MONTEAGUDO, BERNARDO DE (1789-1825)

Abogado, político, escritor, periodista, militar y revolucionario, que gozó de la confianza de SAN MARTÍN, O’HIGGINS y BOLÍVAR, aun cuando su genio irritable y violento, le alejó, en ocasiones, de alguno de ellos. Nació en la ciudad de Tucumán, el 20 de agosto de 1789, siendo sus padres, gente de muy humilde posición.

Se busca un rostro para Bernardo Monteagudo – Afrodescendencia y Cultura Visual

Estudió en Córdoba y en Chuquisaca y en junio de 1898, se graduó en Derecho y Teología. Hablaba perfectamente el francés y el inglés. Era de tez morena (ver Retratos verdaderos y retratos apócrifos), elegante y seductor y famoso por su éxito entre las mujeres, lo que le costó el odio de muchos hombres. Pero Monteagudo fue también el primer líder político que pensó que las mujeres debían tomar parte importante en la lucha por la Independencia.

Fue un temprano promotor de la Independencia hispanoamericana y mientras estudiaba en Chuquisaca, cuando tenía solamente diecinueve años, apoyó y lideró la revolución contra España que allí estalló el 9 de mayo de 1809, de cuya Proclama fue el redactor. Sangrientamente sofocado ese que fue el primer movimiento libertario que se produjo en Sudamérica y apercibidas las autoridades realistas de la influencia que ejercía sobre el pueblo, fue encarcelaron.

Libre a fines de 1810, se trasladó a Buenos Aires y se incorporó al movimiento del 15 de Mayo de ese año, distinguiéndose como eficaz agitador de multitudes. Vinculado a los “jacobinos”, especialmente con JUAN JOSÉ CASTELLI, protagonizó, al igual que ellos, violentas políticas revolucionarias, adhiriendo al sector más radical del movimiento independentista.

En 1811 presentó el que fue el primer proyecto de Constitución que veía la luz en Sudamérica y en 1812 ingresó a la Logia Lautaro, siguiendo los pasos de SAN MARTÍN y O’HIGGINS y reorganizó la “Sociedad Patriótica”, creada por los “morenistas”, llegando a ser su Presidente, antes de que fuera disuelta por los “saavedristas”.

Regresó a Tucumán y producido el desastre de Huaquí (20 de junio de 1811), bajó nuevamente a Buenos Aires y JUAN JOSÉ CASTELLI lo designó su Secretario. Más tarde fue puesto al frente del periódico “La Gaceta. En enero de 1812 publicó el periódico “Mártir o libre”, en cuyas páginas acentuaba su propaganda en favor de la inmediata proclamación de la independencia. El 8 de octubre de 1812, dirigió el movimiento popular promovido por la Logia Lautaro, que tuvo como consecuencia la caída del primer Triunvirato “por inoperante”.

En la Asamblea del año 1813, representó a la provincia de Mendoza y en 1815, habiendo sido uno de los sostenedores de la política de CARLOS MARÍA DE ALVEAR, al caer éste del poder, fue desterrado al igual que VIEYTES, DONADO, GÓMEZ, POSADAS, PEÑA, LARREA y otros “alvearístas”.

Viajó por los Estados Unidos y por Francia y desde allí, en 1817, regresó a su Patria, donde fue nombrado Auditor de Guerra del Ejército de los Andes y pasó a Chile con SAN MARTÍN, de quien fue su hombre de gran confianza y su Secretario político. Luego de Chacabuco (12 de febrero de 1817), lograda la independencia de Chile, fue é quien redactó el Acta de su Independencia.

Al producirse el desastre de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818), repasó la cordillera y se instaló en Mendoza, interviniendo en el proceso y condena de los hermanos CARRERA, como antes, interviniera en el proceso de ÁLZAGA y en el de los españoles complicados en la intentona de 1812. Después de Maipú (5 de abril de 1818) volvió a Chile, pero, complicado en una conjuración contra O’HIGGINS, se le desterró a San Luis.

Se hallaba allí, cuando ocurrió la sublevación de los oficiales españoles prisioneros, y también le tocó actuar como fiscal en aquella triste causa, que terminó con la muerte de todos los sublevados. Después, pasó de nuevo a Mendoza y acompañó a SAN MARTÍN en la Campaña Libertadora del Perú.  Luego de producida la emancipación del Perú, se hizo cargo de la cartera de Guerra y Marina y allí, seguramente algunos decretos que San Martín estableció en el Perú se deben a su inspiración, como el que terminaba con la Inquisición en Lima y el que declaraba “no infame” la profesión de actor. Prestó invalorables servicios descifrando claves tomadas al enemigo, para lo que tenía un talento especial.

En 1822 paso a desempeñarse como Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de Perú y por especial encargo del general San Martín escribió la “Exposición de las tareas administrativas del Gobierno”.

Adoptó benéficas disposiciones en el orden cultural, diplomático y militar; pero, como consecuencia de la aplicación de algunos destierros y sanciones, se granjeó el descontento popular.

Desde su llegada a Lima, vivió días muy amargos, hostigado por sus opositores quizás por su adhesión incondicional al general SAN MARTÍN, por sus reformas y por su tono altanero cuando ordenaba. Hasta se lo acusaba de pretender la instalación de una monarquía constitucional. Finalmente caído en desgracia, el Cabildo de la ciudad lo removió del cargo en julio de 1822 exigiéndose su salida del país. fue desterrado a Panamá. De allí pasó a Quito (Ecuador) y allí conoció e hizo amistad con Bolívar, quien también lo consideró su amigo personal y admiró su enorme elocuencia

Y fue entonces allí, cuando MONTEAGUDO lo instó a BOLÍVAR a poner en práctica el proyecto de una gran “Confederación Continental Americana”, nacido de la visión de FRANCISCO DE MIRANDA y apoyado por varios líderes americanos (entre ellos el propio JOSÉ DE SAN MARTÍN), sin duda la idea más importante que tuvo y que lo califica como el primer argentino que potenció la idea de formar una liga de países americanos.

MONTEAGUDO sostenía que era de fundamental importancia para el futuro de las naciones que iban logrando su Independencia, formar una Liga General con todos los nacientes países americanos para luchar contra el enemigo común. Quería que se realizara un Congreso con la participación de los nuevos estados para lograr la “federación hispanoamericana bajo los auspicios de una asamblea cuya política tendrá como base consolidar los derechos de los pueblos y no los de algunas familias”. Se opuso tenazmente a toda negociación con España, Portugal, el Brasil o Gran Bretaña o con los que buscaban reyes extranjeros para el país.

Pero, sus enemigos continuaron acosándolo por sus ideas y presionaron a Bolívar para que se deshiciera de él, acusándolo de intrigar con SAN MARTÍN es desmedro de su liderazgo. “Estas circunstancias lo han hecho muy temible a los ojos de los actuales corifeos del Perú —dice en una carta el general SIMÓN BOLÍVAR al general SANTANDER—, los que me han rogado por Dios que lo aleje de sus playas, porque le tienen un terror pánico”. Y continúa diciendo: “Añadiré francamente que MONTEAGUDO, conmigo, puede ser hombre infinitamente útil, porque, sabe, tiene una actividad sin límites en el gabinete y tiene además un tono europeo y unos modales muy propios para una corte, es joven y tiene representación en su persona”. En 1824, BOLÍVAR le permitió retornar a Perú y allí, en una oscura calle de Lima, fue asesinado el 28 de enero de 1825.

Escritor y Tribuno que disfrutó de gran prestigio, no tan sólo en su patria, sino en Chile y el Perú. Fundó y/o dirigió periódicos independentistas en tres países: la “Gazeta de Buenos Aires”, “Mártir o Libre” y “El grito del sud” en su patria, “El censor de la revolución” en Chile y “El Pacificador” en Perú.

En los tiempos que su intensa actividad política se lo permitió, escribió ensayos, sátiras y obras de teatro, algunas de las cuales fueron prohibidas por el Santo Oficio y es el autor de “Memorias y escritos políticos” y “Cartas a Bolívar”.

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