como un transeúnte por la vecindad de las arcas públicas, sin sentir siquiera la tentación de detenerse.

Un día, encontrándose el doctor LUCIO VICENTE LÓPEZ, entonces encargado de la redacción del diario «El Nacional», en casa de Sarmiento, éste le pidió que le buscara un artículo del Código Civil. Mientras lo hacía, no sin sorpresa, el doctor López encontró, entre sus páginas, cuatro papeles de cinco mil pesos moneda corriente y le comunicó el hallazgo a Sarmiento.

Éste sostuvo que ese dinero no era suyo pero, apremiado por la insistencia del doctor López, para que tratara de recordar a qué se debía la presencia de estos billetes, escondidos en un libro de su biblioteca, comenzó a pensar sobre la procedencia probable de ese dinero y recordó que cuatro años antes, siendo Presidente de la República, estaba leyendo el Código Civil, cuando se presentó el habilitado a abonarle el sueldo. Distraídamente, había puesto los veinte mil pesos entre el libro y no había vuelto a pensar en ellos.

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