Autor: Horacio 10/12/2015 0 Comentarios

El nuevo orden liberal iniciado por el presidente BARTOLOMÉ MITRE en 1862, produjo una transformación europeizante de la República Argentina.

«La República está identificada con Europa hasta lo más posible», declaró en una oportunidad su ministro RUFINO DE ELIZALDE. Se dolieron las raíces hispanoamericanas por un intercambio desaprensivo, por una inmigración descontrolada, por una verdadera borrachera de inversiones extranjeras, estimuladas porque traerían una importante modernización, con un «confort» a la inglesa».

«Los excedentes de capitales que había producido el desarrollo industrial británico, acudieron jubilosamente a compartir la fiesta de la libertad y el progreso. Y así fue como el desarrollo agrícola, los ferrocarriles y el comercio exterior, combinaron armoniosamente sus programas de expansión, como llevados de la mano por un numen tutelar».

De este modo, sobre aquella Argentina, chapada a la antigua, que rondaría el millón y medio de habitantes (con más del 70% de analfabetos) surgiría una Argentina moderna de incalculables proyecciones.

Lástima fue que un desarrollo tan auspicioso, se viera compaginado con la guerra del Paraguay, esa inmensa tragedia en la que el pueblo argentino se vería involucrado. Que la Argentina hallara coincidencias con Brasil para compartir aquella confrontacíón, es cuestión que Alberdi y muchos otros argentinos deploraron después (ver Mitre, Bartolomé).