El arcón de la historia Argentina > Crónicas > LA REPÚBLICA ARGENTINA Y LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY.
LA REPÚBLICA ARGENTINA Y LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY.
Luego del triunfo de la Revolución de Mayo de 1810 y el reemplazo del virrey CISNEROS por la Primera Junta de Gobierno Patrio, en enero de 1811, llegó a Montevideo el nuevo virrey FRANCISCO JAVIER DE ELÍO, pero fue desconocido por la Junta y el 13 de febrero de 1811 le declaró la guerra.
Los “morenistas”, el ala más radicalizada de la revolución, había observado con atención el desarrollo de estos acontecimiento y creyó ver en un joven oficial de Blandengues, el hombre que necesitaban para ponerse al frente de la operaciones que fueran necesario realizar en ese escenario y así, el mismo Secretario de la Junta MARIANO MORENO, de puño y letra expresó en agosto de 1810: “Sería muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, así por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opiniones, concepto y respeto; como son los del Capitán de Dragones don José Rondeau y los del Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña en este tono y concediéndoles facultades amplias, concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la plaza”.
El 15 de febrero de 1811 ARTIGAS desertó del Cuerpo de Blandengues en Colonia Sarmiento y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares al gobierno revolucionario, que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y 200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental contra el poder español.
Ingresaba así al escenario de la lucha por la Independencia de la Banda Oriental JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS, el intérprete más consecuente y democrático de la Revolución de Mayo de 1810, cuya lucha y estoicismo, lo ponen a la altura de JOSÉ DE SAN MARTÍN, BERNARDO DE O ‘ HIGGINS, ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, y FRANCISCO MIRANDA en el panteón de los grandes hombres América.
Después de producido “El Grito de Asencio” el 28 de febrero de 1811, la primera demanda de libertad del pueblo oriental, liderada por VENANCIO BENAVÍDEZ y PEDRO VIERA, el 11 de abril del mismo año, ARTIGAS lanzó la “Proclama de Mercedes y asumió el mando de la revolución en la Banda Oriental (ver El Grito de Asencio).
El 18 de mayo de 1811 derrotó a los españoles en la batalla Las Piedras y luego puso sitio a la ciudad de Montevideo, plaza donde se hallaban abroqueladas las tropas realistas invasoras y fue proclamado “Primer Jefe de los Orientales”.
Como consecuencia del armisticio firmado con el virrey DE ELÍO por la Primera Junta de Buenos Aires, las tropas enviadas a la Banda Oriental debieron abandonar dicho territorio, levantando el sitio de Montevideo y ARTIGAS fue nombrado teniente gobernador, justicia mayor y capitán del departamento de Yapeyú, en ese entonces, perteneciente a la actual provincia argentina de Misiones.
Disgustado por el armisticio y ante la evacuación de las tropas porteñas, ARTIGAS cumplió con su nuevo cargo trasladándose al territorio misionero, pero en enero de 1812, decidió pasar con sus seguidores a la orilla occidental del río Uruguay, hecho que se conoce como el “Éxodo Oriental” (ver El Éxodo Oriental).
Cruzó el río Uruguay con mil carretas y unas 16.000 personas con sus ganados y pertenencias, en la primera semana de enero de 1812 e instaló su campamento cerca del arroyo Ayuí Grande, pocos kilómetros al norte de la actual ciudad entrerriana de Concordia, entonces perteneciente a la jurisdicción de Misiones.
En 1813, ARTIGAS, en un Congreso realizado en Maroñas (actual República Oriental del Uruguay), declaró la incorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata, como Provincia Oriental, con la sana intención de llegar a un acuerdo con Buenos Aires para constituir un Estado Federal integrado por provincias independientes y soberanas.
El rechazo de los pliegos que acreditaban a sus representantes, por parte de la Asamblea Constituyente del Año XIII, puso a ARTIGAS en la oposición. La Asamblea lo declaró «infame» y puso precio a su cabeza, aunque luego de retractó y lo rehabilitó.
ARTIGAS retomó su lucha y durante siete años debió luchar para ver concretados sus ideales de integración federal en el Río de la Plata. Tuvo serios enfrentamientos con CARLOS MARÍA DE ALVEAR, MANUEL DE SARRATEA, GERVASIO ANTONIO DE POSADAS (que lo declaró reo de alta traición y lo condenó a muerte), con la Asamblea del Año XIII y con el Directorio. Combatió contra ESTANISLAO LÓPEZ y en numerosas oportunidades con FRANCISCO RAMÍREZ y con efectivos unitarios (1)
El 29 de junio de 1815, convocado por ARTIGAS, se reúne en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, Argentina, el “Congreso de Oriente” o “Congreso de los Pueblos Libres” y proclamó la creación de la “Liga Federal” (también conocida como la “Unión de los Pueblos Libres”), una alianza político-militar de las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, y una parte de Córdoba y la provincia Oriental, lideradas por ARTIGAS, y cuyo objetivo principal era establecer un modelo de organización federal en oposición al centralismo de Buenos Aires.
En 1816 alertó al gobierno de Buenos Aires acerca de una inminente invasión de España, decidida la corona a recuperar estos territorios, pero finalmente no fue precisamente España, sino el reino de Portugal encabezado ahora por JUAN VI, quien envió tropas que invadieron a la provincia Oriental y anexaron estos territorios al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, imponiéndoles el nombre de Provincia Cisplatina (2).
Rápidamente ARTIGAS organizó la defensa e instruyó a sus comandantes para fortificar posiciones estratégicas y organizar fuerzas de caballería y milicia.; diseñó un plan para llevar la guerra al territorio brasileño, remontando el río Uruguay e invadiendo las poblaciones cercanas para cortar el flujo de refuerzos portugueses y distribuyó sus tropas para defender los pasos estratégicos, incluyendo fuerzas bajo el mando de Lavalleja, Rivera y Otorgués.
Pero ante la enorme superioridad de medios y hombres de las fuerzas invasoras, se vio obligado a una retirada estratégica, abandonando Candelaria para establecerse en Santo Tomé. Finalmente, a pesar de sus esfuerzos, la invasión portuguesa se afianzó en el territorio uruguayo y el 22 de enero de 1820, lo derrotó definitivamente en la batalla de Tacuarembó.
ARTIGAS con el resto de sus tropas cruzó el río Uruguay y allí intentó reorganizarse para continuar la lucha y fue en esa instancia, cuando nuevamente sus aspiraciones y concepción de la política, chocarán con otros intereses y lo desviarán definitivamente de su destino.
El 24 de junio de 1820, enfrenta en la batalla de Las Tunas al caudillo entrerriano FRANCISCO RAMIRÉZ y allí fue derrotado. Decide entonces marchar al Paraguay, en busca de apoyo, pero el presidente paraguayo JOSÉ PASCUAL RODRÍGUEZ DE FRANCIA lo retiene en una especie de exilio forzado que marca el colapso de su proyecto político y lo aleja definitivamente del escenario de las luchas que por largos años había sostenido con España, Brasil, Portugal y la Confederación de Provincias Unidas.
El 19 de abril de 1825, JUAN ANTONIO DE LAVALLEJA, al mando de los “33 Orientales” (ver Los 33 Orientales), habiendo partido desde Buenos Aires, desembarca en cercanías del puerto de Maldonado (actual República Oriental del Uruguay) y antes de que los sorprendidos portugueses se apercibieran de su presencia, el 25 de agosto de ese año, en el “Congreso de la Florida”, se declaró el fin de esta dependencia de Portugal y su incorporación a las Provincias Unidas, acto que fue inmediatamente repudiado por Portugal y Brasil que, al no obtener respuestas satisfactorias a su reclamo, le declararon la guerra a las Provincias Unidas el 10 de setiembre de 1825 (ver La guerra de Argentina con Brasil)
La guerra de las Provincias Unidas del Río de la Plata con el imperio de Brasil, fue un enfrentamiento armado al que se llegó luego de diversos hechos que tuvieron como protagonista principal a la Banda Oriental, un territorio que habiendo quedado fuera de los límites de los que le habían correspondido por los tratados firmados con España en el siglo XVI, formaba parte del virreinato del Río de la Plata y siempre había sido ávidamente apetecido por Gran Bretaña, el reino de Portugal y Brasil.
La guerra fue larga y costosa para ambos contendientes. Efectivos del Ejército y la Marina protagonizaron duros enfrentamientos y victorias y derrotas que no lograron definir la situación, Las Provincias Unidas sufrieron un duro golpe con el bloqueo brasileño del Río de la Plata, que afectó gravemente su comercio y las fuerzas brasileñas no pudieron desalojar a los efectivos de la Confederación que había invadido su territorio.
Estando así la situación, peligrosamente indefinida, el presidente de la Confederación, BERNARDINO RIVADAVIA envió a su delegado personal MANUEL JOSÉ GARCÍA para que tratara de concertar la paz con las autoridades del imperio de Brasil.
Luego de quince meses de extenuantes alternativas, las partes firmaron un documento conocido como “Convención Preliminar de Paz”, mediante el cual se acordaba el cese de las hostilidades y la extinción de la Provincia Cisplatina y su anexión al reino de Portugal, Brasil y Algarves y se establecían ciertas condiciones que resultaron inaceptables para el gobierno y el pueblo de la Confederación.
El acuerdo fue rechazado por la Cámara de Representantes de la Confederación y BERNARDINO RIVADAVIA renunció a la presidencia. La guerra continuó, impulsada por las nuevas autoridades de Buenos Aires, ahora presididas por MANUEL DE DORREGO, hasta que sentadas las partes para lograr un cese definitivo de las hostilidades, el 27 de agosto de 1828 se firmó por fin la paz con Brasil.
Pero algo muy importante había sucedido en el Río de la Plata, la “Convención Preliminar para la Paz” firmada en 1827, al confirmar la extinción de la Provincia Cisplatina, había dado fuerza legal a la declaración de LAVALLEJA de 1825, y así estos territorios quedaron habilitados para elegir su destino.
Un derecho que no le fue otorgado por obra y gracia de una convención de paz, como pretenden instalar algunos historiadores, sino que para lograrlo, los “orientales”, habían tenido que recorrer un largo camino de sangre y dolor, desde aquel lejano 28 de febrero de 1811, cuando VENENCIO BENAVÍDEZ y PEDRO VIERA lideraron “El Grito de Asencio”, la primera demanda de libertad del pueblo oriental.
Una Bandera que ARTIGAS supo mantener en alto acompañado por personajes y caudillos tan importantes para la posterior historia uruguaya como DÁMASO ANTONIO LARRAÑAGA, JUAN ANTONIO LAVALLEJA, MANUEL ORIBE, FERNANDO ORTOGUÉZ, FRUCTOSO RIVERA, PABLO ZUFRIÁTEGUI y hasta la última mujer y el último hombre de la tierra oriental, “leales hasta la muerte”.
JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS, el amado caudillo que los había puesto en el camino hacia la Libertad y la Independencia, emprendiendo una lucha que terminó recién el 18 de julio de 1830, cuando la jura de la primera Constitución, marca el inicio formal del Estado Uruguayo, no pudo estar junto a los suyos para festejar el resultado de su epopeya. Estaba detenido en Asunción del Paraguay y allí falleció el 23 de setiembre de 1850.
(1). Enfrentando a diversos rivales defendió sus ideales en el Combate de Paso de Belén (29 de setiembre de 1814); Combate de Marmarajá (06 de octubre de 1814); Batalla de Yeruá (15 de febrero d 1815); Batalla de Saucesito (7 de marzo de 1819); Combate de Goya (05 de mayo de 1819); Batalla del Arroyo Las Guachas (3 de junio de 1820); Batalla de Las Tunas (24 de junio de 1820).
(2). El 18 de julio de 1821 en el “Congreso Cisplatino”, una Asamblea de habitantes de la región y algunos notables, que juraron lealtad al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, ratificaron esta anexión (ver La provincia Cisplatina).