BOLÍVAR, Simón (1783-1830)

Político y militar venezolano que liberó a su patria, Colombia y Ecuador y que completo con su obra, la gesta de San Martín, afianzando definitivamente la liberación de Perú. Su vida fue exaltada como la de un excepcional combatiente. Llena de proezas y apasionamientos que lo cubrieron de gloria imperecedera y le ganaron importantes enemigos.

Nació en Caracas el 24 de julio de 1783 y recibió sólida educación que completó en sus viajes por Europa. Perteneció al grupo de patriotas que en 1810 desató la lucha por la Independencia y fue comisionado a Londres en una misión diplomática. Interesó allí a Francisco de Miranda por su regreso al país, y entre ambos dieron un giro radical a la revolución.

En 1812, al producirse la capitulación y prisión de aquél, Bolívar logró refugiarse en Cartagena, donde publicó su célebre “Manifiesto”, en el cual proponía una conducción centralizada de la revolución, para superar los errores anteriores. Pasó con ello al primer plano y dio comienzo a su misión. Con la ayuda del gobernador de Nueva Granada, y luego de una rápida campaña, en 1813 ocupó Caracas, donde se lo proclamó Libertador. Sin embargo, hubo de desistir nuevamente de la lucha y refugiarse en Jamaica, agotadas sus fuerzas por las disensiones internas y los numerosos combates contra los realistas.

En 1816 desembarcó en Venezuela con una nueva expedición y reanudó la guerra. En 1819 reunió un Congreso en Angostura, donde expuso su proyecto de creación de la Gran Colombia, de la cual fue elegido presidente. Emprendió seguidamente la campaña de liberación de Nueva Granada y, tras una prodigiosa marcha a través de los Andes, derrotó a los realistas en Boyacá (1819) y ocupó Bogotá.

Regresó a Venezuela, país que emancipó definitivamente en la batalla de Carabobo (1821); pasó luego a Ecuador y ocupó Quito después de su victoria en Bomboná (1822), y de la de su lugarteniente, Antonio José de Sucre, en Pichincha (1822). En Guayaquil tuvo su célebre y secreta entrevista con José de San Martín.

Retirado éste de Perú (ver “Entrevista de Guayaquil” en Crónivas), Bolívar, en 1824, con la batalla de Junín y en ese mismo año, con la victoria lograda por el mariscal Sucre en la batalla de Ayacucho, se selló la libertad de Perú, asegurándose simultáneamente la emancipación de pueblos que constituyeron su nacionalidad con el nombre de Bolivia, en homenaje a su libertador.

Pero los gérmenes de disolución que se habían  puesto en movimiento con la guerra aumentaban las disensiones y ambiciones de los caudillos lugareños y la “Federación de Naciones Americanas” con que había soñado se derrumbó sin remedio, sepultando definitivamente sus pretensiones a una presidencia vitalicia, que resistidas en todas partes, nunca le fue aceptada.

Gastado su organismo por la violenta tensión en que había vivido, renunció a su cargo y decidió trasladarse a Europa para tomarse un descanso. En la noche del 10 de diciembre de 1830, llegó a Santa Marta (Cartagena) y días después se instaló en la quinta de un señor apellidado Mier, llamada “San Pedro Alejandrino”. Afectado por la tuberculosis, los médicos le habían recomendado la vida de campo. Entonces su tristeza era infinita, pues presentía su fin y no veía sino desolación y amargura por todos los confines de su Patria. ¡Había vivido para servirla, para adorarla y en sus últimos momentos sólo recibía ingratitudes…!.

El 12 de diciembre hizo su testamento y por -último dio la más bella proclama de su vida. Entre otras palabras decía: “Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Mis enemigos abusa­ron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. ¡ Yo los perdono! – ¡ Colombianos: Mis últimos vo­tos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos, y se con­solide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro…!”.

Y así,  consumido por la tuberculosis muere en el ostracismo el 17 de diciembre de 1830 y ese día expiró uno de los grandes próceres de América. Su vida fue exaltada como la de un excepcional combatiente. Llena de proezas y apasionamientos que lo cubrieron de gloria imperecedera. Habilísimo político, militar genial, organizador de ejércitos triunfantes.

Actor del drama final de la Independencia Americana, protagonizó sucesos que tuvieron influencia en su época y trascendieron luego en el tiempo, de una manera que solo puede ser comparada con los que se le atribuyen a nuestro general San Martín. Existe una extensa bibliografía tanto en inglés como en castellano. Véase especialmente Gerhard Masur, Simón Bolívar, Albuquerque, Universidad de Nuevo México, 1969, 2da. edición.

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