Autor: Horacio 28/04/1810 0 Comentarios

Nació en Buenos Aires el Ingeniero PEDRO RICO. Huérfano desde niño, fue pensionado por Bernardino Rivadavia para completar sus estudios en Inglaterra. En el Westminster College, perfeccionó sus estudios de matemáticas superiores, que tanto le atraían, completando su instrucción iniciándose en el fascinante mundo de la astronomía y de la geografía, preparando así su porvenir, que había de reservarle un lugar destacado entre los ingenieros del país.

De regreso de Inglaterra, trabajó en el Observatorio instalado en la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de La Merced, con el Almirante francés Mouchez, en la empresa geodésica que éste había emprendido, en estas costas de la América del Sur. Al asumir Juan Manuel de Rosas el poder, pasó a Montevideo donde prestó sus servicios como Ingeniero en la construcción de las fortificaciones de la plaza.

Al caer Rosas regresó a Buenos Aires, siendo nombrado en 1852 profesor de matemáticas de la Universidad. En el desempeño de su cátedra dejó indeleble recuerdo de su sabiduría y además, de la bondad ingénita de su carácter. Después de un año, por razones políticas, debió abandonar el cargo y pasó al Departamento Topográfico del Estado, donde impuso su criterio científico, aportando reformas trascendentales, entre ellas el sistema de mediciones de agrimensores. Su erudición, además de la esfera de la cátedra y la oficina técnica, se reveló también en la revista del ramo, a cuya mejora contribuyó notablemente.

En 1878 fue designado Jefe de la sección de Geodesia del Departamento de Ingenieros Civiles de la Nación en cuyo desempeño realizó tareas geodésicas para establecer las bases de operaciones en territorio arrebatado a los indígenas. Entre estos trabajos deben citarse: “La posición geográfica de Carhué”; “La redacción de instrucciones para los agrimensores que debían actuar en esas tierras”, con una tabla base de los valores de los grados de latitud, espaciada de 27 en 27 minutos. Además de los diversos cargos públicos que desempeñó, figuró como miembro y representante en América de sociedades científicas europeas. Hasta los últimos días de su ancianidad, colaboró en el Instituto Geográfico Militar y en la Sociedad Geodésica del país.

Falleció en Buenos Aires el 15 de junio de 1886, dejando inéditas todas sus obras; entre ellas: “El diario del sitio de Montevideo”, “Estudio sobre el origen y trasmisión de la propiedad en el partido de Barracas al Sur de Buenos Aires”, obra notable y de gran aplicación práctica; un “Estudio sobre el arrumbamiento de los terrenos en la Provincia de Buenos Aires”, “Tratado sobre medición de alturas y distancias”, “Tratado de trigonometría rectilínea”, “Tratado de trigonometría esférica” y muchos otros, todos de carácter científico, que abundan en problemas y aplicaciones prácticas.