DEL CARRIL, Salvador María (1802-1883). 

Notable estadista, uno de los hombres de estado más notables de su época. Grande por la dimensión de sus ideas y por su espíritu progresista y liberal. Nació en San Juan el 11 de enero de 1802 y era hijo de Pedro Vázquez del Carril, uno de los últimos alcaldes de primer voto del Cabildo de esa ciudad..

Educado en derecho civil y canónico en la Universidad de San Carlos en Córdoba; discípulo del deán Funes, recibió su título de Abogado 1816. Pasó algunos de los siguientes años como periodista, comenzando ya desde muy joven a actuar en política.

Empezó a servir al Estado como administrador de la Aduana de su provincia. En 1821 fue miembro del Cabildo de San Juan, y al año siguiente, el gobernador Urdininea, lo nombró Ministro de Gobierno de esa provincia. El 10 de enero de 1823 (cuando tenía tan solo 24 años), fue elegido gobernador de la provincia de San Juan (1823-1825) y en tal cargo, tomó a Rivadavia como modelo e intentó modernizar a San Juan; comenzando a construir nuevos edificios públicos y puentes; se mejoró el abastecimiento de agua, se embelleció la ciudad. Introdujo muchas y progresistas reformas en la provincia, de entre ellas: la instalación de una imprenta, el aumento de las escuelas públicas, el fomento de las industrias pastoril y minera, la fundación de los pueblos de San Salvador de Angaco, Pocito y Valle Fértil, la organización del poder judicial, la mejora del sistema de irrigación, la del sistema electoral, la reforma eclesiástica.

El 15 de julio de 1826, promulgó la constitución provincial “Carta de Mayo”, basada en las nuevas ideas liberales inglesas, muchas de las cuales fueron, más tarde, incorporadas a las constituciones de Rivadavia y a la de 1853. Pero su gestión (especialmente por la reforma eclesiástica que propuso), despertó la oposición del clero en tal magnitud, que se vio obligado a alejarse de sus funciones temporariamente.

Poco tiempo después de reasumir su cargo, presentó su renuncia para dirigirse a Buenos Aires. Fue Ministro de Hacienda bajo la presidencia de Rivadavia y en 1827, cuando Rivadavia  renunció la Presidencia, siendo uno de los más definidos enemigos de Juan Manuel de Rosas, el doctor Del Carril se vió obligado a expatriarse a la Banda Oriental.

Producida la revolución del 1° de diciembre de 1826, que encabezó Lavalle, volvió por breve tiempo y cuando Dorrego fue electo gobernador, prestó servicios como uno de los principales asesores del general Lavalle y luego fue su Ministro de Hacienda. Posteriormente, producido el propio derrocamiento de Lavalle y su partida hacia el  exilio, Del Carril también abandonó el país y se dirigió a la Banda Oriental.

Se incorporó a la Comisión Argentina y apoyó a Lavalle en su regreso para combatir a Rosas en 1839 y a la muerte de éste, se se unió a Urquiza en su lucha contra Rosas. Después de Caseros, Del Carril permaneció con la Confederación y en 1853, fue elegido Diputado ante el Congreso Constituyente de Santa Fe, siendo uno de los signatarios de la Constitución de 1853.

Cuando Urquiza asumió como Presidente de la Confederación Argentina, del Carril lo acompañó como Vicepresidente de la misma y tuvo la responsabilidad de lograr que se concretara una reunión de la provincia de Buenos Aires con las demás provincias para intentar un fin de las hostilidades que las enfrentaba.

En 1862, reorganizada ya la República, después de Pavón, el doctor del Carril fue nombrado Ministro de la Suprema Corte de Justicia Federal, durante la presidencia de Bartolomé Mitre (ver ampliado en “La Corte Suprema de Justicia” ), prestando servicios en ese alto cuerpo como su Presidente desde 1870 hasta su posterior retiro de la vida pública, que se produjo en 1877. Falleció en Buenos Aires el 10 de enero de 1883, a los 84 años de edad. San Juan, su provincia natal, le ha elevado una estatua. Fue el señor del Carril uno de los hombres de estado más notables de su época, grande por la elevación de sus ideas y por su espíritu progresista y liberal.

A pesar de que su figura es muy valorada por la historiografía oficial por su papel en la organización del Estado y su europeísmo, como todo hombre público empeñado en reformas y cambios en la estructura política del país, ha sido objeto de severas críticas: Junto con JUAN CRUZ VARELA, fue uno de los intelectuales que impulsó el fusilamiento de Manuel Dorrego durante el gobierno de Lavalle, hecho que generó una profunda división en el país y ROSAS lo apodó «doctor Lingotes» debido a las reiteradas denuncias de corrupción en su contra que se produjeron y la historiografía revisionista ha criticado su soberbia y liberalismo reflexivo, así como su enriquecimiento durante su período como vicepresidente.

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