EL PALENQUE PAMPA

Se llama palenque pampa, también conocído como “el muerto” a dos palos unidos en cruz con un tiento, o un hueso que el gaucho siempre llevaba consigo en el apero,  que le servían para asegurar su caballo en campo abierto, donde no había ni ramas, ni pastos duros, ni árboles, ni paja brava para atarlo.

El gaucho aprendió mucho del aborigen y esta forma de evitar que su montado, durante su descanso nocturno, lo dejara abandonado en la soledad de esa inmensa y hostil pampa, fue una de esas cosas que quizás alguna vez le hayan salvado la vida. Ataba esos palos o el hueso en un extremo del “atador” (cabestro, soga o tiento largo) y si no disponía de ellos, hacía un nudo en uno de sus extremos.

Con su cuchillo enterraba los palos, el hueso o el nudo y una vez bien apisonado el terreno, al otro extremo de la soga, ataba su caballo. La eficacia de este sostén radicaba en que al poner el hueso o uno de los palos, de tal forma que quedara horizontal con el nivel de la tierra, había logrado instalar una verdadera “ancla” del desierto. Era así imposible que el animal lograra liberarse, porque es natural que para hacerlo solo pueda tirar horizontalmente, en forma casi paralela al suelo. Cosa que en cambio, el hombre puede hacer, simplemente tirando para arriba de la soga (ver Voces, usos y costumbres del campo argentino).

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