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MARCA SUDAMERICANA DE ALTURA EN GLOBO (05/11/1912)
JORGE NEWBERY LOGRA BATIR LA MARCA SUDAMERICANA DE ALTURA EN GLOBO.
El penúltimo vuelo de JORGE NEWBERY en aeróstato fue dramático. Lo realizó el 5 de noviembre de 1912, en el globo «Buenos Aires» y permaneció en el aire durante 4 horas y 10 minutos.
Lo realizó acompañado por el teniente de navío MELCHOR ESCOLA y el teniente 1º RAÚL GPUBAT, sus alumnos del primer curso de la flamante Escuela de Aviación Militar, recién inaugurada el El Palomar, por su iniciativa y la de otros caballeros militares y civiles.
El globo se levantó el 5 de noviembre de 1912 desde la usina de Belgrano, en el norte de la Capital, muy cerca de donde había sido su domicilio hasta que en 1910, luego de pasar por Long Champs y Villa Lugano, se asienta en El Palomar, que es donde comienza a desarrollar su pasión por los vuelos.
A las 10 de la mañana de ese día, el esférico suelta amarras y a poco de liberarse, inconvenientes en el ascenso, obligan a que se arrojen las tres cuartas partes del lastre que llevaba.
El globo sube hasta alcanzar 1.700 metros, pero un viento desapacible lo tira hacia el río. NEWBERY indica a sus alumnos que preparen los salvavidas. pero consternados, advierten que el encargado de colocarlos en la barquilla, «como era de práctica hacerlo cuando las ascensiones se realizaban junto al mar o a un estuario como el del Plata», los había olvidado.
De común acuerdo, sueltan para el olvidadizo una paloma con el siguiente mensaje: «Nos internamos en el río sin salvavidas. Lo felicitamos. Newbery, Goubat y Escola.
NEWBERY, como jefe de la tripulación decide navegar a «guide rope», esperando que un barco los recoja. No puede maniobrar casi sin lastre. Abre y cierra la válvula de escape. El globo baja y la barquilla de mimbre choca contra el agua. Se arrastra y empieza a sumergirse. Los tres tripulantes se cuelgan del aro de unión entre el globo y la canasta. Ni un solo buque o bote a la vista.
A lo lejos divisan la aguja de la torre de la iglesia de San Isidro. Así transcurre más de media hora en que el balón se arrastra penosamente por el río.
Arrojan todo afuera: ropas, sacos de lastre, víveres e instrumental, menos el altímetro que el teniente GOUBAT se cuelga al cuello. A poco el sol que aparece por un claro de una capa de nubes, hace dilatar el gas del globo.
Éste empieza a levantarse rápidamente. Mil metros. Poco después GOUBAT anuncia «2.400 metros». Arriba del manto de nubes y sin brújula, navegan desorientados. Aparece un claro y ven que siguen sobre el río. 3.500 metros: NEWBERY ha a batido su propio «récord» anterior. 4.000 metros y 10º bajo cero.
Con la ropa mojada y a esa temperatura, sufren terriblemente el frío. A las 12.30 horas, el «statoscope» señala 5.000 metros. Es el «récord» del piloto francés Garrós logrado en avión el 6 de setiembre de ese año 1912.
Sin lastre, sin oxígeno, ¿hasta cuándo subirán?. Dieciséis grados bajo cero. Escarchilla sobre sus ropas mojadas. GOUBAT grita «5.100 metros!!.».
Es la marca sudamericana de altura en globo. Empiezan a sentir la rarificación del aire. De seguir ascendiendo sin oxígeno, vendría la muerte a breve plazo para los tres esforzados aeronautas.
De repente GOUBAT: «¡Descendemos!»… Se abrazan, se transmiten calor y ESCOLA, como buen marino que era o imitando el famoso grito de Rodrigo de Triana, lanza el clásico ¡Tierra!.
Pero sólo es la costa. ¡No es un buque que debe atracar el que tripulan!. Deben adentrarse en tierra, si no, acuatizarán en vez de aterrizar.
A 80 metros de altura Newbery desgarra el globo. Chocan con el agua un poco adentro de la orilla y el canastazo es violento. La barquilla se sumerge, pero la costa está próxima. Están casi a punto de ahogarse, pero al final hacen pie en tierra. El esférico amenaza perderse. Hay que salvarlo.
Con la ayuda de un paisano que se acercó curioso al lugar, lo arrastran a la orilla con una canoa. El «raid» había terminado cerca de Ensenada, por el Sur.
A medianoche, NEWBERY, ESCOLA y GOUBAT, llegan en tren a Constitución en mangas de camisa, llenos de barro. La gente los mira asombrada, sin saber aún que esos tres «desaliñados personajes» habían batido la marca sudamericana de vuelo en globo (ver Los vuelos en globo en Argentina. Sus comienzos).