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LA GUERRA CIVIL ARGENTINA (1814/1893)
Las guerras civiles argentinas fueron una serie de enfrentamientos entre compatriotas ocurridos entre 1814 y 1893 en el actual territorio de la República Argentina, luego de que finalizara la “guerra de la Independencia.”
Si bien es cierto, como lo mencionan muchos autores, que las guerras civiles, en sus comienzos, fueron habitualmente producto de la ambición de los caudillos provinciales, ya que es posible que algunos de ellos hayan tenido la habilidad de enrolar a hombres y estados enteros a favor de sus intereses personales, es cierto también, que ese apoyo debe haber sido logrado porque los intereses de ese líder coincidía con el de todos (ver Los Caudillos).
Ya más tarde, casi todas las controversias surgidas entre los bandos en pugna, lo fueron por el rechazo a la preponderancia hegemónica en lo político y en lo económico de Buenos Aires por sobre las demás provincias. Luego fue la lucha para establecer el «liberalismo» o el «conservadorismo» como forma de gobierno, más tarde la adopción de un sistema que apoyara la apertura del comercio o el «proteccionismo» y finalmente las diferencias surgidas para definir los contenidos de la organización constitucional que debía encauzar nuestro futuro.
Es posible establecer como fecha inicial de estos sucesos, de 20 de enero de 1814, cuando el caudillo oriental JOSÉ GERVASIO DE ARTIGAS (imagen), abandonó con sus hombres el Sitio de Montevideo en desacuerdo con los términos del Armisticio que firma el gobierno de Buenos Aires con el virrey DE ELÍO, acordando el levantamiento del Sitio.
La rebeldía de ARTIGAS marcará el camino a otros territorios que integraban el virreinato del Río de la Plata y que luego del 25 de mayo de 1810, pasó a denominarse Provincias Unidas del Río de la Plata.
Dos ideas de gobierno comenzaron entonces a disputarse el poder: por un lado, los “unitarios”, que deseaban mantener el sistema centralista heredado de la administración colonial y defensores de la hegemonía política de Buenos Aires y por el otro, quienes pretendían imponer el “federalismo”, es decir un estado que respetara las autonomías provinciales
La Banda Oriental iniciando entonces este proceso, pronto fue seguida por las provincias de Entre Ríos, Misiones y Corrientes a las que les siguieron luego casi todas, lideradas por sus “caudillos”, hombres que, salvo algunas excepciones que buscaban satisfacer sus pretensiones personales de poder, en su mayoría eran hombres bien inspirados que interpretando los deseos de sus coprovincianos, buscaban lo mejor para ellos.
Fueron sesenta y seis años durante los cuales los federales José Artigas, Estanislao López, Manuel Dorrego, Facundo Quiroga, Juan Manuel de Rosas, Martín Miguel de Güemes, Manuel Oribe, Ricardo López Jordán (padre e hijo), Justo José de Urquiza (hasta 1851), Chacho Peñaloza, entre otros, se enfrentaron con los unitarios Juan María de Pueyrredón, Bernardino Rivadavia, Gregorio Aráoz de La, Madrid, Juan Galo de Lavalle, José María Paz, Justo José de Urquiza (desde 1851), Fructuoso Rivera, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento, Antonino Taboada, entre otros y más tarde, políticos y militares embarcados en proyectos antidemocráticos (ver Batallas y combates. Guerras civiles argentinas.)
En 1880 se decidió la federalización de la ciudad de Buenos Aires y se logró un acuerdo general en torno a la economía liberal y aperturista y a la organización federal de un gobierno, basado en la Constitución Argentina sancionada el 1º de mayo de 1853, pero siguieron los enfrentamientos, ahora con otra impronta.
Antecedentes
Cuando el 20 de enero de 1814, ARTIGAS abandonó el Sitio de Montevideo, se dirigió a la Villa de Belén, donde estableció su campamento en los potreros de Arenguá, Departamento Salto, en la Banda Oriental.
El Director Supremo GERVASIO ANTONIO DE POSADAS lo declaró entonces traidor y puso precio a su cabeza. En respuesta, ARTIGAS le declaró la guerra a Buenos Aires y el 20 de febrero de 1814, el comandante de la Villa del Paraná, teniente coronel EUSEBIO HEREÑÚ declara a la provincia de Entre Ríos escindida del gobierno de Santa Fe (del cual dependía) y reconoce a ARTIGAS como el “Protector de los Pueblos Libres”.
Decidido a impedir que se profundice la rebelión que estos actos amenazaban producir en el Litoral, POSADAS nombra al coronel prusiano barón EDUARDO KAUNITZ DE HOLMBERG para que se reúna con el coronel HILARIÓN DE LA QUINTANA en Entre Ríos, desbarate la insurrección y aprese al caudillo rebelde, para lo cual, “ofrecerá una recompensa de 6.000 pesos a quien lo entregue “vivo o muerto”.
Advertido del cruce del río Paraná, de las fuerzas enviadas por el Director Supremo, el Coronel FERNANDO ORTOGUÉS, cumpliendo órdenes de ARTIGAS, desde Paysandú, cruzó el río Uruguay y ocupó Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, luego de vencer a los efectivos de DE LA QUINTANA, mientras von HOLMBERG ocupaba la Villa del Paraná.
Comienzan los enfrentamientos armados
El 22 de febrero de 1814 las fuerzas comandadas por OTORGUÉS, HEREÑÚ y el Sargento Mayor JUAN LEÓN SOLÁ llegadas a proximidades del El Espinillo se enfrentan con las de von HOLMBERG y las derrotan completamente.
A consecuencia de esta victoria de los federales, el caudillo oriental pudo tener el control militar del oeste de la provincia de Entre Ríos, cuyo gobierno, el 23 de abril de 1814, declaró la independencia de los pueblos de Entre Ríos.
Antes que las cosas adquirieran una mayor dimensión, el Directorio inició negociaciones con ARTIGAS, enviándole delegados que aceptaron los planteos de los federales, pero que al ser rechazados por Buenos Aires, la ruptura de relaciones se hizo inevitable y así comenzó la guerra civil.
Cuatrocientos veinte enfrentamientos oficialmente registrados, hablan del encono, la intransigencia y en muchos casos, la crueldad que fueron las características de esta contienda que finalizará recién en 1880, cuando se decidió la federalización de la ciudad de Buenos Aires y se logró un acuerdo general en torno a la economía liberal y aperturista y a la organización federal de un gobierno, basado en la Constitución Argentina sancionada el 1º de mayo de 1853.
Pero no todo terminaría entonces. Siguieron haciéndose oir las voces de las armas, aunque ahora con otra impronta, hasta que, proféticamente, en una localidad (El Espinillo), con el mismo nombre de la que fue escenario del primer enfrentamiento armado entre ambas facciones, se libró la última batalla de la “guerra civil argentina”.