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COMBATE NAVAL DE SAN NICOLÁS I (02/03/1811)
El coronel de marina BAUTISTA AZOPARDO al mando de la flotilla armada por Buenos Aires, fue derrotado por una fuerza naval comandada por el capitán de fragata realista JACINTO DE ROMARATE y ese fue el primer combate librado por nuestra incipiente marina de guerra.
Con el objeto de romper el bloqueo instalado por la flota española ante el Puerto de Buenos Aires, para mantener expeditas las comunicaciones con las tropas de BELGRANO, que luego de operar en el Paraguay, planeaba dirigirse a reforzar la acción revolucionaria de ARTIGAS en la Banda Oriental, la Junta dispone a desalojar a las fuerzas navales que bloqueaban el Puerto de Buenos Aires y a tal efecto envió la pequeña flotilla que había podido organizar mediante la buena voluntad y diligencia del patriota FRANCISCO DE GURRUCHAGA (ver Primera flota naval argentina).
El 18 de febrero e 1811, partió el capitán AZOPARDO al frente de su flota compuesta por la goleta “Invencible”, el bergantín “25 de Mayo” y la balandra «“América»”. Iba a bordo de la «Invencible», como nave capitana y lo seguían el comandante HIPÓLOTO BOUCHARD al mando de la “25 de Mayo” y ÁNGEL HUBAC como comandante de la “América” y habiendo remontado el río Paraná, al amanecer del 2 de marzo, la flotilla llegó sin contratiempo a San Nicolás.
Allí fue alcanzada por una división naval realista, compuesta de los bergantines “»Cisne»” y «“Belén»”, la zumaca “»Aranzazu»”, los faluchos “»San Martín»” y «“Fama»” y el balandro de gavia “»Castro»”, mandados todos por alféreces y tenientes de la real armada, y dirigidos por el capitán de fragata, JACINTO DE ROMARATE.
Azopardo, comprendiendo que la superioridad del enemigo, le haría muy difícil vencerlo, trató de neutralizar esa desventaja, aprovechando la estrechez del canal que forma la isla enclavada frente al puerto. Colocó la “»Invencible»” a la entrada de aquél.
La «“América»”, de la cual se había desembarcado parte de la artillería, fue colocado en el lugar donde dobla el canal, y el «25 de mayo» se situó, arrimado a la costa, en una posición que le permitiera proteger a los dos buques mayores. Finalmente, con los cañones bajados de la «América», se armaron dos baterías en la quinta de JOSÉ MANJUACH.
Siendo las 15,00 horas, el comandante español, absoluto dominador del Río de la Plata, atacó a la escuadrilla patriota. En las primeras maniobras los dos bergantines realistas quedaron varados sobre el banco de una isla, desde donde soportaron el cañoneo de los buques revolucionarios y de la batería terrestre que había hecho instalar AZOPARDO.
Cuando se imponía un inmediato ataque de los buques inmovilizados, “la estrechez del paraje, el fuerte viento E-SE que azotaba las aguas, pero más que todo –dice un historiador– la cobarde indecisión de algunos improvisados oficiales, disuaden a AZOPARDO de este propósito”.
Los buques realistas consiguieron zafarse de la varadura y se retiraron, pero por la tarde volvieron decididamente al ataque. Ametrallan a la “»Invencible»” e intentan abordar al «“25 de Mayo»”, cuya inexperta tripulación, presa de pánico, se desbanda y arroja al agua, pese a la energía desplegada por BOUCHARD para detenerlos.
Por su parte, la tripulación de la «“América»”, con un rumbo en la proa y la bodega anegada, se había visto obligada a abandonar el buque, de modo que sólo resistía la “»Invencible»”, contra todos los barcos realistas.
Finalmente, después de dos horas de lucha, los españoles logran abordar y tomar a las tres naves, a pesar de la obstinada resistencia que hicieron sus tripulantes, especialmente los Patricios embarcados en la “»Invencible»”.
Tras haber soportado un intenso cañoneo, que casi destruyó todas sus naves, AZOPARDO, comandante de la “»Invencible»”, nave insignia de la flota patriota, al verse perdido, restándole solo ocho hombres de los cincuenta con que había empezado a combatir, tomó una mecha encendida y se precipitó a volar la santabárbara, intento que no pudo realizar por haber sido alcanzado y aprisionado antes de llegar a ella.
Cuando llegaron a la ribera las fuerzas armadas terrestres, que acudían en socorro de los patriotas, Romarate ordenó que se prendiera fuego a los tres buques tomados y se retiró aguas abajo, habiendo causado en poco más de dos horas de combate, la pérdida de la primera escuadra naval que se armara para la defensa de la Revolución.
El resultado de este enfrentamiento con las aguerridas fuerzas españolas, muy superiores en número y en aptitud de combate, no pudo sorprender, aunque no por eso fue menos dolorosa la derrota.
No se doblegó, sin embargo, el espíritu de los patriotas. Pocos días más tarde, la Junta resolvió ordenar un alistamiento general y en la proclama con que dio a conocer esa decisión expresó: ”Vale más sacrificar nuestras vidas y nuestros bienes a la libertad de la patria, que reservarlos para despojos de nuestros opresores».
El capitán AZOPARDO fue conducido prisionero a Montevideo y luego remitido a Cádiz, en cuyos calabozos permaneció encerrado hasta que fue liberado en 1820 y se cuenta que al ser aprisionado exclamó: “»La desgracia no me ha dejado acabar de cumplir con mi deber”».
La derrota de la escuadrilla patriota, significó para España su reivindicación, por los desastres que sus armas habían sufrido en la Península y en Montevideo, produjo una gran alegría.
Los chiquilines del muelle cantaron, durante mucho tiempo, una canción satírica, cuyo objeto era zaherir y molestar a los porteños: “Aunque se rompan los sesos allá en el café de Marcos, no evitarán que los barcos zozobren o sean presos; gaste millones de pesos la República Argentina, agote de Famatina, ese mineral tan vasto; que a pesar de tanto gasto no puede tener marina”.
Existe un listado, de los arroyeños que tomaron parte en el combate de San Nicolás de 1811?