CISNEROS Y EL TRUQUIFLOR (1810)

El virrey Cisneros recibe a los delegados del pueblo que le reclaman su renuncia, jugando al «truquiflor».  La histórica entrevista que tuvo lugar, según la memoria de MARTÍN RODRÍGUEZ, el 20 de mayo de 1810, para exigirle al virrey Cisneros su abdicación y la convocatoria a Cabildo Abierto, fue inmortalizada por el escultor alemán GUSTAVO EBERLEIN en la estatua de Castelli.

En ella se ve, sobre el pedestal, un bajo relieve que representa una paráfrasis de la escena descripta por Martín Rodríguez. CASTELLI, de civil, y RODRÍGUEZ, de militar, se presentan ante el virrey, que está sentado a la mesa de juego. Un sirviente de gran uniforme trae una bandeja con licores.

En la sala brilla una araña entre elegantes cortinados. Ahora nosotros retenemos el detalle pintoresco de que el virrey entretuviera sus ratos de ocio jugando a las cartas.

La «malilla» o el «truquiflor» (que era un antepasado del truco), fue una de las grandes distracciones de la época colonial. Desde la casa de gobierno hasta las más humildes pulperías, todo el Virreinato se dedicaba a despuntar el vicio de la baraja.

Así, la escena solemne del pedido de abdicación tiene como fondo una mesa con un mazo desparramado mostrando sus oros y sus copas, sus bastos y sus espadas.

Pero en la escultura, el virrey no aparece jugando a las cartas sino al ajedrez. El escultor (o sus inspiradores) no se atrevieron a poner a Cisneros orejeando un mazo de barajas, y las sustituyeron por un juego, al parecer, más noble y más digno del encumbrado representante del rey de España (ver Juegos y juguetes de antes en el Río de la Plata).

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