EL PESO ARGENTINO (29/09/1875)

Peso era el nombre que en general se le daba a las primeras y diversas monedas de oro y de plata, tanto efectivas como ideales, que circularon profusamente por España y por América, en tiempo de la Colonia (ver Papel moneda y otros valores fiduciarios en la Argentina).

Tan común era tal denominación, que muchos países americanos, al emanciparse, llamaron peso a su unidad monetaria.

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Peso es también el nombre de la unidad monetaria de la República Argentina, que se divide en 100 centavos. Desde su creación circuló en billetes de 1,2, 5, 10, 20, 50 y 100 pesos, y en monedas de 1,5, 10, 25 y 50 centavos, sufriendo a través del tiempo, numerosos altibajos en su valor, diseño y fraccionamiento.

Mediante un Decreto del 29 de setiembre de 1875, el Presidente NICOLÁS AVELLANEDA dispuso la creación de la «Casa de Moneda» y ese mismo día, se promulga una Ley del Congreso, creando la «moneda nacional», de la que se carecía hasta ese momento, fijando el valor en oro del peso fuerte (unidad monetaria) y mandando establecer dos Casas para la acuñación de monedas y billetes: una en la ciudad de Buenos Aires y otra en la de Salta.

El 3 de noviembre de 1881, se sanciona una nueva Ley sobre acuñación de monedas y en 1899 el Estado obtuvo el monopolio de la emisión de moneda. Así nació el «peso nacional», que fue luego mutando en su forma, diseño y valor, con el correr de los años, definiendo a su historia, como una historia muy movida ya desde sus inicios. Y ni hablar de los cinco signos monetarios diferentes que existieron durante el siglo XX. La Revolución de Mayo usó unos vales que no llegaron a ser billetes.

Fue el Banco de Buenos Ayres, después Banco Nacional, el primero en mandar imprimir verdaderos billetes., dando así inicio a una serie de curiosidades que identificarán luego su trayectoria: el valor de cada uno de esos papeles, se dejaba en blanco, para que lo llenase con la leyenda 1, 5 o 10 pesos fuertes, la autoridad que también lo firmaba en el momento de entregarlo.

En 1822, Los billetes del Banco de Buenos Ayres, fueron impresos en los Estados Unidos y los impresores, pusieron en ellos, el retrato de George Washington.

En la época de Rosas los billetes ostentaban leyendas políticas: «¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvages unitarios!». En 1841, la impresión de nuestros billetes fue encargada a un taller ingles y los impresores, que obviamente no conocían el país al que pertenecían estos billetes, incluyeron un canguro australiano en su anverso.

Después de la crisis económica de 1890, el Presidente Carlos Pellegrini creó la Caja de Conversión. Con ese instrumento, en 1899, el Estado nacional asumió el mono­polio de la emisión monetaria y así nació el «peso moneda nacional», convertible en oro. Con intermitencias, esa convertibilidad rigió hasta 1929, para reaparecer 62 después.

Nuevos diseños.
En 1935, el recién creado Banco Central tomó a su cargo la emisión de moneda. Los billetes que hizo imprimir llevaban el retrato de San Martín adulto y de uniforme, aunque en algunos casos se lo reem­plazó por un San Martín anciano y de civil.

En 1944 salieron a la circulación los billetes de $ 1.000 que llevaban la imagen de 1a fragata Sarmiento, que pronto se conocieron como «fragatas». En 1952 hubo billetes que llevaban la efigie de la justicia pero sin los ojos vendados. A fines de los 40 empezó a acelerarse la inflación. Del peso al peso ley.

Para 1969, se había hecho muy incómodo el manejo de nuestra moneda, con billetes cuyo mayor valor alcanzaba los 10.000 «pesos moneda nacional».

Entonces se lo reemplazó por el «peso ley». Esta emisión unificó el tamaño de nuestros billetes que hasta ese momento seguían la regla de: a mayor valor, mayor tamaño, imitando al dólar norteamericano, cuyos distintos valores tienen todos el mismo tamaño.

Pero esa no fue la única novedad: Para esta nueva emisión, quizás con la intención de no alterar la paz de una sociedad altamente politizada, se decidió incluír paisajes turísticos en su diseño, lo que fue toda una novedad, correspondiéndole además el honor de ser la línea monetaria que tuvo billetes del mayor valor histórico en el país: 1.000.000 de pesos era su valor.

Del peso ley al peso argentino
La línea del peso ley duró 13 años y medio. Pero recrudecieron los problemas de manejo monetario por las altas denominaciones. Así, en junio de 1983 se reemplazó el peso ley por el peso argentino, equivalente a 10.000 pesos moneda nacional: se eliminaron cuatro ceros de un solo golpe.

Para el peso argentino, en lo que hacía al diseño, se volvió a los proceres y presidentes. Pero eran años de fuerte inflación (en 1983 fue del 433% y en 1984 de 688%) y la nueva moneda sólo tuvo vigencia por dos años.

El austral
El 15 de junio de 1985 entró en vigencia el Plan Austral y “el peso”, fue reemplazado por “el austral”, a razón de 1.000 pesos argentinos por un austral. Esto se realizó de improviso y por lo tanto hubo que resellar los billetes viejos, pues no había habido tiempo de imprimir los nuevos billetes.

Al principio, «el austral» valía más que un dólar: 85 centavos equivalían a un dólar. Pero volvió la inflación: 4.900% en 1989 y 2.300% en 1990, y esa moneda también fue devorada por la vorágine de precios. En 1991 arranca el Plan de Convertibilidad. Y se practicó otro cambio de línea.

Nació la moneda actual, denominada «peso convertible» a razón de 10.000 australes por un peso o un dólar desde 1992, fantasía que pronto perecerá (ver Historia de la moneda argentina).

4 Comentarios

  1. Betty

    Genial la historia…y nos quejamos de la inflación actual….desgraciadamente es la historia de la Argentina

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  2. GUILLERMO GERARDUZZI

    MUY INTERESANTE E INSTRUCTIVO. GRACIAS.

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  3. Anónimo

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  4. Anónimo

    nice and Clean pa’ ultra Nashe

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