UNA PAREJA DE AMANTES ESCANDALIZA A LOS PORTEÑOS (18/08/1848)

Fueron fusilados en Santos Lugares CAMILA O’ GORMANN de 20 años y su amante, el sacerdote ULADISLAO GUTIÉRREZ de 24, protagonistas de una tragedia romántica de gran repercusión y escándalo en Buenos Aires.

El suceso involucró a dos jóvenes que desafiaron los códigos morales de aquella época. Ella era hija de ADOLFO O’ GORMANN, caballero vinculado a la más altas esferas sociales y políticas del país y su amante era sacerdote, situación ésta que, estimulada por el unánime rechazo de una sociedad no dispuesta a aceptar este tipo de relaciones, motivó la intervención del Gobernador de Buenos Aires, JUAN MANUEL DE ROSAS, quien finalmente cedió a la presión de muchos referentes de esa sociedad y puso su firma a la orden de fusilarlos.

Las normas eclesiásticas sobre el celibato de los sacerdotes, y las leyes patrias impedían de cualquier forma este tipo de uniones.

El sacerdote GUTIÉRREZ, sobrino del general CELEDONIO GUTIÉRREZ, había llegado a Buenos Aires procedente de Tucumán y recomendado a ROSAS y al canónigo PALACIO quién lo tomó bajo su protección, desempeñando sus labores pastorales en el curato del Socorro.

La pareja se enamoró y comenzó a vivir un apasionado romance que se mantuvo en secreto durante largo tiempo, hasta que la imprudencia de los amantes puso en descubierto esta relación.

La pena por ese delito en la época, era de muerte, un exceso quizás inexplicable para la comprensión de mentes modernas, pero justificable, según las leyes y costumbres de entonces. La pareja huyó y se dirigió hacia la provincia de Corrientes, usando documentos falsos, a nombre de MÁXIMO BRANDIEZ y su esposa doña VALENTINA, fechados el 19 de febrero de 1848.

Se refugiaron en un pequeño pueblo de esa ciudad y se dedicaron a la enseñanza escolar, hasta que un cura irlandés católico que pasaba por el pueblo, llamado MIGUEL GANNON CHITTY los delató a la autoridad.

Luego de la fuga, que produjo un escándalo mayúsculo en la pacata sociedad porteña y el clero, la prensa, los argentinos emigrados en Montevideo y hasta el padre de la joven, pidieron frente a éste hecho, un castigo ejemplar. Una vez detenidos fueron remitidos a Buenos Aires y el 18 de diciembre de ese año, ROSAS ordenó que se le impartan a los reos los auxilios espirituales pertinentes y se los hiciera fusilar.

Tiempo más tarde, ROSAS, asumirá exclusivamente toda la responsabilidad en el hecho. En una carta que le dirigió a su pariente FEDERICO TERRERO, desde Southampton, Inglaterra el 6 de marzo de 1870, entre otros párrafos, confiesa:

«Ninguna persona me aconsejó la ejecución del cura Gutiérrez y Camila O´Gorman, ni persona alguna me habló ni escribió en su favor. Por el contrario todas las personas primeras del clero, me hablaron o escribieron sobre ese atrevido crimen y la urgente necesidad de un ejemplar castigo, para prevenir otros escándalos semejantes o parecidos».

«Yo creí lo mismo. Y siendo mía la responsabilidad, ordené la ejecución. Soy, pues, el único responsable de todos mis actos; de mis hechos buenos, como de los malos; de mis errores y de mis aciertos”. (Adolfo SALDÍAS, «Historia de la Confederación Argentina», Tº 3, págs. 239/242).

Mucho más tarde, el 8 de diciembre de 1885, PEDRO RIVAS, alto funcionario de la policía de Buenos Aires, escribió a Adolfo Saldías, interiorizándolo de todo lo que había visto y le constaba de las disposiciones que tomó la policía durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, cuando se supo que Camila O’ Gorman y el cura Uladislao Gutiérrez fueron remitidos presos a Buenos Aires desde la provincia de Corrientes, donde habían ido a buscar refugio para su amorío.

En su patético relato, Pedro Rivas recuerda la participación que le cupo en este resonante episodio, pues era ayudante del entonces jefe de policía, JUAN MORENO, y que culminó con el fusilamiento de los dos amantes en Santos Lugares, provincia de Buenos Aires, en la mañana del 18 de agosto de 1848 (ver Fusilamiento de Camila O’Gorman y su amante, el cura Gutiérrez).

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