PRIMER MATADERO Y CARNICERÍA EN BUENOS AIRES (06/07/1602)

El vecino MARTÍN DE ÁVILA instala en Buenos Aires el primer matadero y carnicería que funcionó con autorización del Cabildo.

Aunque parezca mentira, en un país donde el ganado abundaba y miles de animales sin dueño recorrían los campos, recién en julio de 1602, comienza la historia del primer matadero y carnicería que se establecieron en la ciudad de Buenos Aires.

La provisión de carne era un problema de difícil solución en tiempos de la Colonia. La matanza de ganado cimarrón estaba autorizada para ciertas congregaciones religiosas, pero no para la provisión de la población en general. Además, las matanzas se practicaban especialmente para obtener el sebo y el cuero y la carne se desperdiciaba casi por completo.

El primero en proponer una solución al problema del abastecimiento de carne a los pobladores de Buenos Aires, fue el vecino MARTÍN DE ÁVILA, quien el 6 de julio de 1602, se presentó ante el Cabildo con un plan para abastecer de carne a toda la ciudad.

Prometía entregarla dos veces por semana y aseguraba que sería de “buena calidad, limpia y bien acondicionada”. Para eso estableció un matadero en la esquina de las actuales calles Defensa y Venezuela, en una casa que había pertenecido a ANA RODRÍGUEZ y que su propietaria donó a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario en 1602.

El matadero comenzó a funcionar efectivamente en Julio de 1065, tres años después de la donación y Ávila se comprometió a alzar las tapias del corral que fueran derribadas por su ganado.

Vendía la carne a un real el kilo, un precio considerado muy ventajoso para los pobladores de entonces. Durante un tiempo el matadero abasteció las necesidades de la ciudad, pero es seguro que cinco años después ya no existía y que don Martín había abandonado su negocio.

Las crónicas indican que para entonces el público se presentó ante el Cabildo reclamando por la falta de carne. El Cabildo comenzó a estudiar la posibilidad de abrir carnicerías a su cargo para atender las necesidades de la gente. Y de allí en mas, con el paso del tiempo se llegó al actual sistema de expendio (ver Primeros comercios porteños).

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