BALANCE DE UNA DÉCADA (1920/1930)

Desde un cierto punto de vista, la década que va desde 1920 hasta 1930, fue un respiro, ya que los años 20 transcurren calmos, entre dos crisis que debió padecer la República Argentina.

Las secuelas de la Primera Guerra Mundial que involucró directa o indirectamente a toda Europa y América, causando  fuertes fluctuación en la economía exterior, inflación, desocupación, huelgas y represión y el «Crack» del 29 después.

Desde 1922 ó 1923, coincidiendo con el cambio de presidente en la República Argentina, vienen la estabilidad y la bonanza, igual que en el resto del mundo. Hay prosperidad agropecuaria y un importante crecimiento industrial. Crece la construcción, y las ciudades se llenan de automóviles. Abundan los visitantes ilustres, desde el príncipe de Gales hasta la Mistinguett, a quienes se agasaja como es debido.

La Argentina está en el centro del mundo. Las vanguardias artísticas se afirman en “Martín Fierro” y en “Claridad”; la  pintura abstracta llega con Pettoruti y Xul Solar, y Ansermet hace conocer la música moderna.

Florece también la nueva cultura popular de masas, gracias a los discos y la radio:  Gardel y Luis Ángel Firpo  se convierten en ídolos populares. No es una década buena para el cine, pero el tango canción tiene un esplendoroso desarrollo, gracias a cantantes y poetas, o músicos como Julio de Caro.

Los Juegos Olímpicos de Amsterdam muestran que, en muchos rubros, el deporte argentino está en el nivel de los mejores. Cuando pelea Firpo o juega Boca Juniors se advierte que también son un espectáculo rentable.

Tras la calma, se avecina la tormenta. Antes del “crack” de Wall  Street en 1929, el derrumbe del optimismo económico trae la la “mishiadura” y asoman otros fantasmas.

La democratización, muy exitosa, trae la lucha facciosa  y la feroz división del radicalismo. El plebiscito de Yrigoyen augura revanchas que desbordarán los marcos democráticos. Por detrás de las instituciones republicana, los militares comienzan a emerger en el escenario público, convocados por quienes creen llegada “la hora de la espada”.

La década se cierra con una doble crisis, económica y política. De la primera se saldrá pronto, con dos novedades: el comienzo de la intervención estatal y los avances de la industria.

La crisis política se disimula; no hay un “nuevo orden”, pero tampoco se vuelve a la democracia. Bajo un régimen fraudulento, las instituciones van perdiendo legitimidad, mientras avanzan asociados, el Ejército y la Iglesia, que se declaran dueños de la Nación.

Tasas de crecimiento de población y mano de obra
Población:                              1900:  4,3     1929: 2,8
Mano de obra total                  1900:  4,4     1929: 2,2
Mano de obra en servicios:      1900:  4,8     1929: 2,4
Mano de obra en agricultura:    1900:  3,0     1929: 2,6
Mano de obra en ganadería:    1900:  5,8     1929: 1,7

Los datos reflejan el impacto de la guerra: cae sobre todo la inversión y se detiene el flujo inmigratorio. Para quienes exportaban (terratenientes y casas comerciales), los peores años fueron los de la inmediata posguerra.

Para todos, la recuperación recién empieza hacia 1923: son “los dorados años 20”. Pero el mundo ha cambiado: Los Estados Unidos tiene una presencia creciente, por lo que vende y por lo que invierte. Lo que compra sigue siendo poco y la Argentina debe empezar a acostumbrarse a vender en Inglaterra y a comprar en Estados Unidos.

Poco a poco, vuelve la inmigración y la sociedad crece, pero más sosegadamente que antes de la guerra: las tasas de incremento de población y mano de obra son menores, con excepción del sector rural, que sigue siendo la base de la vida económica

Fuente. “Argentina Siglo XX”. Luis Alberto Romero,

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