LA ESCUELA DE NÁUTICA (25/11/1799)

Con la idea de formar pilotos capaces de conducir las naves que deberán llevar los productos de la colonia rioplatense a todos los puertos del mundo, en 1799 se crea en Buenos Aires, la «Escuela de Náutica».

Como una muestra más de su comprensión de la importancia de la educación popular cuando regresa a Buenos Aires en 1794 y ya instalado como Secretario del Consulado, MANUEL BELGRANO decide lanzar varios proyectos que conformarán en su conjunto un enjundioso plan educativo. Un programa de vanguardia en aquellos años, que proponía “enseñanza primaria, gratuita y obligatoria”, establecía la creación de escuelas agrícolas y escuelas de hilanzas de lana y de algodón, de la Escuela de Comercio, la Escuela de Náutica y más tarde, la Escuela de Matemáticas, Geometría y Dibujo y de las escuelas para mujeres.

Fue entonces que con el apoyo de VENTURA MIGUEL MARCÓ DEL PONT, Síndico del Consulado de Comercio, el  3 de octubre se 1799 se pone en marcha uno de esos proyectos y el 11 de noviembre de ese mismo año, se inaugura en la sede del Consulado (1) la que fue la primera “Escuela de Náutica” que funcionó en la Argentina: “Una Nación que deja hacer por otra una navegación que puede hacer por sí misma, compromete su futuro y el bienestar de su pueblo” dice en los fundamentos de su iniciativa.

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Él mismo había supervisado la redacción del Reglamento funcional, de su Plan de Estudios con un desarrollo teórico y práctico y la selección de quienes se desempeñarían como autoridades y profesores de la Escuela, mediante un concurso de aptitudes y antecedentes. PEDRO CERVIÑO (imagen), ingeniero militar, topógrafo, cartógrafo, editor y docente hispano-argentino resultó seleccionado para que se desempeñara como Director y “Maestro principal” del Establecimiento y JUAN ALSINA como Subdirector y “segundo Maestro”.

El maestro principal debía enseñar: “la Geometría elemental y práctica; la trigonometría rectilínea, y esférica; la Hidrografía, el Dibujo, y además debía destinar el tiempo conveniente para enseñar la Álgebra, y su aplicación a la Aritmética, y Geometría: las secciones cónicas; el cálculo diferencial, e integral. Los principios generales de la mecánica, y aplicación de ellos a las máquinas”, según lo establecía, el Reglamento que había redactado BELGRANO.

Por su parte, el segundo maestro debía enseñar: “la Aritmética, la Cosmografía, la Geografía y descripción del Globo, uso de los Globos; los cuatro términos de la Navegación, y la resolución de sus Problemas, la construcción, y uso de los instrumentos, el modo de llevar el Diario, y la maniobra”.

Pero poco duraría esta Primera Escuela de Náutica. Menos de 7 años después de inaugurad, fue clausurada el 15 de setiembre de 1806 por medio de una Real Orden donde se manifestaba que “así lo ha resuelto su Majestad, que “desaprueba el establecimiento de la referida Escuela y los certámenes expresados, como que todo se ha verificado sin su autoridad legítima y contra su terminante soberana voluntad que siendo el Comandante de Marina de Montevideo (…) a quien corresponda la observancia de los prevenido en estas materias, para tales establecimientos. (…) Y finalmente, que no aprueba Su Majestad el nombramiento de Don Pedro Antonio Cerviño (…) porque para ese empleo (…) deberán elegirse Pilotos de la Armada, que lo deseen, con supuesta aptitud conveniente».

Qué había pasado?.. Montevideo, privilegiado puerto del Virreinato, estaba en contra del funcionamiento de la Escuela, y desde que fuera inaugurada, luchaba fervientemente para su clausura. Por otro lado, CERVIÑO había desagradado tanto a los miembros consulares como a su majestad, en un discurso realizado en vísperas de la inauguración del instituto, diciendo: “El comercio que hemos hecho hasta ahora se ha limitado a muy poca cosa, comprar en Cádiz lo más barato posible y vender en América lo más caro posible. (…) estos hombres encaprichados no merecen el nombre de comerciantes”. Ponía así al descubierto que la principal traba del comercio era la ignorancia de esos comerciantes y ponía de manifiesto las dificultades que tuvo que afrontar el Consulado para desarrollar el comercio.

No valió de nada la enérgica defensa que de la Escuela hizo MANUEL BELGRANO, ni que CERVIÑO y ALSINA, durante más de dos años, siguieran prestando sus servicios sin cobrar sueldo alguno y prestando sus libros y material de trabajo a sus alumnos sin esperar recompensa.  La orden no aceptó discusiones y la primera invasión de los ingleses, vino a traer más desorden administrativo y el cierre se concretó.

La segunda Escuela de Náutica
En mayo de 1818, el Piloto de Altura ANTONIO CASTELLIN, solicita autorización al gobierno de Buenos Aires para abrir una Escuela de Náutica, con el objeto de “formar pilotos capaces para conducir una nave a cualquier parte del mundo”. La solicitud fue aprobada con la firma del Director Supremo JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN y la que fue entonces “la segunda Escuela de Náutica” fue inaugurada el 1º de febrero de 1819  con sede, nuevamente en el Consulado de Comercio de Buenos Aires.

La tercera Escuela de Náutica
Es la actual Escuela Nacional de Náutica «Manuel Belgrano». Nacida el 12 de julio de 1895 como «Escuela Nacional de Pilotos». El 16 de enero de 1896 el Poder ejecutivo nacional dió por aprobado el Reglamento Funcional y el Plan de Estudios y el 19 de marzo de 1896 dieron comienzo a sus actividades en un local provisorio, cedido por el Ministerio de Educación. El 1º de julio de 1900, pasó a depender del Ministerio de Marina y en 1929, luego de varias mudanzas y cambios de sede, se instaló en su sede definitiva, un edificio cuya construcción comenzó el 5 de agosto de 1927.

Y allí está hoy, formando y capacitando oficiales de la Marina Mercante Argentina, brindando a sus alumnos una preparación integral que les permitirá realizar con eficiencia la conducción y el mantenimiento de buques.

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