MÁS CARNICERÍAS PARA LOS PORTEÑOS (25/08/1610)

El Cabildo de la ciudad de Buenos Aires resolvió construir carnicerías a su cargo para atender las necesidades de la población.

Aunque parezca absurdo, en un país donde el ganado sobraba, la provisión de carne era un grave problema para la gente de la ciudad. Es imposible saber la cantidad de vacunos que poblaban las llanuras en los si­glos XVII y XVIII, aunque, según los cálculos del naturalista Félix de Azara, podían llegar a los 84 millones de cabezas.

La matanza de ganado, llamado «Derecho de vaquería», era dispuesta por el Cabildo y favorecía a cierto grupo de vecinos o a congregaciones religiosas y ello no significaba la segura provisión de carne para los ciudadanos en general (ver Las vaquerías).

Las protestas eran constantes y se reclamaba por la escasez, la mala calidad, la falta de higiene y los sospechosos procedimientos llevados a cabo para pesar la carne.

En un principio, el Cabildo intentó solucionar el problema haciendo acuerdos con algunos comerciantes privados para la matanza de ganado y distribución de carne. Pero la situación no mejoró, y ante las quejas, las autoridades resolvieron construir carnicerías con fondos estatales.

El tesorero de la hacienda, debió reunir el dinero para esas construcciones, sacándolo de multas aplicadas al contrabando y de fondos destinados a otras obras públicas.

La población de la colonia consumía preferentemente carne vacuna, aunque también se vendía de cerdo y de carnero, aunque esta última no tenía mucha aceptación por su baja calidad (ver Comidas del siglo XIX).

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