PRIMER EDIFICIO PÚBLICO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES (16/02/1595)

El gobernador FERNANDO DE ZÁRATE comienza a levantar el Fuerte de Buenos Aires, cuya construcción había ordenado en 1593 y este, será éste el primer edificio público levantado en la ciudad.

Se llamó «Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria» y mediante documento público, confirmó la fundación de Buenos Aires realizada por JUAN DE GARAY el 11 de junio de 1580.

La construcción del fuerte era precaria, completada con un foso y un puente levadizo. En 1610 el Cabildo ordenó la colocación de nuevos bastiones y en 1816 Hernandarias lo dotó de un mirador, imprescindible para la vigilancia de la costa y ordenó la construcción de habitaciones para el gobernador.

El 4 de abril de 1713, durante la gobernación de MANUEL DE VELAZCO, se comenzaron las obras del fuerte definitivo, que se terminaron el 20 de septiembre de 1720, siendo Gobernador BRUNO DE ZABALA.

En él, el 25 de Mayo de 1810, se instaló la Primera Junta y durante muchos años continuó siendo la residencia del Poder Ejecutivo.

En 1853 la Legislatura bonaerense, siendo Gobernador de la provincia el doctor PASTOR OBLIGADO, autorizó la demolición del edificio para que se construyera la Aduana.

Desapareció así esa reliquia de la colonia y de los primeros años de la vida independiente. Sólo se preservó el portón que había servido para el puente y un cuerpo del edificio sobre la esquina de las actuales calles Rivadavia y Balcarce, donde continuó funcionando la Casa de Gobierno.

SARMIENTO mejoró lo que quedaba de la construcción y la hizo pintar de color rosado. Se originó así la denominación popular de la Casa Rosada que se le da a la Casa de Gobierno.

Por decreto del 21 de mayo de 1942 fue declarada monumento histórico, pero ya era tarde para preservar la parte principal del viejo fuerte, que había desaparecido por las ideas de un gobernador «progresista».

La historia del Fuerte de Buenos Aires comienza en 1580, en el mismo momento en que Juan de Garay plantaba el «rollo real» en la ciudad de la «Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires».

Entonces, de acuerdo con las ordenanzas españolas, el fundador estableció que la fortaleza debía levantarse en la mitad este de la actual Plaza de Mayo. Pero el fuerte porteño fue por muchos años apenas una defensa de tierra apisonada, muy diferente de los fuertes de otras ciudades costeras españolas, donde se levantaron enormes murallones de piedra.

Probablemente la causa fue que Buenos Aires no se utilizó como salida del oro y la plata hacia Europa y, por lo tanto, no era el sitio más codiciado por los piratas.

Sin embargo, las andanzas de corsarios y piratas en las cercanías de la isla Martín García obligaron a varios gobernadores a pedir al rey el dinero necesario para fortificar la ciudad. En 1595 FERNANDO DE ZÁRATE inicio la construcción de un cerco de forma cuadrada con cuatro bastiones y un foso inundable, situado más al este del lugar elegida por Garay.

A pesar de estos trabajos, el fuerte siguió siendo una construcción miserable, a la que el Gobernador DIEGO RODRÍGUEZ VALDEZ Y LA BANDA la describió como «corral de tapias, con algunas piezas de artillería hundidas».

Cuando a comienzos del siglo XVII, HERNANDARIAS asumió la gobernación, remodeló el fuerte y construyó allí habitaciones para vivir con su familia, trabajando personalmente con la ayuda de sus hijas. En 1631 el gobernador PEDRO ESTEBAN DÁVILA decidió rehacer el fuerte y lo bautizó «San Baltasar de Austria».

La situación no varió y la defensa de la ciudad continuó dependiendo de la escasa profundidad de las aguas del Río de la Plata, que impedía a los barcos acercarse a la costa (ver El Fuerte de Buenos Aires).

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