VISTA DE BUENOS AIRES DESDE LA RADA (1879)

A fines del siglo XIX, contemplada  la ciudad de Buenos Aires desde la rada, ofrecía al que llegaba a sus playas el aspecto más desconsolador.

No se veía, como es ahora, acordonada la ciudad de espléndidos edificios altos y bajos, la gran Estación Central de ferrocarriles, edificios públicos, bellos jardines y paseos.

Lo que se denominaba el bajo era un trayecto desaseado, cubierto de cascajos, arena y cuanto dejaba el río en su receso; viéndose, con frecuencia, gran cantidad de pescados que los pescadores abandonaban por inútiles, muchas veces en estado de putrefacción; siendo también el depósito de basuras y caballos muertos, que a la cincha arrastraban de las calles de la ciudad.

Desde el río se veía un cordón de casas de pobre apariencia, bajas, casi todas iguales en su construcción y que daban al pueblo un aspecto lóbrego y poco agradable: monotonía interrumpida sólo por la belleza y arrogancia de las torres de sus iglesias y lo pintoresco de las barrancas del Retiro, la Recoleta, etc.

Aún existían, al sud de la antigua Fortaleza, en dirección al Riachuelo, edificios en ruina, casuchos inmundos, que no condicen, ciertamente, con la elegancia de las construcciones de la ciudad.

Próximo al sitio en que se construyó el actual muelle, existió, por mucho tiempo, uno hecho en 185, de piedra bruta como de 180 a 200 varas de extensión por 12 o 13 de ancho y de 2 metros de altura más o menos.

Es evidente que esta corta proyección era insuficiente e inadecuada para que los botes pudiesen atracar, de donde re­sultaba la inevitable necesidad de emplear carretillas, únicos vehículos que por entonces había para el transbordo de pasajeros.

En octubre de 1822 llegó a Buenos Aires el ingeniero hidráulico BEVANS, creemos que llamado, como otros extranjeros, por el señor Rivadavia), pes en esa época ya se estaba pensando en la construcción de un nuevo muelle y un nuevo puerto, en cuyos trabajos debía tomar parte monsieur Cattelin, ingeniero militar: pero por falta de recursos, nada se hizo.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *