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MENCIA CALDERÓN DE SANABRIA (1514-1565?)
MENCIA CALDERÓN DE SANABRIA, La Adelantada, fue la primera mujer con protagonismo político en el Río de la Plata, comandando una expedición española a estas tierras.
Podría ser considerada como la madre española del área del Río de la Plata, ya que fue su llegada a Asunción, junto con las esposas españolas de los conquistadores, el comienzo del establecimiento (con leves excepciones) de familias blancas criollas, no mestizas así como también de la estabilización de la vida familiar española (ver Mujeres en la Historia Argentina).
Nació en Medellín, Badajoz (Provincia de Extremadura, España), probablemente en 1514/1515 (la imagen que acompaña a esta nota es un retrato pintado por un artista muy imaginativo que se ha dado por cierto sin fundamento, pues no existe ningún retrato oficial de este personaje).
En 1533? se caso con JUAN DE SANABRIA, uno de los oficiales de ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA, que fue nombrado para sucederlo a éste, como Tercer Adelantado al Río de la Plata. Muerto SANABRIA, sin haber podido hacerse cargo, el rey Carlos I, por medio de una Cédula real emitida el 12 de marzo de 1549, nombró como único heredero y sucesor de todos los títulos, derechos y responsabilidades de su padre, a su hijo mayor varón, DIEGO DE SANABRIA, un joven de 17 años, instándolo a fundar una población en Santa Catarina y otra en la entrada del río de la Plata (recordemos que la primera Buenos Aires, fundada por JUAN DE GARAY había sido despoblada por orden de IRALA, luego de ser atacada e incendiada por los aborígenes).
Se le ordenaba también mediante dicha Cédula, armar 6 barcos y llevar 80 hombres casados con sus mujeres, 20 doncellas casaderas y 250 solteros y solteras de cualquier edad, a América y se dejaba constancia de que todos los gastos derivados de la organización de la expedición, su equipamiento, aprovisionamiento y avituallamiento debían correr a cargo de la familia Sanabria (“todo a vuestra costa y misión, sin que en ningún tiempo seamos obligados a vos pagar ni satisfacerlos gastos que en ello hicieres” y entre las obligaciones que los Sanabria tenían que cumplir estaba”...
En 1550 MENCIA CALDERÓN, decidió acompañar a su hijastro en la tarea y abandonando Medellín, vendió todos sus bienes y se dirigió a Sevilla, junto a sus dos hijas. Allí participó activamente en la preparación de la expedición y pudo adquirir y aviar tres barcos, pero ante la falta de recursos para completar la expedición con los tres barcos que faltaban, según el compromiso formalizado con el rey, decidieron que DIEGO quedara en España gestionando la ayuda financiera que necesitaban y que MENCIA partiera enseguida hacia América.
Con la misión de “poblar las tierras” y tomando las riendas de tamaña responsabilidad, MENCIA CALDERÓN el 9 de abril de 1550 partió hacia el Río de la Plata y cumplió las funciones del cargo otorgado a su hijastro, haciéndose merecedora del titúlo de “la Adelantada. Iba embarcada en el patacho “San Miguel”, al mando del Tesorero Real JUAN DE SALAZAR y la acompañaban sus hijas.
Completaban su pequeña flota, donde viajaban 300 personas en total (247 hombres y 53 mujeres), la carabela “Asunción”, al mando de CRISTÓBAL DE SAAVEDRA y la nao “San Juan, piloteada por JUAN OVANDO (1), todos ellos bajo el mando del Piloto Mayor de la Expedición, JUAN SÁNCHEZ DE VIZCAYA, experimentado navegante que ya nueve años antes había tenido la misma responsabilidad en la expedición de ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA cuando vino a América como Segundo Adelantado.
El viaje. Seis años le demandó a doña MENCIA llegar a su destino, luego de haber sufrido innumerables vicicitudes: Duras hambrunas y feroces tormentas. Una de ellas los arrojó hacia las costas del África, donde fueron atacados por piratas y despojados de sus pertenencias; otra, ya casi llegando a destino, a fines de 1550, dispersó los barcos haciéndolos naufragar a lo largo de la costa brasileña (Los sobrevivientes lograron llegar a las costas de Santa Catalina (Brasil), ya, en territorio americano dominado por los portugueses.
Pero teniendo ya a la vista estas tierras, una tormenta dispersó los barcos y naufragaron a lo largo de la costa brasileña. Los sobrevivientes lograron llegar a la costa y permanecieron allí por largo tiempo, debido a la imposibilidad de conseguir ayuda para continuar su viaje.
Enfermedades y muertes, incluyendo la de una de las hijas de Doña Mencia, se ensañaron con los expedicionarios y en medio de todas esas desdichas, les llegó la noticia de que el hijastro de Doña MENCIA, DIEGO SANABRIA, había muerto ahogado fente a las costas de Brasil, donde había llegado para reunirse con ella. Si esperanzas entonces de que le llegara la ayuda que esperaban, decidieron continuar su camino por tierra y dirigidos por el capitán Hernando de Trejo, reiniciaron su viaje desde Santa Catalina.
Poco después, consiguieron construir una rudimentaria nave con la que esperaban llegar al Río de la Plata y de allí a Asunción, aunque antes se dirigieron al norte para establecer la villa de San Francisco, sobre la costa, y para buscar ayuda en la capitanía portuguesa de San Vicente.
Corría ya el año 1552, y tales planes se vieron todavía más entorpecidos, pues el gobernador los confinó durante largo tiempo, hasta que pudieron volver a San Francisco, la aldea fundada por ellos. Mencía, que con grandes esfuerzos, apenas podía sostener la moral de los viajeros, decidió dirigirse a Asunción a pie, guiada por un mestizo conocedor de la selva. Esta nueva etapa, les demando cinco meses de largas marchas y les significó crueles sufrimientos, pero finalmente, seis años después de su partida de España, en 1556, llegaron a destino, en diversos grupos, pues las viscicitudes del viaje los había dispersado y debieron tomar diversas rutas.
Pero no todo habían sido penurias, algunas bodas había tenido lugar en el transcurso del azaroso viaje, entre ellas, las de las dos hijas de Doña Mencia, quienes tempranamente se casaron con los oficiales comandantes de la pequeña flota y ambas jóvenes iban a ser tronco de destacadas familias:
Su hija mayor María Sanabria se casó con Hernando de Trejo, y la otra, Isabel Sanabria, lo hizo en Santa Cruz, con Juan Salazar y Espinosa, cuya hija también llamada Isabel y conocida como “Mencia”, se casó con Juan de Garay. La primera fue madre de quien fue luego Obispo de Tucumán y el fundador de la Universidad de Córdoba, Hernando de Trejo y Sanabria y la segunda lo fue de Hernandarias, primer gobernador criollo de la provincia del Río de la Plata.
Más tarde, algunos de los miembros de este grupo se trasladaron a Santa Cruz de la Sierra, en el límite oeste del Paraguay, pero la mayoría finalmente regresó al área del Río de la Plata. Así fue que finalmente, doña MENCIA CALDERÓN, la Adelantada, luego de haber recorrido 17.000 kilómetros, en octubre de 1555, llegó a Asunción con lo que quedaba de su expedición, sólo para encontrarse con que la Corona, ante la tardanza y la inseguridad que ofrecían los servicios de la familia SANABRIA, había nombrado Gobernador interino del Río de la Plata al Licenciado ALANIS DE PAZ.
Terminaban así, en una frustración total, los esfuerzos de esta valerosa mujer que durante seis largos años, embarcada o en tierra, supo llevar adelante una expedición que muchos hombres no se hubieran atrevido a realizar. El pueblo de Asunción así lo comprendió y la recibió con todos los honores, reconociéndola como “La Adelantada”, nombre con el que MENCIA CALDERÓN pasó a la Historia
(1). Otras fuentes dicen que los capitanes de esa naves fueron Espinosa y Hernando de Trejo.
Fuentes: “Doña Mencía la Adelantada, una obra de Josefina Cruz que rescata el breve relato que Doña Mencia escribió en 1564, acerca de las penurias sufridas en su viaje rumbo al Paraguay; “Ensayo biográfico de Mencia Calderón”, de Eloísa Gómez Lucena y https://iberoamericasocial.com/mencia-calderon/,