NAVES FAMOSAS EN LA HISTORIA ARGENTINA (SIGLO XIX)

La Armada Argentina comenzó a existir como tal en 1811, cuando por iniciativa de Primer Triunvirato se creó la primera escuadrilla destinada a combatir contra la poderosa flota española que operaba en las aguas de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Puesta bajo el mando del coronel de marina JUAN BAUTISTA AZOPARDO tuvo un desgraciado bautismo de fuego, pero el heroico  comportamiento de su dotación, marcó la impronta del futuro de nuestra marina de guerra, en cuanto escenario le cupo participar.

A partir de esa primera escuadrilla, compuesta por tres pequeñas naves, mal artilladas y con una tripulación inexperta, fue construyéndose una poderosa fuerza naval, que a fines del siglo XIX, ya era considerada la más importante de Sudamérica.

Bergantín Goleta «La Invencible», Bergantin «25 de Mayo» y Balandra «Americana»  (1811)
Las tres naves constituyeron la primera, débil y heterogénea flotilla naval argentina. Tuvieron su bautismo de fuego en el «Combate naval de San Nicolás» y fueron estrepitosamente derrotadas por las fuerzas comandadas por el capitán realista JACINTO DE ROMARARTE.

La “Invencible”, mandada por el valiente coronel AZOPARDO, sostuvo el honor del pabellón hasta que sólo quedaban menos del 25% de sus efectivos de pie y en condiciones de combatir (ver Combate naval de San Nicolás). Luego de esa primera frustrada experiencia, el Triunvirato volvió a insistir en su decisión de contar con una fuerza naval que libere nuestras costas de la presencia realista y esta vez tuvo mejores resultados (ver Primera escuadra naval argentina).

Fragata “Hércules”, Corbeta “Céfiro”, Bergantín “Nancy” ,  Goleta “Julieta», Fragatas “Belfast” y Fragata “Agreable” (1813)
Seis naves que integraron la segunda escuadra naval creada en 1813 y que combatió llevando la Bandera Argentina. Creada mediante el esfuerzo de JUAN LARREA y PÍO WHITE, fue puesta bajo el mando del almirante GUILLERMO BROWN. En la primera acción que llevaron acabo, el 10 de marzo de 1814, enfrentaron a la escuadra realista en el combate naval de Martín García y aunque esta vez, la escuadra patriota fue nuevamente vencida, lo fue solo en su primera jornada, puesto que BROWN , lejos de desistir de su empeño, retiró sus fuerzas, las recompuso y el día 15 de ese mismo mes, logró vencer a su oponente que debió retirarse definitivamente derrotado (ver Creación de la Segunda Escuadra Naval Argentina).

La fragata «Hércules» (1814)
La fragata «Hércules» fue el buque insignia de GUILLERMO BROWN en su victoriosa campaña de 1814, en aguas del río de la Plata. Era un velero de 350 toneladas de desplazamiento que había sido construid0 en astilleros norteamericanos. Apresada la nave por los británicos, fue posteriormente adquirida por un armador ruso, con cuya matrícula arribó a Buenos Aires en 1813 como buque mercante, conduciendo un cargamento de carbón y sal.

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El día 27 de diciembre de ese año, GUILLERMO WHITE la ad­quirió en nombre del gobierno rioplatense en la suma de 25.000 pesos «con todos sus bastimentos, provisiones, jar­cias, aparejos, muebles, botes y cuanto pertenece a dicho buque, incluso la sal y el carbón que ha conducido a este puerto», tal como reza en la boleta de venta.

Corno la «Hércules» era un navío mercante, fue necesario someterla a modificaciones para emplazar la artillería que, en conjunto, sumó un total de 36 cañones de distintos calibres.

El 8 de marzo de 1814, cuando se hizo por primera vez a la vela al servicio de las Provincias Unidas, la fragata contaba con una tripulación de 292 hombres. De éstos, 14 eran jefes y oficiales, 191 marineros y auxiliares y 87 soldados de marina.

Su plana mayor estaba integrada por su Comandante en jefe: GUILLERMO BROWN y los siguientes oficiales: capitanes ELÍAS SMITH, GUILLERMO MAC DOUGAL; tenientes primeros: ROBERTO GIBSON y JUAN CAVE; tenientes segundos ROBERTO STACY y CARLOS ROBERTSON; Cirujano: BERNARDO CAMPBELL; Comisario JUAN DOUGLAS; Capellanes de la Escuadra JUAN ANDRÉS MANCO CAPAC y MARTÍN JOSÉ MARTÍNEZ; capitán de la tropa embarcada: JAIME MARTÍN DE JAUMÉ (del Regimiento Nº 2 de Infantería) y el teniente primero de tropa embarcada SANTIAGO KEARNEY (del Regimiento N’ 2 de Infantería).

La «Hércules» intervino el 10 de marzo de 1814 en el com­bate naval de Martín García que culminó con la ocupación de esa isla por las fuerzas de BROWN. En esa acción sufrió graves daños, producidos por más de 80 impactos de la artillería enemiga. Mientras que las bajas en la tripulación sumaron 95 hombres, entre muertos y heridos.

Destruídos sus aparejos y casi hundida, al subir el nivel de las aguas, fue reflotada por los sobrevivientes y llevada al Paraná de las Palmas, donde fue reparada y los claros de su tripulación, fueron llenados con 45 Dragones de la Patria, procedentes de Colonia del sacramento.

Ya, nuevamente puesta en condiciones, entre el 14 y el 17 de mayo de 1814, la «Hércules» encabezó, como nave insignia de BROWN, la lucha contra la escuadra realista frente a Montevideo, acción que concluyó con la victoria de los barcos patriotas.

Al capitular Montevideo, el gobierno rioplatense obsequió la «Hércules» a Brown como «prueba de gratitud y del alto aprecio que le merece su honorable empeño».

Fragata «La Argentina (1817)
Esta fragata que para los españoles se llamaba “Consecuencia”, era parte del botín que le tocó a BOUCHARD después del asalto realizado con GUILLERMO BROWN a Guayaquil y a partir de entonces, la fragata y su bravo comandante fueron el terror de las naves españolas.

Armada con 42 cañones y 250 tripulantes, con patente de corso otorgada por el Director PUEYRREDÓN, protagonizó una aventura increíble (ver La fragata La Argentina).

En dos meses hundió 16 barcos mercantes se apoderó de otros tantos , que perdió por las tormentas y en agosto de ese año, ya estaba en las islas Hawai, donde reinaba  King Kamehameha III, con quien BOUCHARD celebró un tratado internacional, que fue en sus aspectos legales, el primer reconocimiento de la Independencia Argentina, por parte de un país extranjero (Ver Hipólito Bouchard y la fragata «La Argentina»).

El cúter «Luisito» (1872)
El comandante LUIS PIEDRABUENA a bordo del bergantín «Espora», luego de naufragar, en tiempo récord, logró construir una nueva nave con la que pudo volver a navegar.

Utilizando algo del material que pudieron rescatar de los restos del “Espora” y madera existente en la Isla donde los había llevado la marea, sin planos, con las pocas herramientas de las que disponía y con la colaboración de sus hombres, que por momentos estaban enfermos o desanimados, PIEDRABUENA construyó una embarcación tipo cúter (1),en un plazo de apenas 72 días lo que constituyó una verdadera hazaña, a pesar de que algunos estiman que pudo haber utilizado partes que habían quedado enteras del buque destruido y que por eso pudo haberlo hecho en tan poco tiempo.

En homenaje a su primer hijo varón (que ya había fallecido), le puso el nombre de “Luisito” a su barco y con su gente se lanzó nuevamente al mar, para tratar de llegar de regreso a Punta Arenas, puerto al que felizmente llegó a fines  del mes de mayo del mismo año.

Permaneció allí por espacio de varios meses, al abrigo de los temporales y fríos que son propios de los mares del sur y en agosto se lanzó nuevamente al mar, esta vez a bordo del Luisito, llegando de regreso a Buenos Aires, a fines de 1874, luego de vivir innumerables aventuras y prestar varios auxilios (ver Una hazaña de Luis Piedrabuena).

(1).- El Cúter “Luisito” tenía timón “a caña”, 10,66 metros de eslora (largo), 4 metros de manga (ancho), un puntal de 1,52, un calado medio de 1,40 metros y desplazaba 14 toneladas. Tenía un solo palo con vela trapezoidal, foque y trinquetilla. Una escotilla a proa y un tambucho a popa.

La escuadra que creó Sarmiento (1872)
En la última década del Siglo XIX la Marina de Guerra de Argentina se perfiló como la más importante de Sudamérica, avanzando en un proceso de modernización que se inició por la visión marítima del presidente DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (1868-1874), continuado por JULIO ARGENTINO ROCA (1880-1886), e incentivado por los conflictos limítrofes con Chile que comenzaron a manifestarse en 1881 (ver La escuadra que creó Sarmiento).

El 27 de mayo de 1872 fue sancionada por el Congreso Nacional, la primera ley disponiendo la compra de «tres buques de guerra encorazados, del sistema más adelantado y más adecuado al servicio en las aguas de la República».

A tales efectos, el presidente SARMIENTO dispuso el inmediato traslado de su ministro MANUEL RAFAEL GARCÍA AGUIRRE en comisión a Londres, para que realizara dichas compras y luego supervisara la construcción de los buques.

Acorazados «Los Andes» y «El Plata» (1874)
Ya en 1874 la iniciativa de DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, comenzó a concretarse y la muy precaria escuadra naval argentina se vio reforzada con los acorazados «Los Andes» y «El Plata» (imagen abajo), que fueron construídos en los Astilleros ingleses «Birkenhead», ambas de 1.677 toneladas, armados con dos cañones de avancarga en torre doble blindada, de 200 libras (proyectiles de 92 kilos), de tipo Armstrong y otros seis cañones de menor calibre.

Las máquinas eran a carbón y poseían dos hélices cada barco. Ambos cascos eran de hierro con espolón a proa y coraza de 255 mm en la torre de artillería y para ofrecer menos blanco en combate se podían sumergir hasta 20 cm.. Cada nave era tripulada por 20 oficiales y 110 marineros.

Pocos después, en el mismo año, se incorporaron a esta escuadra seis bombarderas y cañoneras de 416 toneladas y armadas con un cañón Armstrong de 240 mm cada una. Luego, en 1874, fueron incorporados los navíos «Constitución», «Bermejo», «Pilcomayo», «República», «Paraná» y «Fulminante», y en 1875 se incorporó a la escuadra la corbeta «Uruguay», de 620 toneladas, equipada con torpedos de fondo (minas submarinas).

Naves de esta escuadra, fueron las que se enviaron en octubre de 1878, al sur del país, para frenar las ambiciones de Chile sobre esos territorios y también fueron las que durante las revoluciones de 1880 y 1890, bombardearon Buenos Aíres durante varias horas, especialmente la zona de Retiro.

El Transporte «Villarino» (1880)
El «Villarino» fue un buque a vapor, de la Marina de Guerra Argentina, que sirvió como transporte armado. Fue el primer buque de guerra argentino, que fue trasladado con mandos y tripulación argentina desde los astilleros «Cammell Laird», ubicados en Birkenhead, Inglaterra (donde había sido construído), hasta Buenos Aires.

Fue botado el 24 de febrero de 1880 y llegó a Buenos Aires el 28 de mayo de mismo año, cumpliendo el que fue su viaje inaugural y muy especialmente recordado porque abordo, traía los restos del general JOSÉ DE SANMARTÍN.

A lo largo de su larga trayectoria, cumplió un destacado servicio en apoyo de la exploración y colonización de la Patagonia argentina y navegando por los mares del sur y hasta su naufragio ocurrido el 16 de marzo de 1899, frente a las Bahía Camarones, sobre la restinga llamada islas Blancas, mientras efectuaba su décimo viaje a los mares del Sur

En sus diecinueve años de servicios, fue comandado por los capitanes de fragata RAMÍREZ, SOLIER, SPURR, FELBERG, SIMONE, NOGUERA, CALDERÓN y el teniente de fragata MURÚA, que fue su último comandante (Ver Naufragio del Transporte Villarino).

El acorazado «Almirante Brown» (1881)
Construído en 1880 en astilleros ingleses  y adquirido por el ministro MANUEL RAFAEL GARCÍA AGUIRRE, fue el primer acorazado que tuvo la República Argentina y llegó a Punta Lara, provincia de Buenos Aires el 26 de octubre de 1881

En 1892 viajó junto al crucero 25 de Mayo a Cádiz, España, para tomar parte en los festejos navales por el 400 aniversario de la partida de Colón que culminó con el descubrimiento de América.

Entre enero y febrero de 1902, participó activamente de las grandes maniobras navales realizadas aquel año, formando parte de la Tercera División de Mar y hasta 1932, cuando fue radiado de servicio, tuvo una destacada actuación cumpliendo misiones de vigilancia y disuasión en los mares de la plataforma continental argentina.

El crucero «Patagonia» (1886)
Construido en 1886 en los astilleros del “Stablimento Técnico di Triste”, del hoy disuelto imperio austro-húngaro y llegó a Buenos Aires el 28 de febrero de 1887. Su casco era de acero con forro de madera, la torre de comando estaba blindada y toda la artillería tenía en sus piezas escudos de acero.

En 1890 se plegó al bando revolucionario en la “Revolución del Parque” liderada por el partido radical y durante dos días (27 y 28 de julio) bombardeó la casa de gobierno, acción que dio por terminada, por respeto a la integridad de los numerosos buques extranjeros, que se hallaban en la zona de operaciones.

Participó de las evoluciones navales de 1895 y entre enero y febrero de 1902, participó activamente de las grandes maniobras navales realizadas aquel año, formando parte de la Tercera División de Mar

Hacia 1918, fue parcialmente desmantelado y se le retiró todo el armamento, adaptándolo para que funcionara como buque de transporte, tarea que realizó hasta 1925, realizando viajes desde Buenos Ares hasta Ushuaia

Se completa la escuadra que había iniciado Sarmiento (1892)
En la última década del Siglo XIX la Marina de Guerra de Argentina se perfiló como la más importante de Sudamérica, avanzando en un proceso de modernización que se había iniciado por la visión marítima del presidente DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (1868-1874), continuado por JULIO ARGENTINO ROCA (1880-1886), e incentivado por los conflictos limítrofes con Chile que comenzaron a manifestarse en 1881 (ver La escuadra que creó Sarmiento).

Así fue que, a principios de 1892 la flota argentina, ya estaba compuesta por las siguientes naves: «Constitución» (1874), «Bermejo» (1874), «Pilcomayo» (1874), «República» (1874),  «Fulminante» (1874), los monitores: “Los Andes” (1874) y “El Plata” (1874) y las cañoneras: “Paraná” (1874) y “Uruguay” (1874);
El acorazado “Almirante Brown” (de 4.300 toneladas, botado 1881); Los cruceros “”Maipú” (1881), “Patagonia” (1887) y “25 de Mayo” (de 3.500 toneladas, botado en 1891);
Los cazatorpederos “Espora” (de 520 toneladas, botado en 1891) y “Rosales” (1) de 520 toneladas, botado en 1891), ambos construidos en el Astillero Cammel, de Birkenhead, Inglaterra, por la empresa Laird Brothers.

En la revolución de 1893, el monitor «Los Andes», integrante de esta escuadra, se plegó a los rebeldes y llevó 18.000 fusiles Remington y 4 cañones a Rosario y en El Espinillo sostuvo un combate naval con los barcos leales al Gobierno.

La fragata «Presidente Sarmiento» (1897)
El 21 de agosto de 1897, fue botada en Inglaterra, la fragata-escuela «Presidente Sarmiento», nave en la que los cadetes de la Escuela Naval Militar egresan como guardiamarinas, realizarán a partir de entonces, sus viajes de instrucción alrededor del mundo.       

En 1894, como se carecía de un barco apto para la enseñanza y la práctica de la navegación a los hombres de nuestra Armada, se decidió pedir planos y presupuestos a distintas empresas y astilleros europeos, para concertar la construcción de una nave que satisfaciera esta necesidad y entre todas las propuestas recibidas, se eligió la presentada por la del Astillero «aird Brothers» de Inglaterra. Así nació la fragata Sarmiento.

Con un casco de acero forrado hasta la línea de flotación con madera de teca y una arboladura compuesta por un palo mayor de 54 metros de altura, un trinquete de 52 metros y una mesana de 42,5 metros. Como propulsión auxiliar tenía una máquina de vapor de 1.800 caballos.

En el año 1898 el buque llegó al país. El comando había sido confiado por el ministro de marina, MARTÍN RIVADAVIA, al capitán de Fragata ONOFRE BELBEDER, con el teniente de navío ENRIQUE THORNE de segundo. Sus oficiales de cubierta eran: LEOPOLDO GARD, MARIANO BEASCOCHEA, JULIÁN IRIZAR, VICENTE OLIDEN, ERNESTO ANABIA, GUILLERMO MULVANY y ENRIQUE MORENO..

Al año siguiente realizó su primer viaje como buque-escuela, al mando del capitán BETBEDER y en aquel primer crucero recorrió casi 50.000 millas en 20 meses y 40 días, tocando 71 puertos.

Comenzaba así una historia que pocos países pueden ofrecer: la que escribió la Fragata Sarmiento en su búsqueda de una efectiva y amistosa vinculación panamericana durante los tantos años que fue el buque escuela de la Armada Argentina. A través de 40 años de navegación continuada, fue uniendo y dejando en ellos, una indeleble estela de amistad y de respeto por todos los puertos del continente.

En sus cruceros, a lo largo de todas las rutas del mundo, la “Sarmiento” condujo a todos los marinos que luego integraron los cuadros de jefes y oficiales de mar, estableciendo contactos que potenciaron una fraterna relación con sus pares de América y del mundo, lo que le valió ser reconocida como la “amiga de las Américas”.

A su bordo, la muchachada de todos los rincones del país, desde el paisanito “surero”, que sólo navegó pampas sobre su recado, desde el taciturno serrano y montañez del norte, que no conocía el mar, hasta el correntino nadador de sangre guaraní, ya un poco marinero a fuerza de entenderse con sus grandes ríos natales, conocieron el mundo, y en ella se fue formando nuestra juventud marina.

En sus mástiles han ondeado las banderas de todos los países hermanos y sus cañones han tronado para saludar a reyes y monarcas de todo el mundo y en sus cordajes, han quedado aprisionados los himnos de infinidad de pueblos, junto con el bullicio de los recibimientos triunfales y los adioses de las emotivas y afectuosas despedidas.

«La Sarmiento», como se la llama con afecto, hasta que fue retirada del servicio activo en 1938, navegó sin interrupción por todos los mares que bañan el mundo, realizando una serie de 39 largos viajes en los que recorrió un millón, cien mil millas, distancia equivalente a 50 viajes alrededor del mundo.

Enfrentó ciclones y tifones, desde los mares asiáticos al Caribe. Tenía comedor, cocina, peluquería y salas de clase para 31 oficiales, 40 cadetes y 275 tripulantes. En tan exitosa campaña, recibió, con los honores debidos, al Zar de todas las Rusias Nicolás II y a la Zarina, al Kaiser Guillermo de Alemania, al rey de España don Alfonso XIII, al rey de Portugal Carlos, a los presidentes americanos Taft, de los Estados Unidos de Norte América, y Alessandri de Chile, y otros personajes y la nave estuvo presente en gran des acontecimientos nacionales, coronaciones, inauguración de monumentos y en la apertura del Canal de Panamá.

Veterana ya, parecía gustar particularmente de entrar empavesada de fiesta, en los puertos que tocaba. Engalanada, y con esos jóvenes cadetes a bordo, eran un espectáculo anhelosamente esperado año a año por muchos pueblos que comenzaban ante su presencia, a saber de la Argentina y a conocer su existencia, su gente y sus costumbres.

Cargada de años, pero siempre marinera y gallarda; navegando a todo trapo, con el viento a un largo y a catorce nudos por hora, a través de los mares del mundo “la Sarmiento” era el símbolo gallardo de la patria y el mensaje del sentimiento de confraternidad argentino hasta que el 18 de abril de 1938, zarpó para su último viaje y en 1962 fue retirada oficialmente del servicio, declarada monumento histórico nacional y convertida en Museo, anclada para siempre en el Puerto Madero de Buenos Aires (ver La fragata Presidente Sarmiento).

(1).  Unas palabras más, para referirnos a la “Rosales”, por su protagonismo en un hecho que conmovió a la opinión pública a raíz de su naufragio.

El 7 de julio de 1892, bajo el mando del capitán LEOPOLDO FUNES, junto con el acorazado “Almirante Brown” y el crucero “25 de Mayo”, integrando una escuadra que al mando del contralmirante DANIEL DE SOLIER, la “Rosales”, partió rumbo a Cádiz, para participar en un evento que se iba a realizar para festejar el 400 aniversario de la partida de Cristóbal Colón en el viaje que culminó con el descubrimiento de América.

En la madrugada del día siguiente, llegada la escuadra frente a las costas de Uruguay, se desató una terrible tormenta y la “Rosales”, el 9 de julio, luego de ser abandonada por su tripulación, “Rosales” naufragó en circunstancias no muy precisas todavía (ver El naufragio de la Rosales).

1 Comentario

  1. Horacio

    Estimado Sr.

    Muchas gracias por difundir todos los aspectos de nuestra historia . Aprendo en cada lectura de diferentes temas en su portal pero lo mas importante es que aprendo a valorar las virtudes que tenían los hombres y mujeres que forjaron nuestro pasado. Valores mas destacables como bienes preciados ya que hoy lamentablemente nuestra sociedad los ha perdido. Esta situación es la que marca la gran diferencia entre la gran Nación que hemos sido y lo que es hoy .

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