COHETES EN EL PARANÁ (04/06/1846)

La flota anglo-francesa durante la excursión invasora que en 1846 realizó para forzar el paso de las defensas patriotas instaladas sobre el río Paraná, emplea por primera vez los poderosos cohetes «Congreve».

A fines de 1845 y después de vencer tras dura lucha la resistencia de las fuerzas argentinas en la Vuelta de Obligado, la flota anglo-francesa remontó el río Paraná y alcanzó el puerto de Corrientes.

Uno de esos barcos, el vapor francés «Fulton», prosiguió navegando río Paraguay arriba y en enero de 1846 llegó a la ciudad de Asunción. De esta forma, los británicos y franceses dieron cumplimiento a sus planes de agresión, destinados a asegurar por la fuerza, y en nombre de la «libertad de comercio», la penetración sin restricciones de sus barcos y mercaderías en los ríos interiores de la Confederación Argentina.

Mientras tanto, por esos mismos días, zarpó de Montevideo un convoy integrado por 46 barcos mercantes abarrotados de toda clase de mercancías. Su objetivo era el puerto de Corrientes y contaba con una escolta de 6 barcos de guerra británicos y franceses.

La travesía, que se esperaba fácil después de la victoria de Obligado, fue, sin embargo, extremadamente difícil. Los barcos arribaron a su destino después de 112 días de accidentada navegación, y después de sostener tres encarnizados combates con las fuerzas argentinas atrincheradas a orillas del Paraná, en El Tonelero (provincia de Buenos Aires), San Lorenzo y El Quebracho (provincia de Santa Fe).

Entre los barcos que integraron ese convoy invasor, figuraba una nave de guerra recientemente llegada de Gran Bretaña: la corbeta ·Alecto», un barco, que considerado como uno de los más rápidos y mejor equipados de la marina británica, disponía entre su armamento de baterías de cohetes de tipo Congreve.

Estos proyectiles, inventados por el teniente coronel sir WILLIAM CONGREVE, eran entonces de uso común en las fuerzas navales y de tierra inglesas. Se los había empleado por primera vez en 1806, en el transcurso de las guerras napoleónicas y en el ataque realizado por la flota británica contra el puerto francés de Boulogne.

Su poderosa carga explosiva y el impacto psicológico que causaban entre las fuerzas adversarias, hicieron de los cohetes «Congreve » un arma temible y sumamente eficaz, pese a su escasa precisión.

La corbeta «Alecto» contaba con estos cohetes de 12 y 24 libras y los empleó en las distintas acciones que se sucedieron durante su travesía por el Paraná rumbo a Corrientes. Fue, sin embargo, en el viaje de retorno al Río de la Plata, cuando los cohetes prestaron su mayor servicio.

Al enfrentar nuevamente la flota anglo-francesa «ahora integrada por 107 barcos de guerra y mercantes», a las fortificaciones argentinas de El Quebracho, cinco de las baterías de cohetes de la «Alecto», fueron sigilosamente desembarcadas y emplazadas en un islote situado frente a la barranca donde se encontraban las fuerzas del general MANSILLA.

El 4 de junio de 1846, los coheteros británicos rompieron sorpresivamente el fuego, al que pronto se sumaron los disparos de los cañones de la escuadra. Al amparo de esa lluvia de proyectiles, el convoy logró franquear el paso de El Quebracho, no sin sufrir, empero, graves bajas.

Siete veleros anglo-franceses se perdieron en el transcurso de la reñida acción, que fue la última sostenida en aguas del Paraná por las potencias agresoras. Sus barcos ya no volverían a remontar el río que tan valientemente habían defendido Mansilla y sus soldados (ver Combate naval de Punta del Quebracho).

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