RELATO DE UN CAUTIVO DE LOS INDIOS (1600)

“…El muchacho, ya hombre de 22 años, poco más, me dijo lo que referiré, al cual hallé a quince leguas de Santiago del Estero, cuando yo iba a Córdoba, y le llevé conmigo, dándole de comer v caballo hasta aquella ciudad”.

“El pobre muchacho cautivo servía a su amo de traerle leña, agua, trabajar en la chacra y en lo que le mandaba. De esta suerte sirvió más de catorce años, o poco menos. Viendo el daño que los Chiriguanás hacían (nombro así la nación, que no me acuerdo, por eso los nombro Chiriguanás), un día que todos los más de los Charrucas estaban muy tristes porque los otros indios les habían llevado las comidas, dijo que si le daban licencia, él vendría a Buenos Aires y pediría favor a los españoles, los cuales se lo darían y luego, con ellos, se podrían vengar y destruir a sus enemigos”.

“Sobre esto hubo entre los Charrúas muchos dares y tomares y los más, eran de parecer no le diesen licencia. Finalmente se la dieron y él les dió su palabra de volver a su amo pasado el invierno, porque estaba desnudo y había de buscar con qué vestirse”.

“Salió a Buenos Aires; trató con el capitán y el Cabildo a lo que venia, prometiéndole al tiempo, hacerles el favor pedido y con esto se despachó a dos indios para que con él volvieran, tornando a dar su palabra que con los españoles o sin ellos, teniendo salud, no dejaría de volver (Dixit fray Reginaldo de Lizárraga en su obra “Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile”, también conocida como “Descripción y población de las Indias”).

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