UN JUICIO POR BRUJERÍA (13/10/1703)

El 13 de octubre de 1703, se inició en San Miguel de Tucumán, un trágico juicio de brujería que iba a terminar con la vida de una pobre esclava.

Aunque las persecuciones por hechicería no abundaron en las colonias del Río de la Plata como sucedió en el norte de América, el Perú y México, este caso ocurrido en Tucumán ilustra acerca de la ignorancia, la superstición y la injusticia que también reinaban por estos lados.

En esta fecha don FRANCISCO DE LUNA Y CÁRDENAS, un rico propietario de tierras, de ilustre apellido, presentó un escrito ante el alcalde de Tucumán.

El escrito acusaba a INÉS, una esclava negra de su propiedad, de haber realizado un hechizo que ponía en peligro su vida y la de su esposa, gravemente enferma. La acusación estaba avalada por el médico de don Francisco, que presentaba pruebas  «científicas e irrefutables del embrujo».

La esclava, de origen africano, que apenas hablaba español, había criado a don Francisco y sus hermanas como una madre, pero estaba indefensa ante las acusaciones del poderoso caballero. El alcalde inició el juicio y, como lo mandaba la ley, nombró un defensor para la esclava, que se declaró inocente de los cargos.

Al mismo tiempo se presentaron distintos testigos que afirmaron conocer la fama de bruja de la vieja Inés. Para hacerla confesar, se la sometió a la tortura del potro y con ese método, la mujer reconoció haber hecho un pacto con el diablo, ser autora de por lo menos cuatro crímenes anteriores y atentar por medio de la brujería contra la vida de sus amos.

La negra fue condenada por «hechicera», a ser paseada por las calles públicas montada en un burro, hasta llegar al lugar del suplicio. La sentencia se cumplió el 1° de diciembre y la víctima, ya destruida por el tormento y el terror, terminó quemada en la hoguera (ver La inquisición en América).

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