ARIAS DE SAAVEDRA, HERNANDO (1561-1634)

También conocido como “Hernandarias”. Militar y explorador español, uno de los personajes más famosos del siglo XVII y una de las figuras más hidalgas de aquellos tiempos.

Elegido en 1596 por el pueblo y luego con la ratificación del rey Felipe II, fue el Primer Gobernador criollo de la zona del Río de la Plata y dedicó casi toda su carrera a la vida pública.

Nació en la ciudad de Asunción en 1561, según resulta de su propia declaración en una de sus cartas enviadas al Rey de España, el 12 de febrero de 1603, al confesar entonces 43 años de edad.

Hijo de Martín Suárez de Toledo y de María de Sanabria, ambos pertenecientes a la nobleza española. Era medio hermano de Hernando de Trejo y Sanabria, obispo de Tucumán y suegro de Jerónimo Luís de Cabrera y Garay (casado con su hija Isabella).

Se crió en medio de constantes amenazas de guerra, de expediciones, de peligros y de relatos portentosos que corrían de boca en boca. Desde su juventud se distinguió en las luchas contra los indígenas. Recordemos que desde que los españoles pisaron la tierra americana, nació la leyenda de una ciudad maravillosa donde abundaban el oro y la plata, habitada por seres extraordinarios y a los 18 años, Hernandarias, seguramente que ya había oído hablar de esta ciudad de los Césares, situada en lugar nunca determinado

Impulsados por ese sueño, muchos conquistadores se pusieron en marcha sin poder hallar jamás la ciudad fabulosa. Atrapado también Hernandarias por esta leyenda, se unió a la expedición dirigida por el gobernador de Tucumán, GONZALO DE ABREU y en 1580 participó, junto con Juan de Garay en la fundación de Buenos Aires.

En los comienzos de su presencia en América, hacia 1588, colaboró con JUAN TORRE DE VERA Y ARAGÓN en la fundación de Corrientes, llevando en esa ocasión, “el mayor contingente de población y hacienda” y siendo uno de los principales factores de la empresa.

El 13 de julio de 1592, el Cabildo de Asunción lo designó Teniente gobernador y Capitán General de Asunción, hasta la llegada del titular, FERNANDO DE ZÁRATE, por lo que se lo considera el “primer mandatario criollo del período colonial”.

De Zárate arribó recién en 1594 y Hernandarias pasó a hacerse cargo de la Gobernación de Santa Fe. Más tarde, al morir el gobernador del Río de la Plata, Ramírez de Velazco, el 7 de diciembre de 1796, fue elegido por los pobladores y ratificado el virrey del Perú, Gobernador del Río de la Plata y salvo un interregno de cinco años, de 1609 a 1614, lo fue durante tres períodos (1596-1598), 1602-1609 y 1615-1621

Dando muestras de la fuerza de su carácter, que provocaba amores y odios incondicionales, fue conocido como el “primer patriota del Plata” por sus hazañas y su habilidad como estadista. Pacificó a los aborígenes; mantuvo el orden entre las comunidades; estableció la primera escuela pública de Buenos Aires; promovió la agricultura.

Pero la idea de hallar la ciudad de los Césares nunca lo abandonó y un día de noviembre de 1604, durante su segundo período de gobierno, preparó una nueva expedición hacia la Patagonia. Llevaba treinta soldados, gran cantidad de indios, ochenta carretas, mil caballos y bueyes.

Tenía entonces 44 años y al frente de la expedición marchó rumbo al sudoeste. Recorrió 150 leguas de la inmensa pampa, construyó un fuerte y siguió hacia el sur cruzando el río Colorado hasta llegar al río Negro.

Llegó luego al Estrecho de Magallanes y por fin,, cuando los víveres se agotaron y los hombres estaban en el límite de sus fuerzas, ordenó el regreso, y abandonando finalmente sus últimas esperanzas de hallar la ciudad legendaria del oro y la plata, el 15 de febrero de 1605, regresó a Buenos Aires después de buscar infructuosamente  la mítica ciudad de los Césares.

Pero no todo este esfuerzo había sido en vano: había realizado el reconocimiento más extenso del territorio hasta entonces conocido a través de la misteriosa Patagonia.y había logrado desviar la atención hacia esas regiones, fomentando su colonización para preservarla de los ataques de los indígenas y de las pretensiones de los navegantes holandeses que merodeaban por esa área.

Pero sus ideas al respecto, no hallaron apoyo ni en Buenos Aires ni en España. Urgió luego la colonización del Uruguay y hacia el norte en dirección al Brasil, pero la falta de interés y de recursos se lo impidieron.

Alertado de que esclavos negros esclavos y diversas mercancías pasaban por Buenos Aires con destino al Alto Perú (Potosí) con la anuencia de funcionarios corruptos que se enriquecían cobrando suculentas “comisiones” por hacer la vista gorda, decidió reprimir enérgicamente el contrabando, logrando, con relativo éxito, impedir el paso sin control por el puerto de Buenos Aires de mercaderías en tránsito hacia otros puntos del virreinato. lo que le acarreó el odio de muchos comerciantes porteños que se dedicaban a estas actividades ilícitas (Ver Las aventuras de Juan de Vergara).

En 1617 instrumentó la división de los territorios de la zona del Plata, bajo su mando, en dos gobernaciones autónomas: la de Buenos Aires y la del Guairá o Paraguay y dispuso el establecimiento de misiones jesuíticas entre los indios guaraníes en la zona del Guayrá y la creación de un obispado en Buenos Aires.

El 26 de agosto de 1628, HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA, otorgó su testamento “en forma cerrada en la ciudad de Santa Fe ante el Notario Alonso Nieto” y falleció el 21 de diciembre de 1631.

Después de su muerte, el Consejo de Indias, hizo “tal estimación de sus servicios a la corona que mandó colocar su retrato en el Salón de Despachos, entre los más ilustres personajes de América”.

Doblemente célebre por su rancio abolengo y por haber tenido el inmenso honor de haber sido el primer gobernador criollo de Buenos Aires. “Sus miras —dijo Arreguine— fueron siempre vastas y puras; sus intenciones, siempre honestas; su paso por el poder, que a tantos corrompe o marca, y que de tantos caracteres que parecen templados, hace sibaritas o mandones, sólo dio energía a su natural austero.”

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