EL GAUCHO, SUS HERRAMIENTAS DE TRABAJO

“Siempre lleva lazo y boleadoras, que arroja con admirable destreza al pescuezo o a las patas de un animal, logrando detenerlo instantáneamente. De este modo, la gama y el avestruz (ambos más veloces que el caballo), son detenidos violentamente en su carrera, ya que algunas veces, la fuerza de las “bolas” quiebra las patas de la víctima. Y así sencillamente armado y montado en un buen caballo, es señor de todo lo que mira. El jaguar o el puma, el potro cimarrón o el toro bravío, la gama y el avestruz lo temen lo mismo. No tiene amo, no labra la tierra, difícilmente sabe lo que significa gobierno; en toda su vida, quizás no haya visitado una ciudad ni tiene idea de los que es una montaña o el mar, como su vecina, la vizcacha”. Su facón, un cuchillo de grandes dimensiones (se dice que el de Santos Vega medía casi 50 centímetros de largo), un elemento vital para su supervivencia, que además de facilitarle su alimento, para “despenar” a su presa, cuerearla y depostarla, le servía de improvisado martillo, pala, cortador de nudos rebeldes, tensador de los alambrados y mil usos más que su destreza para manejarlo, le permitían hacer, sin olvidar que en sus manos era un arma formidable para dirigmir sus diferencias en feroces duelos criollos (ver El gaucho rioplatense).

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