LA FRAGILIDAD DE LAS PAREJAS EN LA ÉPOCA COLONIAL

Aunque parezca mentira, en aquellos años, ya era  difícil, tal como lo es hoy, mantener estable en el tiempo un matrimonio. Los divorcios y separaciones de hecho eran cosa de todos los días y curiosamente, las mujeres eran las que,  la mayoría de las veces, daban el paso inicial para cortar una relación. Parece ser que la determinación y el carácter de nuestras  mujeres de antaño, ya traían el germen de la independencia y la libre determinación, que hoy son banderas del feminismo moderno.

Y aunque el siguiente  comentario no está dentro de la temática y el espíritu que hemos querido darle a nuestra página, nos permitiremos reproducirlo,  porque puede resultar útil para ratificar nuestra idea que no hay nada nuevo bajo el sol. Que la Historia es un contÍnuo repetir de hechos en diferentes circunstancias; que los hombres y las mujeres han vivido,  sin que sus experiencias le sirvan a quienes los suceden. Que desde que el mundo es mundo,  todas las cosas que ocurren, cíclicamente se repiten: los mismos personajes aparecen con distintos nombres pero con iguales aptitudes, actitudes y apetencias, las mismas costumbres vuelven «aggiornadas”, quizás más sofisticadas, pero lamentablemente siempre influídas  por el afán de lucro; las mismas deslealtades y fallas morales en fin y la falta de compromiso del ser humano, para con sus responsabilidades.

Nos fue enviado por una usuaria, diciendo que fue escrito por Alejandra  Toronchik, sin indicarme procedencia y dice así: “Más allá de miriñaques y raros peinados viejos, la sociedad colonial cordobesa parece haber contado con tantos encuentros y desencuentros de pareja como la actual. Entre 1700 y 1850, según un estudio de Ménica Ghirardi,  los pedidos de separación los iniciaban por entonces las mujeres (en el 86% de los casos). Y, por ende, la mayoría de los demandados eran varones. Por entonces eran acusados de excesos, deshonestidad o incumplimiento de promesas matrimoniales. Pero también por conflictos hoy vigentes como adulterio, maltrato, abandono y falta de manutención de los hijos. Los varones terminaban pagando una retribución económica que se «arreglaba» en forma extrajudicial, es que la disputa económica ha sido una constante en la guerra entre los sexos:

 En la Córdoba de la Colonia, el divorcio se otorgaba sólo en el 5% de los casos. Y, como es sabido, las mujeres en Argentina fueron consideradas a efectos legales (y hasta fines del siglo XX) igual que los menores y los discapacitados mentales. Una falta absoluta de independencia que permitía a los padres pedir la anulación del matrimonio cuando la chica de marras se enamoraba de un mestizo, un mulato o persona «de diferente situación social», cosa que felizmente hoy no sucede, acotamos..

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *