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UNA CARTA DE CALFUCURÁ A URQUIZA (1858)
EL CACIQUE CALFUCURÁ LE ESCRIBE A URQUIZA. En 1858, el mayor MÁXIMO LÓPEZ intercepta a una partida de araucanos que portaba una carta de CALFUCURÁ a URQUIZA.
Allí se dice, entre otras cosas: «…Mañana vuelven para su tierra los hombres que me ha enviado, acompañados por tres baquianos míos. Con éstos le pido que me mande los vicios que ellos le han de decir… Llevan también a 35 cautivas de Salto. El capitán Ruiz, enviado por usted, no se ha portado muy bien conmigo, pues sólo me dio de rescate 250 pesos plata.
El cacique CATRIEL está muy creído de que yo lo voy a auxiliar cuando se vea en peligro, y yo lo dejo que se engañe… pero ya iré a atacar a los pampas, para que sepan lo que vale la lanza de un chileno…Amigo, yo le juro que algún día voy a hacer lo que usted me aconseja: no voy a dejar un pampa vivo». Este texto tiene gran valor.
Puede consultarse más completo en “La estupenda conquista” de ERNESTO RAMÍREZ JUÁREZ. Se desprende del contenido que una de las tareas lucrativas de los araucanos era el secuestro extorsivo. En efecto, durante los malones se cautivaban mujeres jóvenes y niños (los hombres y las viejas eran sacrificados) para después solicitar un rescate a los gobiernos de Buenos Aires o Córdoba, o a los parientes directos de los prisioneros.
En este caso, el precio obtenido por 35 cautivas, tomadas en la ciudad de Salto, fue de 250 pesos plata, cantidad que al cacique le había resultado chica. La carta está salpicada de pedidos de toda naturaleza (regalos, vicios, artículos) en un tono que oscila entre el ruego y la amenaza (extraído de una nota de Rolando Hanglin titulada “Argentina acorralada”, publicada en el diario La Nación).