DE LA TORRE, LISANDRO (1868-1939)

Abogado, político, estanciero, escritor, periodista. Apasionada personalidad descollante de nuestro civismo y trágica figura política de la década de 1930.

Eminente orador y hábil político a quien aureoló la pureza de sus sentimientos patrióticos y la elevada postura en todas las situaciones de su vida, una vida que consagró por entero a su país.

Lisandro de la Torre - Wikipedia, la enciclopedia libre

Nació en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, el 6 de diciembre de 1868; estudió derecho en Buenos Aires y se recibió de Abogado en 1888, con una tesis sobre “Autonomía del Poder Municipal, base y cédula madre de la Democracia”. Estaba convencido de que, tal como lo comprobaría luego en los Estados Unidos, que los gobiernos municipales necesitaban de una reforma para poder desempeñar su papel esencial en la defensa política del individuo (esto era una extensión del federalismo provinciano de antaño);

Pronto se inició en la política y se afilió a la Unión Cívica Radical, iniciando así un largo y áspero camino para lograr las reformas políticas y sociales que estimaba le eran necesarias a su país. Dijo a este respecto HORACIO R. THEDY “El caudillismo en las prácticas cívicas, el centralismo en la contextura institucional, la falta de una auténtica participación del pueblo en el gobierno, la dependencia argentina frente a los grandes imperialismos, la injusticia social, fueron los motivos determinantes que inspiraron a esta férrea personalidad, que si no llegó a ejercer la más alta dignidad de la República, tuvo sin embargo, una profunda influencia en el pensamiento argentino”.

Trabajó con ARISTÓBULO DEL VALLE y apoyó a LEANDRO N. ALEM; participó de la crisis de 1890 que produjo la renuncia del presidente JUÁREZ CELMAN y escribió un informe detallado de estos acontecimientos. También tomó parte de la revolución radical de 1893 en la provincia de Santa Fe, donde fue luego, ministro del gobernador CANDIOTI.

Luego de producida la muerte de ALEM y de DEL VALLE, en 1896, HIPÓLITO YRIGOYEN asumió el liderazgo del Partido Radical; DE LA TORRE no aceptó esta situación y renunció con una carta que tuvo gran resonancia y que motivó que se batiera a duelo con YRIGOYEN (ver Duelo Hipólito Yrigoyen, Lisandro de la Torre).

Se retiró entonces del escenario de la política para dedicarse a sus campos en Santa Fe. En 1898, allí fundó, «La República», un diario político del que Florencio Sánchez (quien más tarde se convertiría en un famoso dramaturgo) fue su redactor.

Entre 1900 a 1902 viajó por los Estados Unidos para examinar los avances científicos y tecnológicos hechos en la agricultura y ganadería que podrían resultarle útiles en Santa Fe; regresó a la Argentina y, debido a los éxitos que logró en el campo, en 1907, fue nombrado presidente de la Sociedad Rural de Rosario.

En 1908 funda la “Liga del Sur”, una tribuna inspirada por su devoción contra el centralismo y la opresión. Vuelve a participar en la política y en 1912 fue elegido diputado nacional. El 14 de diciembre de 1914, junto con JOAQUÍN V. GONZÁLEZ, INDALECIO GÓMEZ, MARIANO DEMARÍA y otros, deja fundado en el Hotel Savoy de Buenos Aires, el Partido Demócrata Progresista, del que fue su líder durante toda su vida.

En 1915, Yrigoyen lo derrotó en las elecciones presidenciales. En 1922 fue reelegido para el Congreso Nacional; después de la revolución del 6 de setiembre de 1930, encabezada por JOSÉ FÉLIX URIBURU que derrocó a YRIGOYEN. El nuevo presidente de facto le pidió a DE LA TORRE que fuera ministro de su gabinete y a pesar de la amistad que lo unía con éste, no aceptó el cargo. Como sincero y ferviente demócrata, en una carta explicó su rechazo a esta postulación, criticando acerbamente el programa de URIBURU, diciendo que “quería implantar una dictadura militar desdeñando el título de Presidente provisional de la República”.

En 1931, nuevamente fue candidato para la presidencia pero AGUSTÍN P. JUSTO obtuvo la mayoría de los votos; fue elegido senador y en esta función se convirtió en un poderoso líder de la oposición, luchando siempre por la honestidad en el gobierno y como parte de su compromiso con la democracia, defendiendo los derechos políticos, económicos y sociales del ciudadano de clase media, del simple e indefenso trabajador, en contra de los privilegios excesivos de la oligarquía.

Y fue este profundo sentimiento de identificación con el pequeño ganadero y agricultor, junto con su extensa experiencia rural, que lo llevó al trágico clímax de su carrera; después de oponerse con vigor pero sin éxito, al acuerdo Roca-Runciman por considerarlo como una traición a los intereses argentinos

En 1934 ocupa una banca en el Senado de la Nación y en 1935, comenzó un nuevo ataque contra los negocios fraudulentos del monopolio de la carne (ver La política de carnes en los años 30) y promueve la investigación de su comercialización, exponiendo una trama hecha de complicidades y corrupción que estremece a la opinión pública, que advierte asombrada el corrupto manejo de los grandes monopolios en contra de los intereses del país y de los productores.

El debate que su denuncia instala en el Senado se tornó cada vez más enardecido y en medio de una de sus célebres exposiciones, el 23 de julio de 1935, la bala de un sicario, asesina en el mismo recinto, al Senador santafesino ENZO BORDABEHERE, su compañero de lucha (ver Bordabehere, la banca trágica)

Afectado por este suceso y desesperanzado por no haber podido imponer sus ideas y su código moral, el fuego de DE LA TORRE comienza a apagarse y en enero de 1937 renunció a su banca, dejando escrita su protesta por la corrupción creciente en la política argentina y en la moral económica.

Sus enemigos no perdonan que los haya expuesto y promueven una infame campaña poniendo en duda su integridad como hombre público. Esto ya es demasiado para este luchador. Una gran depresión lo lleva al suicidio. El 5 de enero de 1939, en un pequeño departamento de la calle Esmeralda 22 de la ciudad de Buenos Aires, apoya un arma sobre su fatigado corazón y dispara. Junto a su cadáver, encuentran una nota donde die: “No espero, ni pido, ni necesito que se me haga justicia en vida”.

Fue un precursor. En 1922 al rechazar una alianza con los conservadores para enfrentar la candidatura de ALVEAR dijo “Las clases media y proletaria no se conforman con quedar libradas a los beneficios que pueden derivarse del “bienestar general”.

Quieren saber concretamente qué propósitos tienen los partidos políticos”. Él tenía ideas claras sobre los presupuestos del despilfarro, sobre el manejo arbitrario del dinero público y del valor de la moneda, sobre la distorsión de la democracia por medio del fraude y la violencia, sobre la influencia nefasta de una política agraria que tenía al latifundio como bandera y a los monopolios internacionales como enseña, sobre los beneficios de la acción cooperativa no perseguida, sino promovida y protegida por el Estado, sobre el sentido liberador de la descentralización del poder, suprema garantía de los derechos federalistas y de las garantías individuales.

El historiador HILMAR D. DIGIORGIO se refirió en cierta oportunidad a las fibras más nobles de su carácter, a su amor a la patria que lo vio nacer, a su adhesión incorruptible a la libertad y a su lealtad ejemplar a las ideas democráticas “frente a demagogos, tiranos y totalitarios, o aspirantes a estas formas degeneradas del poder”.

Luego de su muerte, fueron recopilados todos sus discursos, ensayos políticos y otras obras y luego se publicaron en Obras completas (3 volúmenes, Buenos Aires, 1952). Véase “Lisandro de la Torre”, Raúl Larra, Buenos Aires, 1942, y “Lisandro de la Torre de cerca”, Samuel Yasky, Buenos Aires, 1969.

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