COMBATE DE PULMARI II (06/02/1883)

Durante la Campaña al Desierto comandada por el general ROCA, una partida de “mapuches” de las tribus de REUQUECURÁ y NAMUNCURÁ, perseguidos por las tropas de CONRADO VILLEGAS se hicieron fuertes en “Pulmarí” y en el mismo lugar donde hacía  poco más de un mes, habían rechazado otro destacamento, matando a los dos oficiales que la comandaban, atacaron sin éxito a una partida enviada en su persecución (ver ampliado en Crónicas).

El comandante DÍAZ acompañado por el subteniente CARLOS WAPPERS al mando de un destacamento compuesto por seis soldados del 2º de Línea, ocho del Regimiento 2 de Caballerçia y dos del Regimiento 5 de Caballería (18 hombres en total), que venía por una rastrillada hacia el lago Aluminé, fueron atacados y así relata este encuentro el oficial al mando: “…

«… Cuando nos aproximábamos al espejo de agua, fuimos atacados por un contingente de “100 a 150 indios que en grupo de 20 o 30 iban saliendo detrás de las lomas. Haciendo acollarar las mulas tomé posesión de un médano, pues temía ser cargado por los indios, más estos se limitaron a hacerme algunos tiros”.

“En vista de no ser atacado retrocedí buscando puntos estratéjicos (sic) para mi defensa, hasta que lograron sacarme a un valle; entonces vimos gran polvareda que no dejaba duda que era gente que nos cerraba el paso de un arroyo que debíamos pasar. Previendo encontrar allí muchos indios me desvié  a la derecha, y notando que los indios amenazaban cargarme por retaguardia, tomé posesión de un arroyito seco que encontré a mi paso”.

“En ese momento se presentó en mi flanco izquierdo un infante del ejército chileno con bandera de parlamento, mandé no hacer fuego, mas como viera que detrás de él venía una compañía de infantería en guerrilla y  ocultándose, y que la indiada me atacaba por retaguardia y teniendo en cuenta lo sucedido a  otras comisiones anteriores, mandé romper el fuego, siendo yo el primero en efectuarlo.

Desde este momento se trabó un encarnizado combate cargándonos por último los enemigos a la bayoneta, hasta cuarenta pasos de nuestra débil posición, donde dejaron 7 muertos y algunos heridos que fueron recojidos (sic) por los indios poniéndose en retirada al trote”.

 

 

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *