BATALLA DE BACACAY (13/02/1827)

En la Batalla de Bacacay, librada durante la guerra con Brasil.. el coronel JUAN GALO DE LAVALLE, vence a efectivos imperiales al mando de general BENTOS MANUEL RIBEIRO (ver la guerra de Argentina con Brasil).

El general LAVALLE, a la cabeza del Regimiento de Coraceros y de los afamados Colorados de las Conchas, que mandaba el coronel VIDELA, ambos integrantes de las fuerzas que comandadas por el general CARLOS MARÍA DE ALVEAR,   entraron en territorio brasileño por Río Grande y  llegado a las márgenes del río Bacacay, derrotaron  a una columna del ejército imperial compuesta por dos mil doscientos hombres que marchaba a las órdenes del general BENTO MANUEL RIVEIRO. Este triunfo fue luego asegurado por Lucio N. Mansilla en el  combate del Ombú.

A pesar de las instrucciones recibidas del marqués de Barbacena, de mantenerse sobre el flanco derecho del enemigo para observar sus movimientos sin perder el contacto con él, RIVEIRO decidió obrar según su criterio, ganándole el frente a su adversario, pues calculaba que en tal forma cumpliría mejor y más rápidamente su misión, bloqueando los movimientos de su enemigo.

El 13 de febrero RIVEIRO con la Primera Brigada ligera, se encontraba sobre el río Bacacay ((Vaccacahy), al norte de San Gabriel en contacto con las fuerzas adelantadas del adversario, cuyo grueso se hallaba en las inmediaciones de San Gabriel, protegidas sus espaldas en el sur, por las tropas del general LAVALLEJA.

Cubrían las avanzadas republicanas sobre el Bacacay, el coronel LAVALLE, con el Regimiento Nº4 de Caballería, cuyos puestos adelantados fueron atacados en la misma mañana  del 13 de febrero por una partida brasileña de 70 hombres al mando del Teniente MARCELINO FERREIRA DE AMARAL. Juzgando LAVALLE  que era toda la Brigada la que había caído sobre los puestos, acudió en su apoyo con el Regimiento completo obligando a la fuga desordenada del enemigo hasta que logró unirse a la gruesa reserva dispuesta que estaba al mando del mayor GÓMEZ LISBOA, quien nada pudo hacer para revertir la situación y se vio obligado a abandonar el campo de batalla.

Bacacay fue quizás una victoria sin importancia, pero fue un claro alerta de la aptitud y decisión de los efectivos patriotas para mantener la iniciativa en el sector, haciendo que a partir de allí, los imperialistas tuvieran ben cuidado de incursionar sin los debidos recaudos.

 

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