ÁLVAREZ, DONATO (1825-1913)

Teniente general. Nació en Buenos Aires el 17 de febrero de 1825. Ingresó a las filas del ejército en 1837. En 1837, mientras se hallaba cursando sus estudios en el Colegio de San Ignacio, fue incorporado con otros compañeros como soldado al Regimiento de Coraceros Escolta Libertad. En esa unidad actuaría durante muchos años en las filas del Ejército federal.

Participó en la expedición al Río Colorado y ese mismo año, fue ascendido a cabo segundo por su destacada actuación durante el combate contra la indiada en el sangriento entrevero de Salinas Grandes. A fines del mismo año, es ascendido a cabo primero y el 20 de agosto de 1839, se encuentra en Tapalqué, cuando las huestes salvajes, al mando del cacique Baigorria, atacan el acantonamiento de las tropas porteñas, siendo herido en la acción. En noviembre de 1839, en Salinas Grandes (Chascomús), al lado de las fuerzas rosistas, participa en la lucha contra las fuerzas sublevadas de los estancieros del sur (la llamada “Revolución del Sur”), ascendiendo a sargento segundo en agosto de 1840. Participa en la persecución a las tropas de Lavalle ese mismo año, combatiendo en Quebracho Herrado (28 de noviembre de 1840), como trompa de órdenes del coronel Granada.

En el año 1841 actúa en las campañas emprendidas por el ejército nacional al mando del general Ángel Pacheco, en sus operaciones contra ARÁOZ DE LAMADRID, en la región de Cuyo. Luego se halla presente en la batalla de Rodeo del Medio (24 de setiembre de 1841), donde fue derrotado el caudillo tucumano y en Famaillá (18 de setiembre de 1841), acción donde quedaron sepultados los intentos de Lavalle por deponer a Rosas.

El 6 de diciembre de 1842, participó en la batalla de Arroyo Grande y después de esa victoria de las fuerzas federales, prosigue sus campañas contra las fuerzas del gobernador de Santa Fe, Ricardo López Jordán, peleando en San Pedro. En el año 1844, pasa al Uruguay y toma parte en la Campaña de la Banda Oriental, participando como Trompa de Órdenes  de URQUIZA en las fuerzas del Ejército de Reserva al mando de IGNACIO ORIBE, en las acciones que culminarían con la derrota de Fructuoso Rivera. Los triunfos de El Sauce, Salsipuedes, Arroyo de la Carpintería y Paso Polanco, en Río Negro, son todos escenarios donde despliega todo su valor y astucia militar.

En 1845 se bate heroicamente en la Vuelta de Obligado, a las órdenes del general LUCIO MANSILLA, enfrentando la agresión  anglo-francesa. Después de ese memorable hecho de armas, regresó a la Banda Oriental y en 1846 participa activamente en las sangrientas acciones que tuvieron por principales actores a JOSÉ GARIBALDI y a los generales GÓMEZ y RIVERA. En la toma del Salto, fue gravemente herido y trasladado a Mercedes (República Oriental del Uruguay), donde, mientras se restablecía, comienza a reprocharse su militancia rosista, gravemente decepcionado por los desvaríos que le atribuye a ROSAS. Pero todavía, a comienzos de 1851, integrando la “Legión de Emigrados”, participa en la campaña del Uruguay que culminaría con la rendición de Oribe. Tiene entonces noticias del pronunciamiento del general URQUIZA contra JUAN MANUEL DE ROSAS (1º de mayo de 1851) y toma su decisión “Estas noticias —dice él en sus “Memorias”—, llenándome de alegría, me decidieron a desertar, pero quise ganar a mi causa a algunos compañeros del Regimiento y al efecto hablé secretamente a los soldados MARIANO GARCÍA, JOSÉ LÓPEZ y ANTONIO FRÍAS, todos porteños.”

En la noche del 8 de febrero de 1850 desertó de las filas rosistas, logrando llegar al pueblo de San Gabriel y de allí a Alegrete, Río Grande, donde se incorpora a las fuerzas de liberación que allí se reclutaban al mando del general Juan Madariaga, quien lo acepta en sus filas y lo da de alta con el grado de alférez de caballería. El 20 de noviembre de 1851, Madariaga lo ascendió a capitán.

Incorporado este Regimiento al ejército del general Urquiza, participó en el célebre pasaje del río Paraná y luchó con denuedo al frente de su escuadrón en la batalla de Caseros. Viendo por fin cumplida su misión al servicio de las armas, pensó retirarse a la vida tranquila de su hogar. Pero pronto, el general Madariaga fue a buscarlo, invitándolo a acompañarlo en la revolución que estalló el 11 de septiembre de 1852 contra Urquiza.

Formó parte de los defensores de Buenos Aires en los sitios a los que sometieron a la ciudad las fuerzas de la Confederación y fue quien les arrebató las caballadas a los sitiadores, impidiéndoles de ese modo toda represión de las fuerzas sitiadas. Al levantarse el asedio, el general José María Paz lo incorporó a sus fuerzas, y desde ese momento, se arraigó su vocación formal por las armas y comenzó así su rápida evolución en la escala jerárquica.

El 7 de junio de 1853 es dado de alta con despachos de Capitán de caballería de línea. Comanda primeramente el Regimiento 10 de Guardias Nacionales, constituido por ciudadanos provenientes de los partidos de San Justo y Cañuelas. Al poco tiempo, se incorpora al “Regimiento San Martín”, obteniendo sucesivos ascensos. En 1863 ya es Mayor y pasa a desempeñar la jefatura de la Mayoría de esa unidad, cuyo Jefe era el Coronel ESTEBAN GARCÍA, sorprendiéndolo en el desempeño de este cargo, la guerra del Paraguay.

En noviembre de 1866 es Teniente coronel y Segundo Jefe de su  Regimiento y al producirse la muerte del Coronel GARCÍA, pasó a ocupar la jefatura del Regimiento, a cuyo frente participó en todos los combates de esa cruenta campaña, alcanzando en el campo de batalla, en 1868, el grado de Coronel. El combate en Yatay, el sitio y ocupación de Uruguayana, Tuyutí, Curuzú, Curupaytí, San Solano, Rincón de los Naranjales (Tuyú.cué) la sorpresa al campamento brasileño de Tuyutí, Pikecey, Angostura, Potrero Mármol, Lomas Valentinas, etc., lo vieron siempre al frente de su  tropa, exhibiendo valor y sabiduría en las batallas. Terminada la contienda con el Paraguay, regresó a Buenos Aires, pero a los quince días, estaba nuevamente en acción.

Asesinado el general Urquiza, el 11 dc abril de 1870, fue enviado por el Presidente de la República, Domingo F. Sarmiento para sofocar la rebelión del general entrerriano Ricardo López Jordán, que se había levantado contra el gobierno nacional. Es entonces cuando su Regimiento, llamado hasta ese día “Regimiento San Martín”, es rebautizado por el presidente Sarmiento con el nombre de “Granaderos a caballo de San Martín”. Reorganiza y remonta anímica y administrativamente una unidad diezmada en los esteros paraguayos y parte al mando de dos Batallones de Granaderos.

Derrota a los jordanistas en Yeruá y en San Cristóbal y en marzo de 1871, ya al mando de una considerable fuerza, vuelve a triunfar en los campos de Millán, combate que puso término al primer levantamiento entrerriano. Una vez derrotados los rebeldes, regresó a Buenos Aires y en 1872 es designado comandante del regimiento 8 de caballería y a la vez jefe de la frontera sur de Santa Fe, con sede de comando en Fuerte Gainza, territorios continuamente hostilizados por los salvajes. El 23 de junio de 1873, al estallar el segundo alzamiento jordanista, tuvo a su cargo llevar a cabo la represión de este movimiento. Para ello, se hace cargo del comando militar de la plaza de Concordia y en setiembre de 1874 es nombrado segundo jefe de la Guardia Nacional de Entre Ríos.

En 1875 partió hacia a Tucumán y se hace cargo de la 8a. Intendencia de Ejército, desempeñándose allí durante tres años, pasando luego como Intendente general de las Oficinas de Enganche. En 1876 ocupa la intervención federal de Santiago del Estero, luego es Gobernador militar de Martín García y en enero de 1878, es designado interventor de La Rioja.

Al estallar la revolución de 1880, organizó las fuerzas nacionales con las que partió a Corrientes a sofocar el movimiento subversivo que se produjo allí. A su regreso, en setiembre de 1880 fue promovido al grado de  General de brigada. A partir de esa fecha se desempeñó en diversos e importantes cargos que le valieren ser promovido, en noviembre de 1882 a la jerarquía de general de división, ocupando la Inspección General de Caballería, funciones que ostentara hasta junio de 1890.

El 27 de julio de 1890 es ascendido a Teniente General y nombrado Jefe del Estado Mayor General del Ejército, pero por razones de enfermedad debe pasar a disponibilidad hasta que en 1895, solicita su retiro definitivo. Falleció en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1913. El destacado historiador militar coronel Amadeo Baldrich  ha escrito con referencia a las acciones del general Álvarez:“El campo de su acción guerrera se desenvuelve así desde las márgenes entonces misteriosas del Colorado hasta los lejanos límites del norte de la República. Lo vieron las cuchillas uruguayas y los muros de Montevideo… lo vieron, también los esteros y las selvas paraguayas. Desde el 1837 al 95, todas las campañas y todas las batallas, puede decirse, lo tuvieron en sus filas, dentro del país.”

El cómputo oficial de sus servicios militares fue de 30 años, 5 meses en guarnición y 28 años, 1 mes y 28 días en campaña, que con estos últimos duplicados, según la Ordenanza, hacen un total de 86 años, 8 meses y 26 días de servicios patrióticos prestados a la Nación.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *