SAN MARTÍN, PROPULSOR DE UNA MONARQUÍA? (30/11/1821)

Luego de la toma de la fortaleza de El Callao por parte de las fuerzas que comandaba el general SAN MARTÍN y que el almirante COCHRANE el 15 de setiembre de 1821 dispusiera la confiscación de los dineros del Tesoro peruano que habían sido trasladados en depósito a su flota, las relaciones entre el almirante y SAN MARTÍN llegaron a su máxima tensión y muy pronto SAN MARTÍN le ordenará que abandone Perú. Las Heras se siente de alguna manera responsable de lo sucedido y el 23 de setiembre, en carta privada, le pide a O’Higgins que acepte su renuncia como comandante interino del ejército de Chile.

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El descontento de algunos jefes del Ejército de los Andes, solidarizados con LAS HERAS, origina serios rumores, hasta el extremo de que el 15 de octubre, el coronel HERES, jefe del Regimiento “Numancia”, denuncia una confabulación contra SAN MARTÍN. Finalizadas las actuaciones sumariales que se ordenan, HERES es depuesto de su cargo, se ordena su partida hacia Guayaquil y el “Numancia” será agregado a las fuerzas colombianas, satisfaciéndose así, un pedido del general ANTONIO JOSÉ DE SUCRE.

La mano dura que impone SAN MARTÍN y los intereses particulares de algunos figurones de la política altoperuana, potencian el resentimiento de quienes no pueden satisfacer sus proyectos personales y las críticas a la gestión de SAN MARTÍN se agudizan. Es así, que el 20 de octubre, comienza a circular por las calles de Lima una hoja satírica llamada “La Palomita”, donde se hace referencia al “rey José”, denunciando supuestas ambiciones de poder atribuídas a SAN MARTÍN. El desagrado y la rebeldía aumenta, cuando el 26 de ese mismo mes, SAN MARTÍN lanza un empréstito forzoso de 150.000 pesos, que se suma a otro anterior de 50.000 pesos.

Con tanta presión e injustas acusaciones, SAN MARTÍN comienza a sentirse cansado y enfermo, según le dice a O’HIGGINS en una carta que le enviara el 18 de noviembre: “Tiraré hasta el punto que pueda, con el objeto de dejar establecida la marcha que esto debe seguir y separarme luego por algún tiempo, para no pensar en ningún asunto público.

Es entonces que, las disidencias, los resentimientos, las ambiciones personales, que constata a su alrededor, convencen cada día más a SAN MARTÍN, que el régimen republicano no es el más apropiado ni aceptable para los habitantes de la América española y el 30 de noviembre de 1821 le comunica a O’HIGGINS que le encomendará a GARCÍA DEL RÍO y DIEGO PAROISSIEN la misión de estudiar la posible instalación de una monarquía en estas tierras (ver Proyectos monárquicos). Poco después, SIMÓN BOLÍVAR será quien el 11 de diciembre, le encomendará a JOAQUÍN MOSQUERA una misión, que en síntesis era formar “una liga verdaderamente americana”. La idea independentista había prendido ya en todos esos territorios, incluso en Panamá, El Salvador y Costa Rica, países que ya a mediados de diciembre de 1821, envían delegados ante SAN MARTÍN y BOLÍVAR para tratar el tema.

El 24 de diciembre entonces, en acuerdo del Consejo de Estado, se autoriza la misión de GARCÍA DEL RÍO y PAROISSIEN para que negocien en Europa la coronación de un príncipe en Perú; los comisionados deberán también, buscar y lograr el apoyo de Chile y de las Provincias Unidas para este proyecto.

El 27 de diciembre de 1821, SAN MARTÍN convoca a una reunión de los pueblos peruanos en un Congreso Soberano que deberá reunirse en Lima el 1ª de mayo de 1822 para decidir sobre la forma de gobierno y la organización política y administrativa que los regirá.

Fuente: Crónica Argentina, Tomo II, página 286, Ed. Codex S.A., Buenos Aires, 1979.

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