LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS EN 1812

Los sucesos militares y políticos ocurridos en aquellos años luego de la Revolución de Mayo, con constantes acciones bélicas, dieron relevancia a un territorio que anteriormente era poco nombrado: la región conocida como Entre Ríos, que algunos llaman «el continente entrerriano».

Flanqueada por los grandes ríos Uruguay y Paraná, esta comarca tiene características muy particulares. Parte de su territorio está surcado por cuchillas o pequeñas lomas, semejantes a las de la campaña de la Banda Oriental y pueden computarse por millares los ríos y arroyos que lo bañan.

Montes espesos y praderas con abundante pasto se suceden alternativamente en esa vasta extensión, escasamente poblada en aquella época. No había indios: las campañas militares de 1749/50 exterminaron a los pocos descendientes de charrúas que aún vagaban por allí.

Recién en 1782 empezó a realizarse el asentamiento de familias españolas y criollas sobre las márgenes del Paraná y el Uruguay: zona ésta que siempre dependió de Buenos Aires, en tanto que los afincados sobre el Paraná mantuvieron una relación política y administrativa con Santa Fe.

En realidad, dos familias santafesinas, los VERA MUGICA y los LARRAMENDI, eran propietarias de 2.000 leguas cuadradas de campos entrerrianos, ubicados en esta última franja.

El problema de la propiedad rural era, acaso, el más grave de Entre Ríos, pues existían grandes extensiones fiscales en algunas de las cuales trabajaban pobladores locales que carecían de títulos.

Al mismo tiempo, los funcionarios reales otorgaban campos en propiedad a vecinos de Buenos Aires que jamás estuvieron en sus propiedades pero cuyos derechos no dejaban de aparejar zozobras a quienes realmente las explotaban.

Además, la carencia de una jurisdicción precisa, la inexistencia de ciudades «sólo funcionaban como centros urbanos las localidades de Arroyo de la China, Gualeguaychú y de  La Bajada.

Las depredaciones cometidas por los marinos españoles instalados en de Montevideo y la influencia de Artigas, que instaló a sus seguidores a orillas del Ayuí en territorio entrerriano, en ocasión del ya famoso éxodo, confluyeron para crear permanentes motivos de inquietud en los habitantes de la zona.

Pero producida la revolución de 1810 y la constitución de la Primera Junta de Gobierno, las cosas empezaron a cambiar. Estos hechos fueron entusiastamente acogidos en Entre Ríos y MANUEL BELGRANO elogió la ayuda que se le prestó a la expedición que atravesó parte del territorio en su marcha hacia Paraguay.

Y aunque durante algunos meses fines de 1810 a mediados de 1811, la zona costera del río Uruguay fue ocupada por los marinos españoles acantonados en Montevideo, una acción decidida de BARTOLOMÉ ZAPATA al frente de milicianos pudo lograr la evacuación de ese territorio.

En noviembre de 1812 el Triunvirato designó comandante general de Entre Ríos al coronel ELIAS GALVÁN, cuya mayor preocupación fue atender al permanente peligro de la presencia contrarrevolucionaria de Montevideo.

En esta tarea fue secundado por los generales GREGORIO SAMANIEGO y RICARDO LÓPEZ JORDÁN, así como por la adhesión del pueblo a la causa revolucionaria. Ya en esa época se vislumbraba un gran futuro para la provincia: su feraz territorio, su benigno clima v la privilegiada ubicación que le permite una salida rápida v barata de su producción a través de las vías fluviales que limitan su extensión prometen, un proceso de rápida expansión.

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