PRIMERA TRANSFUSIÓN INDIRECTA DE SANGRE. OPINIONES

Los ensayos de transfundir sangre comienzan en realidad, antes de Jesucristo, cuando algunos “sanadores” egipcios la intentaron con el fin de curar la lepra de un monarca sirio. Y en esa era de leyenda, también Ovidio, Plinio y Celso, hacen larga referencia al que llamaban “prodigioso líquido vivificante”. Pero la transfusión sanguínea, ese fabuloso recurso que hace posible salvar miles de vidas, no había encontrado su camino a lo largo de siglos de investigaciones que proponían métodos cruentos e inseguros, que habían condenado a esa forma de terapéutica al fracaso más absoluto.

Luis Agote - EcuRed

Fue un médico argentino, porteño para más datos, nacido el 22 de setiembre de 1868, quien resolvió finalmente el problema. El doctor Luis Agote (imagen) descubrió el valor del citrato neutro de sodio, como agente anticoagulante eficaz e inofensivo, que eliminó definitivamente todos los obstáculos.

Para estudiar y crear su procedimiento, tuvo una influencia decisiva en su ánimo, el espectáculo mortificante y conmovedor de un niño hemofílico, vinculado a él por lazos familiares. Empeñado de lleno en la tarea de dar solución al problema, Agote se obstina, como primer paso, en buscar la manera de hacer que la sangre, sin perder sus propiedades esenciales, resulte incoagulable en presencia de alguna sustancia química que estuviera exenta, para el receptor, de los peligros de intoxicación que habían demostrado poseer los elementos anteriormente investigados.

En su búsqueda recordó que el citrato neutro de sodio, tiene la propiedad de impedir la coagulación de la albúmina del huevo y pensó, que siendo la sangre, un albuminoide, esa sal, debería comportarse en idéntica forma frente a ésta.

Comprobada suficientemente en forma experimental la inocuidad del citrato neutro de sodio, se decidió a hacer el ensayo en un ser humano. El 9 de noviembre de 1914, bajo la atenta vigilancia de Agote, su jefe y de los prestigiosos profesionales Juan A. Gabastón y Ricardo Finochietto, el Doctor Ernesto V. Merlo realizó  la primera transfusión indirecta de sangre estabilizada con citrato neutro de sodio en la historia de la medicina mundial. El paciente fue un afectado de tuberculosis pulmonar y “el resultado fue tan favorable, dice Luis Agote en la comunicación de su descubrimiento, que se tuvo desde ese instante, la firme convicción de que el problema estaba resuelto”.

Pasado el tiempo, las diferencias con las técnicas actuales son mínimas. El empleo del riñón artificial y de las bombas que actualmente se utilizan en cirugía cardiovascular, son otro ejemplo de la importancia de la sangre preparada a partir del descubrimiento de Luis Agote, que junto con el hallazgo de los grupos sanguíneos hecho por Landsteiner en 1911, deben ser considerados el aporte mundial más importante a este método de tratamiento (dixit Doctor Alfredo Pavlovsky, publicado en «100 hechos que hicieron la Argentina», editado por la Revista Gente y la Actualidad, Buenos Aires, 1975).

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