LA CIUDAD DE SANTA FE VISTA POR UN VIAJERO (1780)

Santa Fe tiene apariencia modesta. Sus casas, uniformemente bajas, se alinean a lo largo de unas ocho calles estrechas que parten de la gran plaza central, similar a la de todas las ciudades americanas. Las viviendas poseen techos bajos con tirantes a la vista, muros blanqueados y piso de ladrillo, desprovisto de alfombras o esteras. En algunas, un corto y ancho zaguán, al que se entra por un portón, conduce al patio, pero la mayoría de las casas abren directamente sus habitaciones principales a la calle. Estas son arenosas, con excepción de una, empedrada  en parte. Unos cinco mil habitantes pueblan el centro v los suburbios.

Durante la estación estival, la siesta es una institución respetada por todos. Se prolonga desde la una hasta las cinco de la tarde. A esa hora se puede ver a los caballeros, vestidos con camisa, pantalones blancos  y chinelas y las damas, con camisa, pollera v bata transparente y suelta, sentados en el patio o en la puerta de calle. Pasan el tiempo fumando gruesos cigarros —incluidas las mujeres- tomando mate y comiendo sandías (las cáscaras de esta colorida fruta se esparcen por las aceras).

En las cálidas noches de- verano los santafesinos se bañan en el río. Este saludable hábito común a las poblaciones del Litoral, sorprende a los viajeros europeos, poco adictos a la higiene. Resulta pintoresco el espectáculo de familias enteras, acompañadas por sus esclavos, dirigiéndose a la costa. Hombres y mujeres chapotean a corta distancia unos de otros, en medio de risas y gran jarana. Pero nadie puede encontrar alguna falta contra la decencia: los bañistas están decorosamente vestidos con trajes blancos, ade­cuados para el agua.

Los santafesinos son muy hospitalarios. Comparten sus sencillas casas con los forasteros y tratan de que se encuentren como en su propio hogar. El único lujo de las familias acomodadas lo constituye la vajilla de plata, en especial las palanganas y jarras de agua que se colocan en las habitaciones. Los tejidos finos del Paraguay son otra de las especialidades de la ciudad, ya que el comercio con esa Intendencia es muy intenso (ver Origen de la ciudad de Santa Fe).

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