LA PRIMERA ADUANA DE BUENOS AIRES (07/04/1778)

El primer antecedente que tiene la Aduana de Buenos Aires, se remonta al 1º de junio de 1586. En esa fecha el funcionario público DIEGO DE OLABARRIETA expidió el primer Registro oficial y comprobante de cobro de derechos que se conservan y que correspondía al ingreso de mercaderías

Se la considera fundacional, aunque se trataba solamente de una simple oficina para el registro de ingreso y egreso de mercaderías traídas por la nave “Nuestra Señora del Rosario, procedente del Brasil y consignada al señor ALFONSO VERA.

Más tarde, la instalación del Libre Comercio en el Río de  la Plata, impuso la necesidad de estructurar mejor este organismo, ante el descarado contrabando que afectaba el comercio con estos territorios. Así nació la primer Aduana de Buenos Aires.

La primera Aduana de Buenos Aires (07/04/1778). Respondiendo a una iniciativa del Virrey PEDRO DE CEVALLOS, por medio de una Ordenanza real, se dispuso la creación de la “Aduana de Buenos Aires” y MANUEL JOSÉ DE LAVALLE, fue su primer Administrador (título luego reemplazado por el de Colector General), funcionario que venía de desempeñarse como Administrador General de la Real Renta de Tabacos.

Funcionaba en un edificio de pésimo y ruinoso aspecto, aunque su interior satisfacía las necesidades para el tráfico y las exigencias de la época. Esa primera Aduana tuvo enorme importancia en la organización del país y fue determinante en la gestación de las guerras civiles.

Durante muchos años Buenos Aires padeció una situación de dependencia comercial con respecto a Lima que monopolizaba todas las actividades mercantiles.

Eran los tiempos del Virreinato del Río de la Plata que tenía, en la capital peruana, un centro importante por su posición estratégica de cara al océano Pacífico. En efecto, la obligación impuesta por España de comprar y vender a través de la larga ruta del Perú dio origen a un constante contrabando.

Comercio libre (15/11/1809). Decidida la corona española a terminar con los males del contrabando, que no habían podido ser eliminados mediante la instalación de la Aduana Seca de Córdoba en 1622, mediante un real orden establece el “Libre Comercio” de y con sus colonias en América (ver La primera Aduana interna en el Río de la Plata).

Se levantaron gran parte de las restricciones que afectaban al comercio y se abrió el puerto de Buenos Aires. Se puso en práctica un Reglamento que regía tanto el trato con las embarcaciones de guerra como los impuestos a las mercaderías. El movimiento de la Aduana dependió de los vaivenes políticos europeos, pero sus ingresos fueron creciendo casi sin interrupción.

Hubo años de superávit que permitieron al país crecer en áreas que, anteriormente, habían sido deficitarias. El peor año, antes de la Revolución de Mayo, fue 1789 por efecto de la guerra con Inglaterra. En los años siguientes, Buenos Aires retuvo el control del Puerto y de la Aduana, en perjuicio de las provincias.

El 14 de noviembre de 1853, en Buenos Aires, siendo Gobernador de la provincia, el doctor PASTOR OBLIGADO, la Legislatura, autorizó al Poder Ejecutivo para que dispusiera la construcción de un nuevo edificio para la Aduana en el lugar que hallara más apropiado para cumplir con sus responsabilidades.

El gobierno consideró que para ello, lo más conveniente era más derribar el antigüo Fuerte de Buenos Aires, única defensa que conservaba la ciudad Buenos Aires desde los primeros tiempos de la conquista, para construí allí el edificio de la Aduana, ya que el lugar garantizaba una real presencia de este organismo, en los sectores de la costa, que eran el escenario del embarque y desembarque de mercaderías.

Su primer Administrador fue FRANCISCO JIMÉNEZ DE MESA y durante su gestión, esta Aduana logró recaudar importantes impuestos durante los años de oro de la exportación de productos agropecuarios.

En un principio ocupó el edificio de Alsina y Perú, llamado La Ranchería, donde después funcionó el primer teatro porteño y luego se trasladó a la casona de la familia BASAVILBASO, que estaba ubicada en la actual avenida Belgrano junto a la iglesia de Santo Domingo.

El intendente FRANCISCO DE PAULA SANZ- alquiló la finca por la suma de 1.700 pesos anuales, señalando que «no es finca para que ningún particular pueda habitarla, pagando su justo precio”.

En efecto, la casa de los BASAVILBASO era una de las más importantes de la ciudad y, como lo ha señalado el arquitecto e historiador MARTÍN NOEL, puede considerársela como «el más hermoso de los edificios de la arquitectura civil porteña». Su portal de entrada estaba flanqueado por pilastras y coronado con tres pináculos en forma de jarrones. Ésta que fue llamada la «Aduana Vieja»,  fue demolida en 1891.

LA Aduana Nueva (1859)
La “Aduana Nueva” estaba donde hoy es el Paseo Colón, entre Rivadavia e Hipólito Irigoyen y fue el segundo edificio público que se construyó durante la época de la Organización Nacional (el primero fue el Fuerte de Buenos Aires), cuando JUSTO JOSÉ DE URQUIZA ejercía la presidencia de la República, según la Constitución de 1853  y el primero que ocupó tierras ganadas al Rio de la Plata.

Fue conocida como la “Aduana Nueva”, para distinguirla de la antigua Aduana colonial que estuvo emplazada en una vieja casona de la actual avenida Belgrano y también fue llamada “Aduana de Taylor”, en homenaje al autor del proyecto.

Hasta esa época, para la carga y descarga de mercaderías que llegaban o partían de Buenos Aires, era utilizado el puerto de La Boca, a  la entrada del Riachuelo, donde un simple Resguardo controlaba el acceso y unos precarios muelles construídos frente a la ciudad, permitían que las barcazas y los carros de grandes ruedas,  acercaran  a los pasajeros, ya que la poca profundidad del río, obligaba a los barcos a permanecer anclados a casi un kilómetro aguas adentro.

Debido al crecimiento de la actividad comercial de un país claramente abierto a la importación y al aumento en el calado de los barcos que comenzaron a utilizarse en el tráfico marítimo, este puerto se hizo inadecuado y fue  necesario contar con un amarradero de aguas profundas, con Aduana para el control y de fácil acceso desde el centro de la ciudad.

Con este objetivo, en 1855, se realizó un concurso en el que intervinieron tres proyectos, siendo seleccionado el que presentara el ingeniero inglés EDWARD TAYLOR, que incluía en el suyo, la construcción de un muelle para pasajeros.

La obra, concebida como una mega y fastuosa puerta de acceso a la ciudad de Buenos Aires, quizás para borrar la presencia como tal, del llamado “Caserón de Rosas”, cuyo recuerdo aún lastimaba los sentimientos de los porteños, era una construcción con forma semicircular levantada en terrenos ganados al río, lindando con las paredes posteriores del Fuerte y mirando al río, justo detrás de la Casa de Gobierno, antiguamente Fuerte y Palacio de los Gobernadores que aun existía en esa época.

Comenzó a construirse en 1855, debiendo procederse como primera medida a demoler parte del viejo Fuerte y a rellenar y compactar un vasto sector de tierras ocupado por las aguas del Río de la Plata.

Pronto comenzó a surgir esta inmensa “Aduana Nueva”, que era en realidad, un conjunto de edificios de los cuales el principal, con frente al río, tenía forma de semicírculo y  contaba con cinco pisos destinados a servir como depósitos y cincuenta y un almacenes abovedados rodeados exteriormente por galerías para facilitar la circulación.

De la torre central rematada por un reloj y un faro, partía un espigón de madera de 300 metros de largo, que era utilizado como muelle principal de carga y descarga, muy apto para el servicio a barcos de gran calado.

Existían también depósitos sobre la calle Victoria, hoy Hipólito Irigoyen, y rampas en curvas que unían la Plaza de Mayo con el Paseo de Julio, hoy Leandro N. Alem, por donde los carros, cargados con mercaderías, podían llegar hasta el “Patio de Maniobras”, lugar donde se re expedían las cargas hacia su destino final. A sus dependencias interiores, se entraba por lo que hoy es el arco central de la Casa de  Gobierno.

Mientras se terminaba su construcción, se habilitó por poco tiempo un viejo caserón en la esquina sudoeste de las actuales Av. Paseo Colón y Garay, llamada la “Aduana de Lanús” y luego de cuatro años, pudo por fin ser inaugurada en 1859.

Consta que en total costó unos 16 millones de pesos, cifra exorbitante para aquella época, pero no fue un mal negocio, porque esta Aduana permitió mostrar al mundo el poder económico y la pujanza de una ciudad que crecía vertiginosamente y la importancia que había alcanzado su Puerto, para las actividades vinculadas con el comercio exterior.

La “Aduana Nueva”, luego de que se le incorporaran numerosos anexos y otras obras secundarias para ir adaptándola a las exigencias de un tráfico cada vez mayor, en 1894 fue finalmente demolida hasta el primer piso, para dar lugar a las obras de Puerto Madero, quedando su base sepultada bajo la actual Plaza Colón.

Como la Aduana tuvo que seguir funcionando, pasó a ocupar precariamente el edificio conocido como el de Rentas Nacionales, ubicado donde hoy está el Palacio de Hacienda y allí estuvo hasta que en 1910 se inauguró su nuevo edificio ubicado en la manzana delimitada por Paseo Colón, Ingeniero Huergo, Belgrano y Moreno, lugar que hoy ocupa.

La actual Aduana de Buenos Aires (06/01/1911)
El desarrollo de la actividad agropecuaria, con el consiguiente afianzamiento del modelo agro-exportador  y la incómoda situación en la que se hallaba, ocupando precariamente un edificio que no le resultaba apropiado, se resolvió destinar a la construcción de un nuevo edificio para la Aduana de Buenos Aires, ocupando un terreno nacido con el relleno costero del nuevo puerto, delimitado por las avenidas Paseo Colón e Ingeniero Huergo y las calles Belgrano y Moreno.

En 1908, el estudio de los arquitectos EDUARDO LANÚ y PABLO HARY proyecto el nuevo edificio y en enero de 1909, comenzaron las obras, durante la presidencia del doctor JOSÉ FIGUEROA ALCORTA.  El edificio fue inaugurado el 8 de octubre de 1910, en el marco del festejo del Centenario de la Revolución de Mayo, comenzó a funcionar el 6 de enero de 1911 y desde entonces allí está.

6 Comentarios

  1. Anónimo

    Buenas tardes. Se debe corregir el año en el que se estableció la aduana seca, dado que fué en 1622 y no en 1662.

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    1. Horacio (Publicaciones Autor)

      Gracias por la información.De inmediato procedemos a corregir el error.

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    2. Anónimo

      nooooo

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      1. Anónimo

        no que

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  2. Anónimo

    pompo

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  3. María

    Quisiera saber si ahí hay registro de inmigrantes de principios de 1900 en adelante

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