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LA ESCUELA NAVAL MILITAR ARGENTINA (05/10/1872)
El 5 de octubre de 1872, durante la presidencia de DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, el Congreso de la Nación sancionó la Ley que autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a fundar una Escuela Naval Militar.
Su fundación coincide con la formación de la primera escuadra argentina, posterior a Caseros, en momentos en que la Argentina enfrentaba serios conflictos por cuestiones de límites con Brasil y Chile y respondía a una decisión que SARMIENTO había hecho pública diciendo: «Me prometo contraerme a dar a la carrera militar nuevo prestigio con mayor contingente de instrucción científica» (ver militares valientes o profesionales?).
Por esa misma Ley autorizó la inversión de 2.000 pesos fuertes por mes para la instalación y sostenimiento de la Institución y pocos días después por otro Decreto, se designó Comandante y Director de la Escuela Naval al sargento mayor CLODOMIRO URTUBEY (imagen), héroe de la guerra del Paraguay, donde fue herido y amigo personal del presidente SARMIENTO y como profesor al teniente CARLOS HASTINGS, a los que se les solicitó que propusieran un proyecto de Reglamento interno y un Plan de Estudios.
Con el decidido apoyo de DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO y como resultado de los estudios que realizara sobre la estructura, planes de estudio y técnicas de enseñanza aplicados en la Escuela Naval Militar Española, URTUBEY y HASTINGS lograron hacer posible este proyecto y así se puso en marcha una Institución que ha demostrado ser de enorme valor para el progreso y el desarrollo de nuestra marina y la custodia de nuestras aguas territoriales.
La Escuela funcionó en sus primeros tiempos, a bordo del buque «Almirante Brown» y la carrera naval duraba cuatro años culminando con un viaje de instrucción, que el curso fundador, realizó costeando la Patagonia en misión de vigilancia control.
Acotemos que en ese entonces, la Escuadra Naval Argentina, estaba compuesta por dos monitores acorazados, dos corbetas cañoneras, cuatro bombarderas, dos avisos y un vapor con laboratorio de torpedos y minas, material que además sirvió para la instrucción práctica de las nuevas promociones de marinos,
Nuestro país, a pesar de la fertilidad de su suelo, de su pujante actividad agropecuaria y de una industria que siempre a debido luchar para imponer sus productos en los mercados, ha dependido siempre, en gran medida, de lo marítimo.
Nunca llegó a tener medios navales adecuados a su condición, por lo que la conciencia marítima argentina fue siempre muy rudimentaria hasta finales del siglo XIX.
Muchos hombres clarividentes de nuestra Historia, comprendieron la necesidad de revertir esta realidad y desde el mismo SARMIENTO se comenzó a aceptar la conveniencia de formar hombres de mar capacitados para el ejercicio de una profesión que se nutrió con la vocación de muchos ciudadanos e impulsó la conciencia marítima de nuestra sociedad.
MANUEL BELGRANO, visionario, capaz, sacrificado y heroico, durante la época colonial, ya a fines de 1799, creó la Escuela de Náutica , un buen intento que fracasó por la incomprensión de la metrópoli que consideró insatisfecha la reglamentación impuesta.
Otros hombres, ya lograda nuestra Independencia intentaron lo mismo y una larga lista de prohombres pueden anotarse como dedicados con empeño a concretar este proyecto: ANTONIO CASTELLINI, TOMÁS ESPORA, FRANCISCO GRANVILLE, el coronel de marina ANTONIO TOLL, el piloto NICOLÁS O’ DONELL y el teniente de fragata JOSÉ MANZANO, son sólo algunos de los que de alguna forma se ocuparon del mismo (ver Primera promoción de Guardiamarinas).
Hasta que acordaran con le Pacto de asisitencia reciproca dw inversiones y la Ley 24184 Devla Reforma del Estado el promero en 1990 y la segunda en 1992. Gracias