SAN MARTÍN ES ACLAMADO EN BUENOS AIRES (11/03/1818)

El día 11 de marzo, a las seis de la mañana, el general SAN MARTÍN, entraba en su casa de Buenos Aires,  donde había llegado para dedicarse a la puesta en marcha de su proyecto para libertar a Perú.

Su imprevista llegada atenía por objeto conferenciar con el director Pueyrredón y arbitrar los medios necesarios para asegurar el dominio del Pacífico y la realización de la expedición al Perú y a pesar de su rechazo a las ostentaciones, no pudo substraerse a las manifestaciones de entusiasmo que pueblo y el gobierno le tributaron.

Los poetas más inspirados, Luca, López, Fray Cayetano Rodríguez y Juan Cruz Varela, cantaron sus victorias en hermosos y vibrantes versos; el gobierno nacional le enviaba los despachos de brigadier general que él devolvió, resuelto a no recibir ascensos, «por el solo hecho de cumplir con su deber», como le expresara en repetidas oportunidades.

El Congreso decretó que se le tributase un voto de gracias, a nombre de la nación, en presencia de todas las autoridades del Estado, y que, para perpetuar sus gloriosos hechos, se abriera una lámina, en cuyo centro resaltara el retrato de San Martín, teniendo a cada lado un genio: el de la Libertad, en el lado derecho, y el de la Victoria, al izquierdo.

Sosteniendo ambas una corona de laurel levantada sobre el retrato y a su pie, las banderas de Chile y de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con esta inscripción en su contorno:

«La Gratitud Nacional al General en Jefe y Ejército vencedor en Chacabuco y Maipú, con el cuadro de estas batallas en la parte más visible de la lámina».

El 17 de marzo San Martín se presenta ante el Congreso y por primera y última vez en los fastos del Parlamento Nacional, se le dieron las gracias por los servicios prestados. Puesto en pie el general y en medio de las delirantes aclamaciones de todos los presentes, dijo que la victoria se debía a sus compañeros de armas, que él no había sido más que el órgano ejecutor del Ejército de los Andes, y que renovaba su juramento de salvar a la patria o morir en la demanda.

Más tarde, arreglado el asunto de la expedición al Perú se ausentó de Buenos Aires, de incógnito como había llegado.

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