BALANCE DE UNA DÉCADA (31/12/1930)
Desde un cierto punto de vista, la década que va desde 1920 hasta 1930, fue un respiro: los años 20 transcurren calmos, entre dos crisis. Primero es la culminación de las perturbaciones de la guerra: fuertes fluctuación exterior, inflación, desocupación, huelgas y represión. Desde 1922 ó 1923, coincidiendo con el cambio de presidente, vienen la estabilidad y la bonanza, igual que en el resto del mundo. Hay prosperidad agropecuaria y un importante crecimiento industrial. Crece la construcción, y las ciudades se llenan de automóviles. Abundan los visitantes ilustres, desde el príncipe de Gales hasta la Mistinguett, a quienes se agasaja como es debido.
La Argentina está en el centro del mundo. Las vanguardias artísticas se afirman en “Martín Fierro” y en “Claridad”; la pintura abstracta llega con Pettoruti y Xul Solar, y Ansermet hace conocer la música moderna. Florece también la nueva cultura popular de masas, gracias a los discos y la radio: Gardel y Luis Ángel Firpo se convierten en ídolos populares. No es una década buena para el cine, pero el tango canción tiene un esplendoroso desarrollo, gracias a cantantes y poetas, o músicos como Julio de Caro. Los Juegos Olímpicos de Amsterdam muestran que, en muchos rubros, el deporte argentino está en el nivel de los mejores. Cuando pelea Firpo o juega Boca Juniors se advierte que también son un espectáculo rentable.
Tras la calma, se avecina la tormenta. Antes de cl “crack” de Wall Street derrumbe el optimismo económico e introduzca la “mishiadura”, asoman otros fantasmas. La democratización, muy exitosa, trae la lucha facciosa y la feroz división del radicalismo. El plebiscito de Yrigoyen augura revanchas que desbordarán los marcos democráticos. Por detrás de las instituciones republicana, los militares comienzan a emerger en el escenario público, convocados por quienes creen llegada “la hora de la espada”.
La década se cierra con una doble crisis, económica y política. De la primera se saldrá pronto, con dos novedades: el comienzo de la intervención estatal y los avances de la industria. La crisis política se disimula; no hay un “nuevo orden”, pero tampoco se vuelve a la democracia. Bajo un régimen fraudulento, las instituciones van perdiendo legitimidad, mientras avanzan asociados, el Ejército y la Iglesia, que se declaran dueños de la Nación.
Tasas de crecimiento de población y mano de obra
Población: 1900: 4,3 1929: 2,8
Mano de obra total 1900: 4,4 1929: 2,2
Mano de obra en servicios: 1900: 4,8 1929: 2,4
Mano de obra en agricultura: 1900: 3,0 1929: 2,6
Mano de obra en ganadería: 1900: 5,8 1929: 1,7
Los datos reflejan el impacto de la guerra: cae sobre todo la inversión y se detiene el flujo inmigratorio. Para quienes exportaban (terratenientes y casas comerciales), los peores años fueron los de la inmediata posguerra. Para todos, la recuperación recién empieza hacia 1923: son “los dorados años 20”. Pero el mundo ha cambiado: Los Estados Unidos tiene una presencia creciente, por lo que vende y por lo que invierte. Lo que compra sigue siendo poco y la Argentina debe empezar a acostumbrarse a vender en Inglaterra y a comprar en Estados Unidos. Poco a poco, vuelve la inmigración y la sociedad crece, pero más sosegadamente que antes de la guerra: las tasas de incremento de población y mano de obra son menores, con excepción del sector rural, que sigue siendo la base de la vida económica (ver “Argentina Siglo XX” de Luis Alberto Romero)