LA VENTA DE ESCLAVOS EN EL RÍO DE LA PLATA (1810)

En 1713 la compañía inglesa del Mar del Sud fue autorizada a introducir esclavos en el virreinato del Río de la Plata; había recibido este privilegio del gobierno inglés, el que a su vez,  lo había obtenido del de  España.

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La Compañía del Sud estableció su mercado donde hoy se encuentra la Plaza San Martín y sus alrededores, en la ciudad de Buenos Aires, terrenos que adquirió en forma definitiva en 718. Unos treinta años después, a raíz de un conflicto entre España e Inglaterra, estas tierras, como lo fueron todas las propiedades de la compañía le fueron confiscadas.

En 1810 había en Buenos Aires unos seis mil negros africanos y unos cinco mil nacidos en el país y el comercio de esclavos era una actividad común de las familias porteñas. A veces, los esclavos eran comprados por los particulares directamente en el exterior por medio de un comisionado.

Véase como ejemplo de lo dicho, esta carta enviada desde Río de Janeiro a un vecino Buenos Aires: “Muy señor mío: Por la goleta “Ávila”,  remito a usted la negrita que me encargó comprar aquí. Tiene unos trece o catorce años, ha nacido en el Congo y se llama María. Hago constar que he recibido los quinientos pesos, importe de la compra. Saluda a usted su afmo. y S.S.».

La compra-venta de esclavos daba lugar a que se publicaran en los periódicos avisos que hoy resultan curiosos: «D. Jayme Alsína y Verles desea comprar una cria da negra ladina, que sepa lavar y planchar con alguna perfección, y coser algo. El que la quisiere vender,  se verá con él, previniéndose que la criada es para pasar a Montevideo a servir a Doña María Antonia Soler Viuda del finado D. Pascual José Parodi» (publicado en el “Correo de Comercio” del  21 de julio de 1810).

Otras veces se anunciaba la venta de «un mulato fuerte y muy trabajador, sin vicios ni enfermedades” o “un moreno de veintidós años, buen cocinero y activo para todo servicio, muy sano y de buena presencia”. Cuando algún esclavo se fugaba, también se acostumbraba publicar avisos, dando la filiación del negro, forma en que iba vestido, etc., para que quien conociese su paradero lo comunicase a sus amos o a la policía.

El esclavo que no estaba conforme con su amo, podía solicitar ser vendido («papel dé venta») e incluso buscar él mismo un comprador, como lo demuestra el documento que transcribimos a continuación, donde se concreta la transferencia de un esclavo que pagará por su liberación.

Extendido en papel sellado en Buenos Aires en 1823, fijando la forma en que un esclavo vendido podía rescatarse, sin que ésta haya sido la regla general para tal operación (Fíjese la fecha y vea hasta que punto, aunque en 1813, la Asmblea tomó algunas disposiciones vinculadas con la esclavitud, las cosas seguían igualmente deshumanizadas para la gente de color)

“Por el presente documento declaro yo, el abajo firmante, haber vendido al señor don N. N. un criado esclavo mío, llamado Mariano, con todos los vicios, nulidades y enfermedades que tuviere, en la cantidad de doscientos veinticinco pesos, en cuyo equitativo precio me he dispuesto a darlo por habÉrseme asegurado, tanto el expresado señor N. N., como el indicado criado, que el único motivo que hay para esta compra,  es el que este mismo criado, dedicándose a trabajar en lo que más le acomode y sea conforme a su conservación, entregue mensualmente un salario de ocho pesos a dicho don N. N., y lo más que pueda adquirir, que será destinado a reunir un fondo con que pueda libertarse del estado de esclavitud; siendo precisa condición,  que desde el momento que el criado entregue al amo los doscientos veinticinco pesos en que ha sido vendido, dejará de contribuirle con los ocho pesos mensuales que debe exigirle mientras sea esclavo.

Y por cuanto yo, el vendedor, he sido íntegramente satisfecho de los doscientos veinticinco pesos de esta venta, cedo y traspaso al comprador, todo dominio que hasta hoy me ha correspondido sobre el criado Mariano; habiendo sido testigo de este contrato, los subscribientes que conmigo firman, en Buenos Aires, hoy 5 de julio de1823.

Fuentes: “Actas y Asientos del extinguido Cabildo y Ayuntamiento de Buenos Aires”. Manuel Ricardo Trelles, Ed. Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1885; “La trata de negros: datos para su estudio en el Río de la Plata”. Diego Luis Molinari, Buenos Aires, 1916; “La trata de negros en el Río de la Plata durante el siglo XVIII”. Elena de Studer, Buenos Aires, 1958); “El consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la historia del Río de la Plata”. Germán O. E. Tjarks, Buenos Aires, 1962; “La esclavitud en Buenos Aires”. Contenido en “Observaciones sobre Buenos Aires y Montevideo”. Emeric Essex Vidal, Ed. EMECE, Buenos Aires, 1999; “El comercio de esclavos en el Río de la Plata”. Liliana Crespi; “Crónica Argentina”. Editorial Codex S.A., Buenos Aires, 1979; “Estampas del pasado”. Busaniche J. L. Solar, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1971; “Mármol y bronce”. José M. Aubin, Ed. Ángel Estrada y Cía., Buenos Aires, 1911; “Con sangre de negros se edificó nuestra Independencia”, José Octavio Frigerio, Revista Todo es Historia Nº250, Buenos Aires 1988; “La ruta del esclavo en el Río de la Plata”. Herman Hoff y Manuel Bernalez Alvarado, Ed. UNESCO, Montevideo, 2005; “La esclavitud en el Río de la Plata a partir de 1810”. Andrés Eduardo Guillén, 1997; «Historia Argentina». José María Rosa, Ed. Juan C. Granda. Buenos Aires, 1965; Más información y apoyo gráfico puede encontrarse en el Suplemento Nº 7 y en los números 15, 34, 40, 139, 145, 162, 227, 228 y 234 de la Revista “Todo es Historia”.

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