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LA GUERRA DE ZAPA DE SAN MARTÍN
Las grandes victorias del General SAN MARTÍN fueron el resultado de la combinación de múltiples elementos y recursos, siendo la llamada guerra de zapa, sóklo uno de ellos . Asi, a una exhaustiva selección del personal y una rigurosa preparación militar, sumó el arte de desorientar al enemigo a través de lo que él llamó “la guerra de zapa”, término que hoy se usa en el ámbito castrense, para identificar a un táctica empleada para desorientar y desinformar al enemigo, acerca de cuáles son las verdaderas intenciones y objetivos y medios de su rival..
Campaña libertadora de Chile
Él mismo SAN MARTÍN la definió así, en sus escritos para referirse a la táctica que empleará en su guerra contra la corona española, utilizando diversos artilugios para engañar a los realistas acerca de la verdadera envergadura de sus tropas, poner en alarma a Chile, seducir las tropas realistas, promover la deserción, figurar y desfigurar los sucesos, desconceptuar los jefes, infundir temor a los soldados y procurar desconcertar los planes del Gobernador en nombre de la corona, de Chile FRANCISCO CASIMIRO MARCÓ DEL PONT.
Fue así que, si bien los planes de SAN MARTIN eran penetrar en Chile por el centro y partir por el medio las fuerzas realistas, empleando numerosos artificios, informaciones falsas y operaciones encubiertas de espionaje, logró convencer a los realistas, que su entrada se produciría por el sur, a través de un paso por donde jamás había pensado hacerlo, preparando de esta forma el mejor escenario para lograr el éxito de su travesía. Nadie iba a imaginar que una fuerza del volumen del Ejército de los Andes, podía cruzar por los pasos más altos de la cordillera, pero la naturaleza fue su principal cómplice y SAN MARTÍN pudo realizar lo imposible.
Para lograr sus propósitos, aparentando desconocer las excelentes relaciones que mantenían algunos caciques de las tribus araucanas de Río Negro y del Limay con los realistas de Valdivia y el Arauco (Chile), envió a algunos emisarios para que con promesas de regalos, los invitaran a un parlamento en San Rafael. Durante la entrevista, , pidiéndoles que guardasen la mayor reserva. SAN MARTÍN les confió algunos detalles de la operación que pensaba realizar y con el objeto de convencer a los Jefes de su sinceridad, éstos pudieron presenciar algunos de los preparativos para el pasaje a Chile, mientras en Mendoza, se había hecho correr el rumor de que esta reunión tenía el carácter de secreto de estado, para que los espías realistas comunicaran la realización de esta reunión y lo hablado en ella al gobierno de Chile.
Fue tanta la reserva con que se llevó a cabo esta farsa, que aún los más allegados a SAN MARTÍN, creyeron en ella. Apenas regresó a la ciudad de Mendoza, hizo apresar a los espías que tenían identificadosy cerró las salidas de la ciudad. Acusándolos de intentar hacer conocer sus planes a los realistas, los amenazó con la pena de muerte y les hizo escribir y firmar cartas que pasaron por veraces al Gobernador de Chile. De esta manera quedó completamente seguro de que los realistas estaban a oscuras y totalmente engañados acerca de su plan de invasión.
Pero la jugada genial que le permitió el éxito la realizó enviando al mayor JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO -que dibujaba muy bien y tenía una memoria notable- por el Paso de los Patos (imagen), que se suponía, era el más largo, con una copia de la declaración de Independencia de las Provincias Unidas para el gobernador español de Santiago, Marcó del Pont. El jefe realista, furioso, hizo quemar el acta y mandó a Condarco por el camino más corto posible, que resultó ser el Paso de Uspallata. El espía de San Martín regresó sano y salvo y pudo diseñar los mapas para el ejército libertador, sin que nadie se opusiera a su marcha por ese paso, que era precisamente el que SAN MARTÍN quería bien descrito y trazado.
Campaña libertadora de Perú
Cuando el Ejército Libertador desembarcó en Huaura (Perú), el virrey de Lima estaba ansioso por saber los efectivos con que contaba San Martín. Cierto día, mandó de parlamentario al general BACARO quien se presentó a las avanzadas argentinas preguntando por el general. Avisado éste, lo hizo demorar con cualquier pretexto y al fin fue traído a la casa del gobernador de la plaza que era el coronel MANUEL ROJAS, mientras se reparaba “un desfile especial para el virrey del Perú.
Durante esa demora se hizo salir a todo el ejército a un llano que había entre ese edificio y el ocupado por el cuartel general. En ese terreno, que tenía cerca de una legua cuadrada, formaron los cuerpos en compañías y escuadrones que maniobraban, haciendo unos ejercicio de armas, otros de tiradores y guerrillas, pero todos muy desparramados, abarcando un campo inmenso en forma tal que, aun los que conocían la verdad, se figuraban que había una fuerza mayor.
Preparado esto, el general SAN MARTÍN, con su gran Estado Mayor y todos sus generales –menos JUAN ANTONIO ÁLVAREZ DE ARENALES que se encontraba con una división en la Sierra lo que, desde luego, contribuyó más al engaño- entró en la gobernación donde se encontraba el general realista a quien conocía de mucho tiempo atrás: -“¡Oh, mi amigo BACARO –le dijo- cuanto gusto tengo en volver a ver a Ud.! Siento no haber sabido antes su venida, pero yo había salido desde temprano a dar una vuelta y no he vuelto aun al cuartel general y aun aquí he venido por casualidad”. Después de las presentaciones y saludos de práctica con el resto de su oficialidad, el Gran Capitán le invitó a visitar el cuartel general, a lo que accedió gustoso el español, pues eso facilitaba su misión de espionaje. Para ir allá, tenían que pasar por el terreno que en ese momento servía de campo de instrucción y al coronar una loma, Bacaro se encontró de golpe con aquel estupendo despliegue de fuerzas. SAN MARTÍN simuló sorpresa y disgusto al ver cómo se “descubría” su fuerza y deteniendo la marcha, dijo al realista: Volvamos a desandar- y despachó varios ayudantes en todas direcciones a ordenar el regreso de la tropa a sus acantonamientos.
Cuando le informaron que se había cumplido su orden volvió a continuar la marcha y al volver a pasar la loma el campo estaba totalmente desierto. Al regresar BACARO a Lima aseguró al Virrey que todos los datos recibidos hasta el momento eran incompletos y que, a su criterio, SAN MARTÍN ocultaba todavía su juego.