LA TERCEROLA
Las armas largas de fuego, como lo son el fusil, la carabina o la escopeta, le resultaban inapropiadas al gaucho argentino para llevarlas a caballo o a pie. Para salvar este inconveniente, solían cortarles la tercera parte del cañón y otro tanto de la culata, con lo que el arma podía acomodarse fácilmente en el recado y hasta en la cintura. Estas fueron las “tercerolas”, llamadas también “recortados”, armas que fueron de uso común por las “montoneras gauchas”.