CONFLICTO DE LÍMITES CON CHILE (1875)

La presencia argentina en la Patagonia con motivo de las campañas que se realizaron al desierto, provocaron que Chile hiciera un reclamo diplomático de soberanía que finalmente no prosperó. Pero una ley argentina del 16 de Junio de 1875 —que acordaba subvenciones a los barcos que mantuvieran comunicación marítima con la costa patagónica— volvió el tema a la mesa de discusiones y alteró las relaciones argentino-chilenas.

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El Secretario de la Legación chilena en Buenos Aires, MÁXIMO LIRA protestó en julio y agosto de ese año por la sanción de la Ley y la concesión de tierras en la Patagonia a la empresa Galles y Cía., sosteniendo que Chile estaba en posesión  pacífica del estrecho de Magallanes hasta el río Santa Cruz y que la Patagonia se hallaba sujeta a arbitraje, a lo que el Ministro de Relaciones Exteriores Argentino BERNARDO DE IRIGOYEN respondió  que “Chile nunca tuvo posesión indiscutida de las tierras que ocupaba y que no podía avanzar más allá de Punta Arenas, ni ejercer jurisdicción sobre el Atlántico”.

Si bien se iniciaron algunas conversaciones que no arribaron a ninguna solución, a comienzos de 1876 surgieron algunas dificultades que provocaron la interrupción abrupta de las mismas. Meses después, Chile, acreditó en Buenos Aires como nuevo plenipotenciario a DIEGO BARROS ARANA, quien, en junio de ese mismo año, acordó con IRIGOYEN una transacción, limitada a las tierras e islas magallánicas. Pero ésta fue desechada por ambos gobiernos.

El 12 de mayo de 1877 fue firmado un nuevo convenio, pero la Cancillería chilena lo rechazó, causando una gran agitación pública en ambos países y la retirada de BARROS ARANA de Buenos Aires. Pero el enviado chileno regresó nuevamente en diciembre del mismo año y negoció un nuevo Tratado “ad referendum”. Este documento fue terminantemente rechazado esta vez por el gobierno argentino y el 12 de junio de 1877, el Presidente NICOLÁS AVELLANEDA envió al Congreso un extenso mensaje con la historia de estas tramitaciones y el anuncio del retiro de la Legación Argentina en Santiago de Chile y el retiro del enviado plenipotenciario chileno BARROS ARANA de Buenos Aires.

Máxima tensión y aprestos bélicos
En octubre de 1878 la situación se agravó cuando una nave chilena, la corbeta “Magallanes” apresó al barco norteamericano “Devonshire” que estaba cargando guano en la Caleta de Monte León, con licencia argentina. AVELLANEDA dio entonces, orden a la escuadra nacional para que se alistara y marchara de inmediato para poner bajo control argentino ambas márgenes del río Santa  Cruz.

El 25 de noviembre de 1878 la escuadra argentina, al mando del Comodoro LUIS PY, tomó posesión  de la desembocadura de dicho río y se instaló en el lugar, forma definitiva la Subdelegación Marítima “Santa Cruz”. Por su parte, el gobierno chileno ordenó a su escuadra que se trasladara al Estrecho de Magallanes y cuando parecía inminente un choque armado, se abrió una nueva negociación que  culminó en el Convenio “Fierro-Sarratea”, firmado el 6 de diciembre de 1878, y mediante el cual se mantuvo el “statu quo”: con la Argentina sobre el Atlántico y Chile sobre el Estrecho.

Vuelve la calma
El 30 de junio de 1879,  en la ciudad de Buenos Aires, sobre la base del Convenio “Fierro-Sarratea” firmado en diciembre del año anterior, fue firmado por los respectivos Plenipotenciarios, un Convenio aplazando por diez años la cuestión de límites entre Chile y la República Argentina. La república de Chile quedó, en tanto, ejerciendo jurisdicción en el mar y costas del Estrecho de Magallanes, canales e islas adyacentes, y nuestro país en el mar y costas del océano Atlántico e islas adyacentes, pero el Congreso argentino vetó este Convenio, después de haberle puesto su conforme el Presidente de la República, doctor NICOLÁS AVELLANEDA.

En marzo de 1879 llegó a Buenos Aires el nuevo representante chileno JUAN MANUEL BALMACEDA, quien el 3 de julio de ese año, firmó un “pacto de modus vivendi” por diez años. El Pacto fue firmado por el Gobierno de Chile pero el Senado argentino  sancionó su rechazo y se abrió así un nuevo impasse.

Roca asume como Presidente de la Nación (12/10/1880)
El General JULIO ARGENTINO ROCA asume la presidencia y heredó el problema que había quedado pendiente desde la anterior presidencia de AVELLANEDA, durante la cual todos los intentos de acuerdo habían fracasado. La situación llegó a tal punto de tensión que hasta fueron suprimidas temporalmente las legaciones de ambos países. El gobierno chileno quería que toda la Patagonia fuera objeto de arbitraje, pero Roca no aceptó la pretensión. En noviembre de 1880 el representante de los Estados Unidos en Chile se dirigió por carta a su colega acreditado en Buenos Aires, enviándole una propuesta que debía servir de base para una nueva negociación argentino-chilena. Roca dio su apoyo a la gestión de los ministros estadounidenses y, sobre la base de anteriores negociaciones, en febrero de 1881 se reanudaron las conversaciones para solucionar el litigio.

Se firma un nuevo Tratado
Finalmente, el 23 de julio de 1881 los Ministros Plenipotenciarios, doctor BERNARDO DE IRIGOYEN por la República Argentina y FRANCISCO DE ECHEVERRÍA por la de Chile, firmaron, para poner a la consideración de sus respectivos gobiernos, un Tratado de Límites que debía poner fin a la controversia sobre los derechos de soberanía de cada país, sobre el Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego. En mayo el anteproyecto del Tratado fue aprobado por las dos partes y siete meses después del comienzo de las conversaciones se llegó al acuerdo que fue firmado en Buenos Aires por el cónsul general de Chile, FRANCISCO DE BORJA ECHEVERRÍA, y por el ministro argentino de Relaciones Exteriores, BERNARDO DE IRIGOYEN. El Tratado presentaba muy pocas modificaciones en relación con un acuerdo realizado en 1876, que finalmente no había sido aceptado por el gobierno chileno. Establecía la libre navegación del estrecho de Magallanes, su neutralidad a perpetuidad y el compromiso de no fortificarlo en toda su extensión. Además, quedaba para la Argentina parte de Tierra del Fuego y la Isla de los Estados, dejando fuera de la disputa toda la Patagonia, hasta el paralelo 52. En el tratado se sentó el principio de que en adelante los conflictos serían sometidos al fallo de una nación amiga (ver Conflictos de límites de Argentina).

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