PRIMERA LÍNEA FERROVIARIA ARGENTINA (30/08/1857)

El 30 de agosto de 1857 comienza a prestar sus servicios el Ferrocarril Oeste, recorriendo un tramo que iba desde que iba desde la plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle) hasta Flores.

Fue ésta, la primera línea que se estableció en el país bajo el auspicio de los iniciadores, señores: JAIME LAVALLOL, MARCIANO MIRÓ, MANUEL GUERRICO, BERNARDO DE LARROUDÉ, NORBERTO DE LA RIESTRA, ADOLFO VAN PRAET y DANIEL GOWLAND.

La idea de implantar el camino de hierro en la República Argentina nació en el año 1853, en que se formó una Comisión compuesta por los ciudadanos nombrados, quienes solicitaron la concesión para construir un ferrocarril para cubrir el trayecto que iba desde la plaza del Parque (hoy Plaza Lavalle) hasta Flores.

Así fue que el 30 de agosto de 1857 la locomotora que se llamaba “La Porteña” conducida por el ingeniero JOHN ALLEN y su fogonero ALFONSO CARROZZI partió desde la entonces estación “del Parque”, donde actualmente se levanta el Teatro Colón, tomando por la calle hoy llamada Lavalle, se dirigió hacia la quinta de ITURRIAGA y doblando por ella hacia la calle Corrientes, entró en la «Plaza 11 de Setiembre», para seguir desde allí paralelamente al camino real hasta llegar a la Plaza Flores, cumpliendo un recorrido de 10 kilómetros aproximadamente.

El Administrador de la flamante empresa, BERNARDO LARROUDÉ, acompañó al “monstruo de acero”, como le decía el público azorado, a caballo durante todo el trayecto de ida, en el cual sólo se imprimió una velocidad equivalente a los quince kilómetros por hora.

Quedaban así inaugurados los servicios del Ferrocarril Oeste, al que enseguida incorporó otra máquina, llamada «La Argentina», para cumplir con el sueño de sus gestores, llevando el progreso hacia todos los rincones de la patria.

En 1873 se puso en funcionamiento otro ramal, que partía de «Once de Setiembre» y llegaba hasta el Riachuelo. Esta vía servía al mismo tiempo, para llevar mercaderías como para transportar la basura de la ciudad, por lo que se comenzó a llamarlo «el tren de las basuras», pero como la línea causaba muchos problemas, fue clausurada en 1895.

También de la «Plaza Once» partía otro ramal que llevaba pasajeros hasta «las Catalinas» y terminaba en la Estación «Recoleta», pero esta vía duró muy poco tiempo.

Pasado el tiempo, ya en 1877, se podrá leer en “La guerra al malón”, un libro de Manuel Prado, algunas historias que permiten comprobar hasta qué punto, las expectativas de sus fundadores, se ven concretadas por este servicio de trenes, que une rincones lejanos de la patria.

«Cuando ingresé al Ejército, allá por mayo de 1877, el tren que debía llevarme hasta Chivilcoy, cabecera entonces del Ferrocarril Oeste, salía de la estación del Parque y del mismo lugar en donde ahora se levanta, soberbio e imponente, el teatro Colón.

Y no debe sorprender que el tren tuviese su punto de partida en el centro de la ciudad, si se considera que el desierto empezaba ahí no más, a cuarenta leguas de la casa de gobierno. El tren se alejaba de la ciudad, cruzando la calle del Parque y luego la de Corrientes, para hacer su primer alto en la estación del Once.

En Merlo el tren se detenía un cuarto de hora. Bajamos del coche, según el alférez Requejo, para desentumir las tabas, pero que en realidad era para meternos en la confitería a tomarnos una ginebra.

Un momento de paseo y al coche nuevamente. Íbamos a salir para Mercedes, en donde se almorzaba. Omito la descripción de ese viaje, monótono y sin interés alguno, hasta Chivilcoy. Allá debían empezar nuestras tribulaciones: Se entraba en el desierto y eso siempre era peligroso, para no hablar de la tierra y el calor (o el frío según fuere la estación) que debíamos soportar.

No me acuerdo bien, pero creo que llegamos a Chivilcoy, cabecera entonces del Ferrocarril Oeste, a eso de las tres de la tarde. Desde allí a Junín, la cruzada se hacía en mensajería».

Pocos años después de instalarse el Ferrocarril del Oeste, se comprobó que el funcionamiento de los trenes en medio de la ciudad, era una verdadera complicación y eso llevó a que se clausurara la Estación del Parque” y la cabecera de la línea pasó a ser la «Estación Once», por ese entonces ubicada en la Plaza Once (hoy Plaza Miserere), La inauguración de la «Estación Once de Setiembre», hoy llamada «Domingo Faustino Sarmiento», tuvo lugar el 5 de agosto de 1896.

Estaba ubicada en el barrio conocido como “el Once”, en un lugar donde funcionaba un mercado de frutas, verduras y carne que se vendían en la ciudad, llegados en innumerables carretas y hombres de a caballo y en cuyas calles vecinas, funcionaban grandes e importantes comercios como la Casa Morea y Montemayor, que vendían maquinarias para el campo, una sastrería y hasta una pulpería con numerosa clientela. Esta actividad comenzó a cobrar gran importancia para la economía de la ciudad y eso decidió la construcción de la monumental Estación que todavía hoy se halla allí.

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